Capítulo 74 - Una mañana de sorpresas

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Los rayos del Sol de la mañana se colaban por las aberturas que las cortinas de los grandes ventanales dejaban, llegando a los ojos de cierto adulto de cabellos rojizos

— Hm... —.

Karma movió su cabeza a un lado, para poder evitar que los rayos de luz le dieran directamente a los ojos. Frunció levemente el ceño, abriendo sus ojos luego de unos segundos en silencio, estirando sus brazos para poder destensar sus músculos.

Bostezó mientras dirigía su mirada al lado de él, visualizando a su esposo dormido, acurrucado contra él y con una sábana cubriéndole por debajo de sus hombros.

Demasiado tierno... me recuerda a un pequeño conejo — Pensó con una suave sonrisa, comenzando a acariciar su cabello — Es hora de despertar, amor mío — Susurró en su oído, dejando un beso en su frente para después volver a separarse.

Gakushū se removió, abriendo sus ojos lentamente. Llevó su mirada hacía la de su pareja, que tenía una sonrisa en su rostro. Le correspondió la sonrisa, acercándose un poco más.

— Buenos días, cariño — Saludó con una suave sonrisa, apoyando sus manos sobre el colchón, para después acurrucarse en el abdomen de su marido — ¿Cómo dormiste, querido? — Cuestionó mientras cerraba sus ojos.

— Excelente, ¿y qué hay de ti? — Cuestionó mientras lo abrazaba por su cintura.

— Increíble, Karma — Respondió sonriente, abriendo sus ojos y mirándolo con ojos enamorados — Aún no puedo creer que en serio estamos casados — Suspiró tranquilamente, colocando sus manos sobre su abdomen.

Rió suavemente — Pues ya lo estamos, oficialmente ya puedo llamarte mi linda esposa — Sonrió juguetón, dejando besos sobre sus mejillas — Y hablando de ello, te tengo una buena noticia sobre nuestra luna de miel —.

— ¿Ah, sí?, ¿cuál es, cariño? — Cuestionó con curiosidad, mirándolo a los ojos.

— ¿Qué pensarías... sí te dijera que pasaremos nuestra luna de miel en las Islas Malvinas, en Kuramathi? — Sonrió mientras pasaba sus manos a la espalda de Gakushū, esperando con ansias su respuesta — Un pequeño pajarito me ha contado que siempre quisiste visitar ese lugar años atrás —.

— ¿D–De verdad? — Los ojos de Gakushū brillaron, con con emoción como desconcierto.

— Claro que sí, Violett. Sus playas son hermosas en esta época del año, además, no nos haría mal alejarnos de la ciudad y disfrutar de la naturaleza que Kuramathi puede ofrecemos, ¿no crees? — Dejó un beso en su frente.

— Sería genial — Sonrió con cariño — Entonces esperaré visitar esas playas con ansias — Mencionó mientras se acomodaba mejor sobre el cuerpo de su pareja.

Karma sonrió alegremente, acercándose y besando a Gakushū en los labios. Gakushū correspondió el beso con el mismo sentimiento, posando sus manos sobre los hombros de Karma, mientras que éste lo sujetaba por sus caderas.

El pelirrojo comenzó a acariciar la espalda de Gakushū, bajando lentamente la sábana hasta dejarla por su cintura.

— Te amo, Gakushū — Soltó con voz cariñosa.

— También te amo, Karma — Respondió, volviendo a acurrucarse en el abdomen de Karma — Me gusta estar así contigo — Murmuró en voz baja, disfrutando del ambiente en la habitación.

Los momentos de calma con su pareja eran los mejores.

— También a mí — Dejó un último beso en los labios de su pareja, comenzando a acariciar su cabello mientras que Gakushū cerraba sus ojos.

Se quedaron en silencio por unos minutos, simplemente disfrutando de su tiempo juntos. La respiración de Gakushū comenzó a volverse más suave y tranquila, su expresión de calma era una clara señal para Karma que su pareja quería regresar nuevamente a ese mundo de sueños, lejos de la mañana del día.

Rió ligeramente, acariciando la mejilla de Gakushū.

Le daba bastante ternura la forma en la que Gakushū se comportaba, le recordaba a un pequeño gatito que quería volver a dormir, a pesar de ya haber dormido medio día.

— Sí quieres, duerme un poco más. Aún es algo temprano, ¿no crees? —.

— De acuerdo, cariño — Gakushū no se había detenido a pensar en su respuesta, rápidamente aceptando la oportunidad de poder dormir un poco más.

Y pensar que años atrás tenía que suplicarle que durmiera un poco más... ahora parce más un gato que quiere dormir media vida — Pensó, recordando esas fechas donde el mayor incluso se levantaba en la madrugada, queriendo empezar con su día, como sí cuatro horas fueran suficientes para seguir estable.

Un escalofrío recorrió su espalda al recordar aquello.

Siguió acariciando el cabello y la espalda de Gakushū, besando su frente y luego sus mejillas, terminando con un beso en sus labios.

— De verdad te amo, Gakushū — Sonrió suavemente.

Las cosas habían salido mejor de lo que había planeado semanas antes, y ahora ya no había nada que cambiar en ese momento, nada de ese sentimiento de desconformidad. Ahora sólo quedaban una que otra cosa pendiente, y ya todo estaría bien.

Pronto finalmente tendrían esa vida que siempre quisieron.

Como cada uno había llegado a soñar.

~ • ~

— Prueba está —.

Y ahí estaban, aún en la habitación del hotel, con Gakushū peleando a diestra y siniestra con su ropa, en busca de alguna camisa que mínimo, pudiera cubrir una parte de su cuello, donde eran notorias las marcas de mordidas y chupetones.

— Hm, no lo sé — Murmuró mientras tomaba la nueva camisa, abrochando los botones.

Se observó en el espejo, las marcas no eran tan visibles, pero algunas seguían estando a la vista. Karma no se había molestado en ser discreto en lo más mínimo.

— ¿Sabes?, me gusta más esa, el violeta te queda excelente — Abrazó a su pareja por su espalda — Algunas marcas no cambiarán nada, sigues siendo igual de lindo y presentable — Besó su mejilla, disfrutando de los sonrojos de su pareja.

— C–Calla... — Murmuró.

— No te escuché quejarte ayer~ — Canturreó divertido.

Gakushū simplemente miró a otro lado, acomodando la camisa, y también ajustando el cinturón de su pantalón blanco.

— Demasiado lindo — Dejó un último beso en su mejilla, antes de alejarse para cambiarse también, había estado prestando más atención a la ropa de su pareja que a la propia — ¿Negro y rojo?, ¿blanco y rojo?, ¿marrón y rojo?, ¿qué dices? —.

— Hm... blanco y rojo — Respondió, viendo los conjuntos de su pareja.

— A juego, ¿eh? — Lo miró con una sonrisa.

— Nada de eso, simplemente te queda bien — Se cruzó de brazos, apartando la mirada.

— Sí tú lo dices... —.

Amor en la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora