Capítulo 51 - Éramos como ustedes

36 7 0
                                    

Mitsui tomó suavemente las manos de su hijo, llevándolo a la cama, donde ambos se sentaron. Mitsui lista para hablar con su hijo, las típicas pláticas de los padres.

— Dime algo, ¿en verdad lo amas? — Cuestionó, mirándolo directamente a los ojos.

Gakushū no respondió al segundo, se tomó su tiempo para procesar la pregunta, y cuestionarse lo que su madre quería lograr con aquello.

La conocía tan bien, que sabía que cualquier cosa podría significar algo.

Amar... ¿cómo podría tomarlo él?

Sí se basara en el diccionario, sería [amar algo] o [quererse entre sí]. Sí tomara aquel significado, su respuesta sería un SI sin pensarlo dos veces.

¿Pero en serio era así de sencillo?

No lo creía, algo que estuviera ligado a los sentimientos y emociones no podría ser tan sencillo como eso.

Los recuerdos con Karma comenzaron a llenar su mente, tantos buenos como malos momentos. Desde la primera vez que se vieron, cuando se conocieron, cuando tuvieron su primera discusión, su primera rivalidad, su primera cita, su primer beso.

¿Podría llegar a describir algo así?

Desde que su corazón comenzó a latir de manera desenfocada, cuando sus sentimientos fueron cegados por el orgullo y la venganza, hasta cuando hizo las pases consigo mismo.

Amar... ¿cómo podría definirlo?

Quererse entre sí, eso era más que claro, era lo principal, pero había mucho más allá que sólo eso.

Perdonar.

Superarse a sí mismos.

Apoyarse.

Quedarse en las buenas y las malas.

Superar sus temores juntos.

Aceptar el pasado del otro.

Aceptarse tal y como eran.

Ellos hicieron todo eso, y todavía más. Exploraron juntos el significado de hacer el amor, de amarse a sí mismos como a sus contrarios, aprendieron que el pasado no podía definirlos completamente.

Y sí iban hasta lo [último], era que ambos querían seguir aprendiendo del mundo... juntos.

Sí, sí lo amaba.

— Si, en verdad lo amo — Respondió con seguridad, su mirada mostrando una determinación que muy pocas veces tenía y que a veces carecia.

Estaba hablando en serio, y su madre lo sabía.

— Sé que puede sonar apresurado decirlo, incluso se podría pensar que es sólo algo del momento, pero estoy seguro de lo que siento por él —.

— Cariño, no tienes que preocuparte por nada. Aunque la gente vea lo suyo como algo efímero, sí sus corazones saben lo que sienten por el otro, les aseguro que el destino hará que terminen juntos — Sonrió dulcemente.

Observó el rostro de su hijo con cariño, su cabello anaranjado y sus brillantes ojos violeta.

La representación de ella y su esposo.

— ¿Sabés, hijo?, ustedes me recuerdan a tu padre y a mí — Confesó con una suave sonrisa, su mirada de nostalgia y alegría al recordar su propio pasado.

— ¿A ti y a mi padre?, ¿por qué? — Cuestionó con curiosidad.

— Nosotros también nos conocimos cuando éramos adolescentes. Nos hicimos pareja al entrar en la preparatoria, todos, incluso tus abuelos, decían que sólo era por la lujuria, pero nosotros nos encargamos de mostrarles lo contrario — Acarició su cabello.

— ¿De verdad? —.

— Claro, en ese tiempo, tu padre estaba pasando por una faceta de rebeldía, que no fue del agrado de mis padres. Me hubiera encantado que lo hubieras visto, mis padres lo echaron de la casa antes de que se presentara — Río ligeramente.

Gakushū también rió, aunque le era difícil pensar que de verdad su padre haya tenido una faceta de rebeldía.

— Incluso con su actitud arrogante, fuí capaz de enamorarme de él, y él de mí. A fin de cuentas, más allá de la lujuria que pudo haber, sabíamos mejor que nadie que queríamos estar juntos —.

— Vaya, es la primera vez que me hablas sobre cómo fue su relación — Mencionó con una sonrisa.

— Bueno, ahora ya sabes cómo fue. Y tú, Gakushū, eres la prueba de ese amor — Envolvió sus brazos en el cuerpo de Gakushū, atrayéndolo en un abrazo.

Gakushū soltó una pequeña risa, correspondiendo el abrazo.

Sí era sincero, la pequeña charla con su madre le había ayudado a aclarar mejor sus pensamientos, y a quitarse algunas de las inseguridades con respecto a su relación que tenía con Karma.

— Bueno, tengo que ir a ver a tu padre. Disfruta de las galletas — Comentó, separándose del abrazo.

Se levantó de la cama, caminando en dirección a la puerta, sin embargo, al abrirla, miró por una última vez a su hijo.

— Y una cosa más, no olvides traer a tu pretendiente, ya quiero conocer a la persona que robó el corazón de mi hijo — Soltó un guiño juguetón, terminando por salir de la habitación.

Un ligero sonrojo apareció en el rostro del adolescente, pero ya se encontraba más relajado. Tal vez cuando Karma y él tuvieran tiempo, lo invitaría a la casa para presentarle finalmente a su madre.

~ • ~

Al cerrarse la puerta, la sonrisa de Mitsui se desvaneció.

Caminó en silencio por los pasillos de la casa, llegando a la oficina de su esposo. No se molestó en tocar la puerta y simplemente ingresó.

Gakuhō se encontraba sentado en su escritorio, sus brazos apoyados sobre la mesa y sus manos sujetando su cabeza, su posición era para evitar que su mujer viera su rostro, más lo que estaba sucediendo era más que claro.

El líquido cayendo sobre la mesa era más que claro.

— Querido... —.

Caminó detrás de la silla de su marido, pasando sus manos suavemente por sus hombros, rodeando con sus brazos el cuerpo tembloroso de su esposo, que ahora parecía más pequeño ante ella.

— Tranquilo, cariño. Todo estará bien — Dijo en un susurró tranquilizador.

— Ikeda... —.

~ • ~

— Amor, ¿puedo pasar? — Preguntó con voz suave, no sabía sí su marido estaba dormido en ese momento, o sí estaría ocupado, pero necesitaba verlo.

Sabía que algo andaba mal.

— Pasa, cariño —.

La puerta se abrió lentamente, dando paso a la silueta de una mujer, una de cabello negro y una hermosa mirada ámbar.

La mujer observó primero sus alrededores, observando las botellas de licor fuerte tiradas en una de las esquinas de la habitación. Por eso había tanto silencio. Cuando su esposo tomaba, no hacía el más mínimo ruido.

Caminó hacia su marido, que se encontraba sentado en el escritorio, la mesa llena de papeles y formularios sin llenar.

— Deberías descansar ya, estar despierto a estás horas de la noche sólo te hace más daño —.

El hombre de cabello castaño no le respondió, simplemente se recostó en el respaldo de la silla, sintiendo la tensión en todo su cuerpo, y como el alcohol no lo dejaba pensar con claridad.

— Querido, ¿acaso ocurre algo? — Cuestionó con preocupación, se colocó detrás de su esposo, dándole un masaje en sus hombros para restar un poco de lantension de su cuerpo.

— Yako... —.

.
.
.
.
.

Díganme lo que quiera, me dolió escribir aunque sea unos párrafos sobre Gakuhō y el hecho de que probablemente todavía no hubiera aceptado el suicidio de Ikeda.

Amor en la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora