𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝒕𝒓𝒆𝒊𝒏𝒕𝒂 𝒚 𝒏𝒖𝒆𝒗𝒆

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Capítulo treinta y nueve: Me Gustaría.

La luz del Sol entraba por la ventana, un nuevo día había iniciado. La mano del polaco acariciaba los claros cabellos del español mientras lo veía dormir, su rostro relajado era una obra de arte. Su mano bajó lentamente a su mejilla, tocándola con la yema de sus dedos. Su piel suave como una pluma, sus labios levemente separados, le causaba ternura. Se acercó poco a poco a su mejilla y la besó, para luego rozarla con cuidado y pasar su nariz por su hombro para sentir su olor impregnado en él.

Sonreía inconscientemente, llevando sus manos a su cintura para poder abrazarlo intentando no despertarlo. Se levantó y salió de la habitación luego de asearse, dando silenciosos pasos hasta la habitación de sus hijas, echándole un rápido vistazo, dormían profundamente.

Con más calma caminó por la casa hasta la cocina, donde comenzó a preparar el desayuno. El canto de los pajaros acompañaba la tranquila mañana, mientras él se mantenía hundido en sus pensamientos, con su mirada en la preparación de la comida.

—¿Necesitas ayuda?— levantó la cabeza, el joven español se acercaba lentamente mientras bostezaba.

—Por el momento, no— regresó su mirada a la mezcla—. ¿No estás cansado?

—Eso debería preguntarte yo a tí— apoyó la espalda contra la mesada, a su lado.

—¿A mí?— rió por lo bajo—. No estoy cansado.

Lo escuchó reir divertido y luego se abrazó a su brazo. Lo miró nuevamente, poco a poco dejaba su brazo para abrazarlo por la cintura, pegando su mejilla contra su pecho.

—Ten cuidado con el fuego, Gavi— le advirtió como si fuera un niño pequeño. Ahora su mirada estaba sobre el panqueque que estaba volteando.

—No pasará nada— lo tranquilizó separándose del abrazo—. ¿Tú me ves como un hijo más?

—Claro que no, sería extraño— respondió mirándolo con una ceja arqueada—. Eres mi pareja y solo te cuido.

—Tu pareja...— rió nervioso, observando como apagaba el fuego y dejaba las cosas a un lado.

Tomó sus manos y lo paró frente a él.

—Me gusta que me digas así, que soy tuyo— la palma de sus manos se pegaron a su pecho—. Como lo hiciste anoche.

—Gavi— le llamó la atención al oir sus palabras, pero solo lo vió sonreír sin miedo.

—Me gusta cuando eres rudo conmigo— sus manos bajaron hasta su abdomen y bajó el tono de su voz—. Me gustó como me hiciste sentir cuando te viniste dentro mío.

—Gavi, no digas eso— lo llamó por segunda vez.

—Pero eso es lo que hiciste y sé muy bien que significa— lo vió separarse de él y continuar preparando el desayuno. Sin dejar que continuara, lo tomó del mentón con una de sus manos e hizo que bajara la cabeza—. Es para marcarme, para mostrarle a los demás que soy tuyo, ¿verdad?

—No sé de dónde sacas eso— nuevamente regresó a la comida, llevando los platos a la mesa.

—Pero es así, ¿no?— lo siguió llevando los vasos.

Cuando dejó los platos en su lugar y se dió la vuelta, el joven estaba parado frente a él con los vasos en la mano. Sonrió inocente y dió un paso hacia él.

—¿Puedes volver a hacerlo?— susurró—, por favor...

—No podemos— le quitó los vasos y los puso sobre la mesa.

𝒀𝒐 𝑻𝒆 𝑨𝒎𝒐 𝒂 𝑻𝒊 | 𝑳𝒆𝒘𝒂𝒏𝒅𝒐𝒘𝒔𝒌𝒊 𝒙 𝑮𝒂𝒗𝒊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora