𝒀𝒐 𝑻𝒆 𝑨𝒎𝒐 𝒂 𝑻𝒊 | 𝑳𝒆𝒘𝒂𝒏𝒅𝒐𝒘𝒔𝒌𝒊 𝒙 𝑮𝒂𝒗𝒊

𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝒄𝒖𝒂𝒓𝒆𝒏𝒕𝒂 𝒚 𝒖𝒏𝒐

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Capítulo cuarenta y uno: Camiseta.

Gavi tenía a sus pies el balón que podía dar al tercer gol de la noche y afirmar su victoria contra Elche. Adoraba la sensación que tenía cuando su equipo anotaba un gol, lo hacía adicto y con ganas de mucho más. Salía a jugar con sed de triunfo, dispuesto a dejar su alma en el campo de juego solo para luego obtener esa recompenza, el saber que habían ganado.

Eso era una de las cosas que más le gustaba, tener el gusto de ganar. Pateó a su lado al ver al número 9, confiando en que sabía como manejarlo, viéndolo anotar ese gol que él tanto deseaba. Lo vió darse la vuelta y acercarse, contento, tomándole la mano ligeramente y correr mientras festejaban, acercándose a celebrar también Koundé, Ansu y Ferran, provocando que soltara su mano para saludar a sus compañeros de equipo.

Estaba parado frente a él, podía sentir su fuerte olor dominante debido a la adrenalina que recorría su cuerpo luego de su segundo gol. Dió unos pasos hacia el más alto, sus manos se apoyaron en su abdomen, llamando su atención al subir una de sus manos a su pecho y luego llevarla a su nuca, clavándole un beso en el cuello.

Se separó jadeante y se apartó del grupo, caminando para continuar el partido sin perder más tiempo.

El equipo salió ganando 4 a 0, asegurando su primer lugar en la tabla de La Liga. Mientras caminaban hacia el vestuario, aceleró sus pasos hacia su pareja, tomaba pequeñas bocanadas de aire. Esa visión que tenía de él, como sus pasos y su postura tan dominante lo hacían sentir pequeño apesar de saber que esa actitud que estaba teniendo en ese momento no era su verdadero comportamiento, que en realidad era un hombre amable y tranquilo. Su mano lentamente tocó su muñeca para llamar su atención, lográndolo.

—¿Qué pasa, Gavi?— acarició su cabello, llevando toda su atención al pelicastaño.

—Yo... quería saber si podía quedarme con tu camiseta— con un tono bajo, casi susurrando, pero Robert consiguió escucharlo, soltando una sonrisa.

—Vale, pero primero debería lavarla— entró al vestuario siendo seguido por el castellano.

—No es necesario, yo puedo hacerlo— el polaco arqueó una ceja, mirándolo para confirmar que estaba hablando en serio y, por lo que podía observar, Pablo no estaba bromeando.

—¿Estás seguro?— se sacó la camiseta, para luego notar como la atención de Pablo bajó a la prenda que ahora tenía en sus manos.

Interesado en saber que es lo que veía en ella, la miró con mayor atención, notando que solo estaba un poco mojada y sucia, nada de otro mundo. Miró el rostro del más joven, movía su nariz con sus mejillas levemente coloradas.

—Entiendo, si la quieres para eso— se la acercó y esperó que la tomara.

Reaccionó luego de unos minutos, alzó su mirada para encontrarse con los ojos celestes junto a una cálida risa.

—No, no, no, no es para eso— negó con las manos, sintiendo sus mejillas arder mientras más pensaba en lo que creía que Robert se refería—. Me gustaría guardar algo tuyo, es solo eso.

—No tengo ningún problema en que hagas lo que quieras con ella, ahora es tuya— rió nuevamente, viéndolo arrebatarle la camiseta de las manos con mucha vergüenza.

Se sentó para quitarse las botas y las medias, Gavi aún se mantenía parado a su lado.

—¿No vas a cambiarte?— bajó su mirada a él, sin decir ninguna palabra—. Trae tus cosas y siéntate aquí conmigo.