Capítulo 48 - Recordando el pasado

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El lugar se encontraba en un cómodo silencio, el tiempo avanzando de manera lenta, la ciudad a la lejanía tan viva como siempre, con nuestra querida pareja principal disfrutando de la vista, mientras compartían un extenso abrazo.

Está vez... ya no estaban solos.

— ¿Cómo conoces este lugar, Cariño? — Gakushū cuestionó con intriga, acostando suavemente su cabeza en el hombro derecho del pelirrojo.

— Es una larga historia — Respondió de manera tranquila, un poco evasivo, mirando a la ciudad con una sonrisa de nostalgia, y una mirada melancólica que delataba su estado real en torno a la situación.

Bellos momentos, pueden hacer que recuerdos del pasado se aviven más.

Gakushū separó lentamente su cabeza, colocando sus manos en los hombros de su pareja, una mirada comprensiva con un toque de empatía apareció en su rostro.

Un humano que se compadeció de un gatito herido.

— Bueno... me gustaría escuchar esa historia, sí es que no te molesta, claro — Mencionó, acariciando delicadamente su mejilla y mostrando una sonrisa de ternura.

Karma le regresó la sonrisa de igual manera, más sin embargo, estuvo en silencio por un momento, dejando por un momento que el frío invadiera su cuerpo nuevamente, y dispersando momentáneamente el calor que Gakushū le transmitía.

Se estaba haciendo daño, lo sabía... pero a fin de cuentas él mismo se consideraba un masoquista.

Un poco de dolor no hacía daño, ¿verdad?

— Karma... —.

— Conocí este lugar hace años... cuando los primeros días en el orfanato de habían vuelto mi peor pesadilla — Confesó melancólico, sus manos aferrándose más a Gakushū.

— ¿Quieres... contar más? —.

— No lo soportaba... tan sólo unos días atrás mi madre me abandonó y mi padre fue asesinado... me alejaron de los únicos que... eran capaces de mantenerme cuerdo y evitar que cometiera algo similar a lo de Yako... yo... sólo quería dejar de existir —.

Karma bajó la mirada, tratando de retener las lágrimas.

A pesar de que dejó de culparse, eso jamás fue un impedimento para no sufrir por ello.

— Todo era tan agobiante... las preguntas de lo que había pasado me perseguían, preguntaban cosas que ni siquiera yo sabía cómo responder, necesitaba un refugio para huir de mi realidad, al menos por un momento... fueron Nozomi, Toya y Saiko quienes pudieron traerme ese descanso, al menos por un día —.

Posó sus manos sobre el barandal, soltando un suspiro de nostalgia, su mirada cansada mientras se apoyaba, mirando a la ciudad que se encontraba a la lejanía.

— Ese día... ellos tres junto con Hideki, Daiki y Sora, que en ese entonces ellos tenían 12 y 13 años, llegaron al orfanato. Realmente desconozco cómo fue que llegaron a ingresar sin ser vistos por la seguridad, pero lograron sacarme de ese lugar... Ellos decían que tenían una sorpresa para mí — Sonrió ladeando la cabeza.

— ¿Cuántos años tenías en ese momento? — Gakushū le cuestionó, colocando sus manos por los hombros del pelirrojo, bajando lentamente hasta acomodar su cabeza sobre su hombro.

Según su memoria, la edad del pelirrojo no estaba especificada en el diario.

— Hm, como unos ocho años aproximadamente, apenas los había cumplido hace unos días... su sorpresa para mí, fue traerme a este lugar —.

Soltó una breve risa, pensar que era el más joven de todos en el pequeño grupo que se había formado en busca de la comprensión de personas que pasaron o vivían una experiencia similar a la suya.

Amor en la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora