Capítulo 68 - Atrapada inesperada

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La hora de lanzar el ramo había llegado.

Las invitadas habían comenzado a amontonarse en el jardín, mientras que Gakushū estaba frente a ellas de espalda, en sus manos el ramo que estaba a la espera de ser conseguido por alguna mujer que esperaba ser la siguiente en casarse.

Las mujeres ansiosas por atrapar su amuleto del amor.

Ya estando la mayor parte de las mujeres –entre ellas Haruka y Saya–, Gakushū dio unos pasos más hacía el frente, sólo para tomar una distancia considerable.

— ¿Están listas? — Preguntó, sólo por querer hacerla de emoción.

— ¡Sí! — Respondieron algunas mujeres al unísono, con sus manos listas para atrapar el ramo.

— Bien... Uno... dos... ¡tres! —.

El ramo fue lanzado, las mujeres levantando sus manos en busca de conseguir el preciado objeto, algunas incluso saltando para intentar atraparlo, sin embargo, el ramo paso de largo, y siguió con su trayectoria con calma.

El lugar se quedó en silencio por un tiempo, mientras que las miradas buscaban el ramo, encontrándose con cierta pareja que se encontraba con una mirada de sorpresa.

El ramo accidentalmente había caído en las manos de uno de ellos, incluso cuando ambos habían querido tomar distancia de donde fue lanzado el ramo para evitar conseguirlo, estando casi cerca de la salida.

Al parecer, el destino siempre tenía sus propios planes.

Soltó un silbido divertido — Vaya sorpresa — Karma soltó con un tono juguetón.

— Y eso que no tenían intención alguna de atrapar el ramo — Satoshi le murmuró a Sakakibara, que estaba parado a su lado, también observando a la pareja.

— Ahora ya no hay manera de que se escapen de esto — Sakakibara sonrió mientras metía sus manos a los bolsillos de su pantalón.

Las risas no tardaron en aparecer por la extraña situación, mientras que las mejillas de la pareja comenzaban a tornarse de color rojizo por la vergüenza.

— Quién lo diría... Seiryu y Hito, y según ellos, no tenían intenciones de casarse — Sonrió con leve burla.

— Era de esperarse — Karma se encogió de hombros, sonriendo — ¿Cuánto a que planean su boda para el siguiente año? — Observó al castaño con desafío.

— Ya hablaste, 10 dólares y sin devoluciones. Yo voy a que será este año — Chocaron sus puños, su manera de dar por aceptada la apuesta — ¿Vamos con ellos? — Cuestionó, observando nuevamente a la pareja que ahora se encontraba rodeada por otros invitados.

— Nah, déjalos que hablen primero — Respondió.

— Oigan, chicos — Satoshi se acercó nuevamente a ellos, sus manos en los bolsillos de su chaqueta — ¿Quieren ir por unos tragos antes de los juegos? —.

— Claro, no hace mal un poco de alcohol antes de jugar — Sakakibara respondió — ¿Vamos, Karma? —.

— Claro, en este momento me estoy muriendo por algo de alcohol, sólo he podido tomar una copa vino hasta el momento — Karma respondió con una sonrisa, yendo con sus amigos a la barra de bebidas, mientras que Gakushū, Haruka y Saya fueron a hablar con Seiryu y Hito, que apenas salían de su bochorno.

— Gakushū no te dejado tomar nada más, ¿verdad? — Satoshi sonrió con burla mientras se sentaba en un asiento, pidiendo una Margarita.

— Supongo que aún desconfía luego de lo que pasó en la fiesta de cumpleaños de Hito — Sakakibara rió levemente, él pidiendo un Aperol Spritz.

— En mi defensa, ustedes jamás me dijeron que no era cerveza pura — Karma miró a otro lado, riendo segundos después — Sólo tiene miedo a que lo vuelva a dejar en silla de ruedas — Pensó divertido, para después pedir un Mai Tai — Además, soy perfectamente capaz de soportar otras bebidas —.

— Sí tú lo dices — Satoshi soltó juguetón.

— Eres el que menos debería hablar, Satoshi. ¿O te recuerdo lo que hiciste en la fiesta de cumpleaños de Ren el año pasado? — Karma sonrió, mostrando sus colmillos.

— ¡Karma, malo! ¡No me recuerdes eso! — Satoshi se cruzó de brazos, mirando a otro lado, sin embargo, segundos después comenzó a reír — Hablando de eso, en general, ¿quién tendría la peor resistencia al alcohol? — Cuestionó con curiosidad.

— Hito sin duda — Karma y Sakakibara respondieron al unísono.

— Es al que menos le conviene tomar, aún recuerdo la vez que con sólo dos botellas de cerveza terminó en el techo de la casa de Haruka. Sigo sin saber cómo demonios llegó ahí — Karma sonrió divertido.

— Ah, que recuerdos. De ahí supongo que le sigue Haruka, aunque ella dejó de tomar luego de que pasó por su primera resaca — Sakakibara agregó.

— Luego Violett, Seiryu, tú Satoshi, Saya, luego yo, y supongo que de último tú, Ren —.

— Felicidades, Seiryu — Gakushū felicitó a la pelinegra –ahora con algunos reflejos rosados–, sonriendo levemente — Y también a ti, Hito. Espero que sean felices juntos —.

— Felicidades, Seiryu y Hito, esperaré con ansias su boda — Esta vez, fue Saya quien habló, codeando juguetonamente a Seiryu en busca de molestarla un poco — Pediré ser la madrina, de mí no se salvan — Sonrió divertida.

— Felicidades — Haruka sonrió.

— Ya basta, chicas — Seiryu sujetó con fuerza el ramo de rosas, mientras que Hito sólo miraba a otro lado por la vergüenza.

Gakushū rió suavemente.

— A practicar para usar esos tacones en tu boda, créeme... no es nada fácil llevarlos puestos — Sonrió apenado — Menos cuando en tu vida has usado unos antes —.

— Algo más para mí martirio — Seiryu dramatizó.

Gakushū, Haruka y Saya rieron, mirando a la pareja con una sonrisa divertida.

— Oigan, ¿y saben dónde están los demás chicos? — Hito los miró con duda, buscando a los demás con la mirada por todo el jardín, sin encontrar a ninguno.

— Seguramente en la barra de bebidas — Saya respondió.

— Ay, no — Gakushū puso su mano contra su rostro.

— Vamos, Gakushū–kun, sabes que Karma es el más tolerante al alcohol después de Ren, no creo que se ponga ebrio por algunas tragos nada más — Haruka sonrió levemente mientras le daba unas palmadas al hombro a Gakushū.

— Sí, lo sé... — Suspiró.

— Bien, y ya que están allá, ¿qué tal sí también vamos por unas bebidas? — Saya sonrió mientras tomaba a Seiryu de sus hombros — ¿Qué les parece? —.

Intercambiaron miradas.

— Hm, supongo que estaría bien — Hito se encogió de hombros.

— Tomar un poco no hace daño — Seiryu sonrió ligeramente mientras tomaba a Hito de uno de sus brazos.

— ¡Vamos! —.

Amor en la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora