𝒀𝒐 𝑻𝒆 𝑨𝒎𝒐 𝒂 𝑻𝒊 | 𝑳𝒆𝒘𝒂𝒏𝒅𝒐𝒘𝒔𝒌𝒊 𝒙 𝑮𝒂𝒗𝒊

𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝒖𝒏𝒐

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Capítulo uno: Un Pequeño Cambio.

Si el fútbol no fuera su pasión, no sacaria ni una sola parte de su cuerpo fuera de la cama a tan tempranas horas del día un lunes en invierno. Mientras continuaba tapado con las colchas hasta la cara, se preguntaba, ¿a quién se le ocurrió la grandiosa idea de hacerlos entrenar tan temprano? Si no fuera porque estaba enamorado del número 9 del Barcelona, no se levantaria de donde estaba de tan buen humor con ese clima.

De pronto abrió los ojos y se sentó en la cama en completo silencio, con un rostro pensativo, dejando su comodidad de lado para revisar la hora en su celular, el cual estaba apoyado en la mesa de luz. Sospechaba que había pasado demasiado tiempo desde la última vez que sonó la alarma de su celular y quería verificar la hora, ya que había perdido la noción del tiempo luego de vario rato pensando.

Un vistazo fue suficiente para arrebatarle el frío y el sueño de un golpe, levantándose al instante de la cama sin quejarse de que sus pies habían tocado el helado piso.

Sería un largo día.

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Si hay algo en el mundo que al joven de 18 años le gustaba, era jugar partidos. Los partidos más importantes lo llenaban de adrenalina, provocaban que su corazón se llenara por completo y que latiera con fuerza, tanto que a veces podía asegurar que podía escucharlo por más que haya ruido a su alrededor. En esos momentos, estaba él solo junto a la pelota, sin importarle nada más que solo jugar y ganar, llevar a su equipo a la victoria en cada encuentro.

Los entrenamientos llegaban a aburrirlo. No había esa emoción que tanto lo llenaba, pero con el tiempo se fue dando cuenta que se sentía de esa manera cuando tenía a su compañero cerca.

—Robert...— murmuró mientras lo veía calentar en la cancha de entrenamiento.

Si su corazón tuvieras piernas, estaba completamente seguro de que ya hubiera corrido hacia el hombre de sus sueños. Aquel hombre polaco, unos tantos años mayor que él, quien hacía a su corazón saltar en su pecho, quien hacía temblar sus piernas, a quien miraba con un brillo especial en sus ojos y lo tenía embobado con su voz.

El hombre que se había convertido en parte importante de su vida sin saberlo.

Suspiró, tomando su bolso deportivo con fuerza cuando sus sentimientos comenzaron a alborotarse de solo imaginarlo un poco más cerca de él, de poder sentir su olor, poder tocar su cuerpo, su cabello, de mirarlo a los ojos y...

Si no fuera porque el polaco alzó la mirada para verlo, se hubiera quedado petrificado en ese lugar, simplemente admirándolo.

Lewandowski conseguía sentir una mirada sobre él y no iba a perder el tiempo en buscarla. No estaba equivocado al pensar que era el adolescente español, a quien siempre atrapaba mirándolo. Quizás otras personas lo mirarían raro luego de tantas veces sucediendo lo mismo, pero para él no. A cambio de molestarse, simplemente le regalaba una sonrisa y lo llamaba con la mano para que entrara a la cancha y se acercara a él.

Lo vió dejar sus cosas y correr despacio hacia él. Lo siguió con la mirada, sabiendo que se repetiría el mismo saludo de todos los días.

—Buen día, Lewy— lo escuchó decir sin esperar a que le devolviera el saludo, continuando su paso hasta su mejor amigo, Pedri.