𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝒄𝒖𝒂𝒓𝒆𝒏𝒕𝒂 𝒚 𝒅𝒐𝒔

897 113 92
                                    

~...♥︎...~

Capítulo cuarenta y dos: Salir.

Otro día estaba finalizando, la noche estaba presente en España y en la casa del sevillano estaban preparando la mesa para cenar.

—¿Y Pablo?— preguntó el padre del jugador a su esposa, la cual estaba cortando las papas en la cocina.

—Salió— respondió sin muchas vueltas.

—¿Otra vez?, ¿otra vez está saliendo sin decir nada?

—No te preocupes, yo le he dado permiso.

—Pero no se despide de mí, ¿al menos sabes con quién está y por qué tan tarde?— la mujer detuvo sus movimientos para mirarlo, llamando su atención—. ¿Qué?

—Ya le he dicho que te diga las cosas— murmuró por lo bajo—. Debió salir con su pareja.

—¿Pablo está saliendo con alguien?— preguntó desconcertado—. ¿Hace cuánto?, ¿por qué recién me estoy enterando?

—No lo sé, deberías hablar con él. Yo tampoco lo sabía hasta hace un tiempo y no he querido preguntarle nada.

—¿Eso significa que en este momento no sabes dónde está ni con quién?

—Él ya tiene la edad para cuidarse solo. Yo solo... no quiero meterme en su vida sin su permiso. Estoy esperando a que él nos lo cuente por su cuenta.

—Bien, pero eso no significa irse sin despedirse de nosotros. Hablaré con él.

Y a la hora de sentarse en la mesa, llegó el menor de la casa, pasando de largo a lavarse las manos y luego regresó para saludar a sus padres.

Esas fueron sus únicas palabras durante la cena. Su padre lo veía por pequeños momentos, comiendo tranquilo, con sus mejillas rosas, sentía un olor a perfume másculino.

~...♥︎...~

A la mañana siguiente se vistió para ir a su entrenamiento, bajó y se sentó a comer su desayuno. Su padre se sentó frente a él, esperando tener alguna conversación.

—Hoy voy a llevarte yo al entrenamiento, ¿de acuerdo?— avisó. Sin esperar a que su hijo respondiera, se levantó y finalizó—. Dile a Pedro que no se preocupe.

No podía reprochar, ni nada. Se limitó a asentir con la cabeza, sin entender a qué se debía su compañia. Creía que todo estaba bien, que no debía preocuparse porque siempre iba acompañado, pero ahora quería ir él, ¿por qué?

Subió al auto en silencio, dejando su bolso en sus pies. Miraba por la ventana, moviendo sus piernas lentamente.

Al llegar, se despidió de su padre y salió del vehículo, sin perder el tiempo se cambió y subió a entrenar, juntándose con su grupo.

Por otro lado, su padre estacionó el vehículo y bajó para encontrarse con el entrenador del equipo, hablando un poco hasta llegar al campo. Se sentó en una banca, viendo al grupo hablar y hacer una entrada de calor. Seguía con la mirada a su hijo, observando a cada compañero que se le acercaba a hablarle. Quizás era una mala idea meterse en la vida de su hijo sin su permiso, pero quería saber con quién pasaba el tiempo, conocer a sus amigos.

Lo vió trotar un poco apartado, pero al terminar su ejercicio se acercó a hablar con sus compañeros. Reía con los comentarios de Araujo y lo siguió para continuar charlando mientras entrenaban.

Al finalizar el entrenamiento, los chicos iban bajando al vestuario. En eso se bajó para estar cerca de ellos, sintiendo un olor que reconoció al instante, el que llevaba su hijo la noche anterior.

𝒀𝒐 𝑻𝒆 𝑨𝒎𝒐 𝒂 𝑻𝒊 | 𝑳𝒆𝒘𝒂𝒏𝒅𝒐𝒘𝒔𝒌𝒊 𝒙 𝑮𝒂𝒗𝒊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora