𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝒔𝒆𝒔𝒆𝒏𝒕𝒂 𝒚 𝒏𝒖𝒆𝒗𝒆

446 64 20
                                    

~...♥︎...~

Capítulo sesenta y nueve: Pensar en Tí.

Przepraszam, Robert (Disculpa, Robert)— el secretario le acercó una carta.

El joven polaco de 16 años lo miró a la cara y luego a la carta, para finalmente tomarla. Salió del lugar y entró al vehículo, con la mirada cristalina, dejando su bolso en el piso, cerca de sus pies.

—Co się stało, synu, co powiedzieli? (¿Qué pasó, hijo, qué te dijeron?)— preguntó su madre, viendo como apoyaba la espalda en el respaldo de la silla.

—Nie chcieli przedłużyć mojego kontraktu, mamo (No quisieron renovar mi contrato, mamá)— tapó su rostro con las manos, sin poder aguantar las lágrimas—. To przez moją kontuzję, już mi nie ufają... moja kariera dobiegła końca (Es por mi lesión, ya no confían en mí.... mi carrera está acabada)

—Nie mów tak, synu (No digas eso, hijo)— tomó su mano y la acarició—. Nie możemy się teraz nad tym rozwodzić, musisz walczyć o swoje marzenia. Musimy coś zrobić (No podemos pensar en ello ahora, tienes que luchar por tus sueños. Tenemos que hacer algo).

La mujer arrancó el vehículo y comenzó a conducir hacia la casa. Robert miraba por la ventana, veía los árboles, el recorrido hasta su destino. Ese era el peor día de su vida, aún tenía un profundo dolor por el saber del fallecimiento de su padre, ahora su carrera se estaba destruyendo a pedazos.

Su madre tomó su mano y la apoyó en su mejilla, tenía tanta confianza en él. Ella quería verlo feliz.

~...♥︎...~

El móvil de Gavi vibraba sobre la mesa, él estaba sentado en el sofá, su mirada en la pared blanca, estaba haciendo frío, estaba cubierto con una manta. Sus amigos y compañeros le mandaban mensajes para saber de su estado, pero él solo podía pensar en una sola cosa y es que ya habían pasado más de dos semanas y por su cabeza pasaban las palabras del doctor, el tiempo que le habían dado ya se había agotado y él aún se encontraba en ese estado.

Se levantó del sofá y se sentó en la cama, apoyando su cabeza en el pecho, escuchando sus tranquilos latidos. Aún estaba ahí, en algún lado él permanecía con vida, sus órganos aún estaban luchando por mantenerse activos.

—¿Puedes escucharme?— le preguntó al oído, esperó una respuesta, pero solo hubo un silencio—. Aún estás aquí, ¿eso significa que despertarás?

Sus dedos se deslizaron por su mejilla, lo miraba desde su pecho.

—No puedes dejarme aquí— su voz se hizo pequeña—. Tus hijas preguntan por tí.

Su labio inferior tembló, de su boca solo salía aire frío.

—Dijiste que ibas a esperarme para que cuando sea más grande, tengamos hijos, ¿no? No puedes romper tu promesa— se acercó un poco más y ocultó su rostro en su cuello, asegurándose de no lastimarlo—. Lo nuestro no puede quedar así.

Besó su cuello, subiendo a su rostro para frotarse.

—¿Vas a dejarme solo?— lo miró a la cara—. Responde. Te necesito, amor, por favor... despierta...

Su móvil comenzó a vibrar constantemente y él solo pudo quedarse en silencio. Por más que no podía aceptarlo, no iba a obtener alguna respuesta. Lo tomó y atendió el llamado al notar que era tan insistente.

Gavi, por fin has respondido— escuchó la voz de su entrenador, Xavi—. ¿Cómo has estado?

—No muy bien...

𝒀𝒐 𝑻𝒆 𝑨𝒎𝒐 𝒂 𝑻𝒊 | 𝑳𝒆𝒘𝒂𝒏𝒅𝒐𝒘𝒔𝒌𝒊 𝒙 𝑮𝒂𝒗𝒊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora