𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝒔𝒆𝒔𝒆𝒏𝒕𝒂 𝒚 𝒖𝒏𝒐

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Capítulo sesenta y uno: Febrero.

Febrero, los últimos meses habían pasado en tan solo un abrir y cerrar de ojos. Robert preparaba el desayuno como normalmente lo hacía, después de terminar abrió el refrigerador y sacó el jugo de naranja para servirlo en un vaso de vídrio. Pablo, ya vestido con un buzo crema y unos jeans negros para salir, bajó las escaleras corriendo y saltó sobre él.

—¡Feliz aniversario!— tomó su rostro con sus manos y besó su boca.

—Feliz aniversario, amor— respondió palmeando su espalda baja. Gavi bajó de sus brazos y agarró una tostada con huevo revuelto.

—Llevamos un año, no puedo creerlo—  Robert le dió el vaso y el sevillano le dió un trago.

—Y estoy feliz de que estés conmigo— lo abrazó y besó su cabeza.

Lo vió desayunar, para que al finalizar, salir de la casa y subir al vehículo para dar un corto viaje desde su casa hasta una playa, apesar de estar en invierno, el día estaba soleado, el cielo libre de cualquier nube que cubriera el Sol, quien brindaba un poco de su calor. Sentados sobre la arena, en un cómodo y tranquilo silencio, escuchando el suave ruido del mar moverse.

—Me gusta la playa ahora que estoy contigo— Pablo quitó la mirada del infinito mar y la llevó al polaco, quien copió su acción.

—¿Sí?— Robert sonrió.

—Sí. Jamás había visto la verdadera belleza de esto y ahora que me la mostraste, entiendo la razón de que te guste venir aquí.

—Oh— se acercó un poco más a su cuerpo, apoyando la cabeza en su brazo.

—Cambiaste muchas cosas de mi vida— levantó la mirada, prestándole atención—. Cambiaste mi mirada.

Se quedó petríficado, sintiendo que si se movía de su lugar, iba a interrumpirlo. Quería escuchar lo que tenía para decirle.

—Jamás había pensado en estar aquí algún día— continuó—. No sabía iba a encontrarte.

—¿Alguna vez pensaste que íbamos a estar tanto tiempo juntos?— escapó la pregunta de sus labios. Robert bajó su mirada, chocó con la suya. Deslizó su mano por su mandíbula.

—Era lo que esperaba cuando ya no podía negar lo que sentía por tí— soltó su rostro y hundió su mano en la arena—. Tenía miedo de estar enamorado de tí, ni siquiera podía imaginarme hablando contigo. Pensaba que tú preferirías estar con alguien acorde a tu edad.

Rió por lo bajo y regresó su mirada al extenso mar.

—Tuve que darme un tiempo para poder pensar bien en lo que estaba haciendo, porque no quería malinterpretar nada de lo que estaba sucediendo. Cuando ocurrió lo del vestuario la primera vez, me preocupé, creí que a lo mejor había arruinado el fino lazo que habíamos armado con lo poco que hablamos, no quería que arruinaramos nuestra relación en el campo, pero a veces cuando lo pienso, me doy cuenta que te dejé sin ninguna justificación y eso era mucho peor que lo que hicimos. Yo solo quería estar seguro.

Jugaba con la arena, moviéndola con su mano, pasándola entre sus dedos.

—No sé si sentiste lo mismo que yo, esa sensación de necesitar al otro cerca. Yo te necesitaba, era la primera vez que perdía el control de mi cuerpo y llamaba a alguien para tener relaciones, aunque al final, siempre esperaba a que te quedaras conmigo después de hacerlo, que durmieras conmigo y que despertaras a mi lado, que conozcas a mis hijas y nuestra casa.

𝒀𝒐 𝑻𝒆 𝑨𝒎𝒐 𝒂 𝑻𝒊 | 𝑳𝒆𝒘𝒂𝒏𝒅𝒐𝒘𝒔𝒌𝒊 𝒙 𝑮𝒂𝒗𝒊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora