𝒀𝒐 𝑻𝒆 𝑨𝒎𝒐 𝒂 𝑻𝒊 | 𝑳𝒆𝒘𝒂𝒏𝒅𝒐𝒘𝒔𝒌𝒊 𝒙 𝑮𝒂𝒗𝒊

𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝒄𝒖𝒂𝒓𝒆𝒏𝒕𝒂 𝒚 𝒕𝒓𝒆𝒔

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Capítulo cuarenta y tres: Aprender.

Era una mañana despejada en Barcelona, la luz del Sol atravesaba las cortinas blancas de la habitación, dándole claridad al espacio. La primavera se hacía presente en España, las hojas volvían a tomar su color, un verde brillante. Las flores volvían a salir, pintando colores en los árboles, dándole a las calles más vida. Los pajaritos salían a cantar otra vez y jugaban en el aire. No pensaba levantarse temprano ese día, pero el movimiento que había arriba en la cama interrumpía su sueño.

Sus ojos cerrados, llevó su mano a su boca, tapando su bostezo y luego tapó sus ojos con su antebrazo, intentando regresar a su sueño al sentir que los movimientos habían cesado.

Nuevamente sintió otro movimiento, unas manos subiendo desde sus muslos hasta su abdomen lo despertaron por completo, abriendo sus ojos y mirando hacia abajo, viendo un gran bulto bajo las sabanas.

Metió su mano por debajo de la sabana, sintiendo el ambiente caluroso. Sus dedos tocaron unos labios humedos, separados para dejar escapar el aire caliente que guardaba en su interior. Luego, se deslizaron hasta la ardiente mejilla, sacando su mano al sentir que se movía. Vió al joven sevillano salir debajo de las sabanas, con las mejillas rojas y su cabello desordenado, respirando agitado.

—¿Estás despierto?— se limitó a reir, cerrando sus ojos nuevamente.

Se sentó sobre su abdomen, apoyando sus manos sobre su pecho.

—Lewy...— lo llamó al ver que volvía a dormirse—. Robert... Lewan... Lewy... amor, despierta.

Sintió como besaba todo su rostro, como se movía lentamente sobre su entrepierna. Nuevamente abrió los ojos para mirarlo mientras soltaba un jadeo provocado por la presión que hacía con su trasero.

—¿Sabes que día es hoy?— detuvo sus movimientos para mirarlo, esperando su respuesta.

—¿Sábado?

—Sábado 13— completó su respuesta—. Hoy se cumplen tres meses desde que hemos comenzado nuestra relación.

—Lo sé— tomó sus mejillas y besó sus labios—. Qué rápido pasa el tiempo, ¿verdad?

—Sí, no lo puedo creer— sus manos apoyadas sobre la cama, no intentaba ocultar su enorme sonrisa. La felicidad desbordaba de su cuerpo—. Es lindo estar contigo.

—Me hace feliz saber que estás bien conmigo— jadeó nuevamente al sentir como se movía arriba suyo y en un fugaz movimiento, intercambio las posiciones.

Lo tenía acostado en la cama, capturando sus muñecas. Las mejillas del pelicastaño estaban rosas y una sonrisa atrevida se apareció en su rostro.

—Te quiero— declaró Gavi primero, con un tono suave y sincero, mirando aquellos ojos celestes que estaban clavados en él—. Te quiero mucho, Lewy.

No solían decirse muchas cosas debido a que pasaban demasiado tiempo concentrados en otras cosas, en tratarse como simples amigos en público, pero ese día fue diferente. Aquellas palabras habían salido de su interior con tanta sinceridad, era un sentimiento que no pudo controlar. Robert lo tomó con gusto, le gustaba oir esas palabras por parte del castellano, que sea el primero en decirlas.

—Yo también te quiero, Gavi— se acercó a besarlo nuevamente, moviendo sus labios sobre los suyos.

Gruñó levemente sobre la boca ajena al sentir la rodilla del pelicastaño contra su entrepierna, apretando un poco aquel sector. Se alejó un poco para mirarlo mejor a la cara.