Capítulo 72 - Final de la fiesta

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La pasión disminuía en la habitación.

Karma se encontraba ajustando la chaqueta de su traje, mientras que Gakushū se veía frente al espejo de cuerpo completo, acomodando la falda del vestido y acomodando otros pequeños detalles. No quería revelar nada de lo ocurrido.

El menor se acercó a su pareja, abrazándolo por la espalda mientras apoyaba su cabeza sobre su hombro.

— ¿Ya estás listo, querido? — Karma cuestionó, observando con una sonrisa el reflejo de Gakushū en el espejo, viendo como terminara por acomodar su cabello.

— S–Sí — Respondió, con sus labios formando una pequeña sonrisa, mirando a los ojos al pelirrojo por medio del reflejo — Ya hay que regresar a la fiesta, no quiero que alguien sospeche algo, y conociendo a Saya, ella será la primera que lo hará —.

Rió al escucharlo — Sí, seguramente sería ella — Lo abrazó con más fuerza — Vamos entonces, Violett — Dejó un beso en su mejilla antes de separarse.

Gakushū asintió con una sonrisa, juntándose más con Karma y aferrándose a uno de sus brazos, recostando suavemente su cabeza sobre el hombro del pelirrojo. No negaría que le gustaba estar en esa posición.

Le daba más seguridad.

De esa forma, los dos salieron de la habitación, recorriendo los pasillos de la mansión hasta regresa al exterior, donde los invitados aún se encontraban jugando los juegos que habían organizado para el entretenimiento.

Algunos niños se encontraban corriendo por el lugar, los adolescentes mayormente estaban sentados en sus sillas, metidos en su teléfono móvil.

— ¿Te parece sí vamos a la barra? — Sonrió mientras veía a Gakushū, con ojos esperanzados.

No tenía un problema con el alcohol, sólo le gustaba.

Quizás un poco más.

— Karma, ¿no crees que ya tomaste lo suficiente? — Entrecerró sus ojos, mirándolo fijamente — Bien, sólo un poco más de alcohol y ya — Y al final, no podía resistirse a los ojos de cachorro que el pelirrojo siempre le hacía para conseguir lo que quería.

En algún lado tenía que anotar que esos ojos eran peligrosos.

~ • ~

— Hey, Satoshi... ¿podemos hablar? —.

Aprovechando que Saya y Haruka estaban bailando en la pista, y que Karma y Gakushū estaban desaparecidos de la fiesta, quería al menos poder hablar un momento a solas con el de ojos azules, que parecía haber estado evitándolo luego del "incidente" con la liga.

El mayor simplemente parecía que no quería decir algo.

Algo que ya sospechaba.

— Hm, Ren... sabes que no quiero hablar por el momento — Satoshi acomodó sus lentes, dando un pequeño sorbo a su Martini.

— Sé que no quieres hablar, pero... yo quiero hacerlo — Tomó a Satoshi de su muñeca, evitando que se fuera — En serio, sólo... déjame decirte que me gustas —.

Satoshi tosió un poco, dejando el vaso de cristal en la mesa, y mirando al castaño con notoria sorpresa.

¿En serio... escuchó las palabras que tanto quería?

— ¿Qué dijiste? —.

— Como oíste, me gustas, Satoshi. Te quise desde que estuvimos en la universidad — Su voz sonó un poco más seria, soltándolo de la muñeca — Sólo te quería decir eso, está bien sí ya no quieres hablar o necesitas un tiempo —.

Satoshi se quedó en silencio, observando como el castaño se daba la vuelta.

Mordió suavemente su labio, tratando de suprimir cualquier impulso de ir, sin embargo, terminó por acercarse rápidamente y tomándolo del hombro.

— También me gustas —.

~ • ~

La noche se había pasado tranquila. Algunos niños ya se encontraban durmiendo en dos sillas detrás de las meses, adolescentes en sus propios rincones, o algunos sorprendentemente despiertos y bailando en la pista, y la mayor parte de los adultos ya ebrios y otros retirándose del lugar.

— Ya llegó la hora, ¿no creen? — Saya se colgó de los hombros de Karma, sonriendo divertida.

El sonrojo en sus mejillas ya les daba señal a algunos.

— ¿Tú qué dices, Gakushū? — Karma miró a su pareja, que en aquel momento se encontraba hablando con Sakakibara y Satoshi. Los dos últimos ya pareciendo que el alcohol se había adueñado de ellos en algún momento de la fiesta.

— Sí, por favor. Ya no soporto estos tacones — Gakushū respondió, quizás dramatizando sus palabras.

— Bien, bien. Haruka, ¿nos harías el favor? —.

— Claro, denme un momento — La castaña sonrió alegremente, retirándose para buscar a algunos de los organizadores y fotógrafos contratados.

La fiesta ya estaba llegando a su fin, y por supuesto, las risas y anécdotas no habían faltado.

Un cierre para una nueva etapa en su vida.

— ¿Estás lista, mi querida prometida? — Últimamente a Karma le había tomado un gusto dirigirse al mayor con algunos términos femeninos, al menos por ese día.

— Más que listo, cariño — Sonrió genuinamente, mirándolo con cariño y un hermoso brillo en sus ojos.

Los gritos de alegría no tardaron en escucharse en el jardín, las personas poco a poco se iban alejando, dejando un pasillo libre, mientras que los niños que aún se encontraba despiertos, algunos adolescentes y los adultos prendían bengalas.

Los organizadores del evento encendiendo los fuegos artificiales.

La mirada de Gakushū se iluminó al instante, llevando sus manos a su abdomen mientras veía maravillado el entorno que estaba frente a él.

La conmoción y la nostalgia se mezclaban en una sola.

Sin embargo, lo que el mayor no esperaba, era que Karma lo cargara al estilo princesa, fue de manera instintiva el hecho de entrelazar sus brazos por el cuello del pelirrojo.

— Karma... —.

— Es hora de irnos, mi querido Gakushū — Karma sonrió con ternura, dejando un beso en su mejilla.

Gakushū sonrió alegremente, acurrucándose en los brazos de su marido mientras salían del jardín donde la fiesta se había hecho. Aún no podía creer lo lejos que habían llegado, cómo fue que ese odio y rivalidad se había convertido en una hermosa relación que había avanzado hasta su matrimonio.

Todo por una venganza...

Una venganza que lo había hecho abrir los ojos.

Pero que también, lo ayudó a encontrar al amor de su vida.

Amor en la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora