𝒀𝒐 𝑻𝒆 𝑨𝒎𝒐 𝒂 𝑻𝒊 | 𝑳𝒆𝒘𝒂𝒏𝒅𝒐𝒘𝒔𝒌𝒊 𝒙 𝑮𝒂𝒗𝒊

𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝒗𝒆𝒊𝒏𝒕𝒊𝒐𝒄𝒉𝒐

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Capítulo veintiocho: Noche.

—Sí, me gustaría— se bajó de la mesada y se dió la vuelta, quítandose las zapatillas pisando los talones, para luego bajarse los pantalones y dejarlos en el piso. Apoyó las manos en la mesada.

Soltó un jadeo al ser tomado bruscamente de la cintura, sintiendo como pegaba su pecho a su espalda.

—¿Qué haces?— apoyó el mentón sobre su hombro.

—¿No vamos a hacerlo?

—Sí, pero yo quiero verte— le dió la vuelta, quedando frente a frente—. Quiero ver tu hermosa cara.

Suavemente llevó su mano hasta la mejilla de Pablo, para luego robarle un beso. En un ágil movimiento le bajó la ropa interior, para luego tomar una de sus piernas y abrazarla a su cintura, pegando sus cuerpos.

Sus labios se movian sobre los suyos, mientras sus dedos entraban y salían del joven, quien gemía sobre sus labios.

—Estás humedo— gruñó. Estaba impaciente por entrar en él. Sacó sus dedos de su interior y comenzó a frotar su pene en su entrada.

—Y tú te ves tan salvaje— gimoteó y se mordió el labio inferior mientras lo miraba de pies a cabeza. La mirada celeste llena de lujuria sobre su cuerpo, lo hacía sentirse deseado.

Al notar que detuvo el movimiento que hacia, lo miró.

—¿Qué pasa?

—No tengo un preservativo puesto— las manos lo soltaron y antes de que se alejara lo tomó de la remera.

—Fóllame igual, por favor. Ya no aguanto— lo jalaba hacia él y separaba sus piernas.

—Gavi...— gruñó al verlo excitado. Tomó sus caderas, pero lo soltó y se alejó al instante.

Lo veía meter sus manos en los bolsillos de su pantalón, sacando un preservativo de uno de ellos. Lo abrió un poco desesperado y se lo colocó, para luego subir y bajar su mano por el tronco mientras se acercaba.

Nuevamente lo tomó de las caderas y lo sentó sobre la mesada, haciendo que se recueste mientras le separaba las piernas y pasaba la punta del pene sobre la entrada.

Sus uñas se clavaron sobre sus muslos y se metió por completo en una sola estocada. Impaciente comenzó a moverse, aunque al escuchar un jadeo de dolor, se detuvo para mirarlo.

—¿Te lastimé?— preguntó acercando la cara al más bajo y llevando una de sus manos a su mentón, acariciando su piel.

—Me duele que me claves las uñas— a penas dijo eso, sintió como lo tomaba con más suavidad.

—Perdón— se disculpó besando su mejilla, luego plantó un beso en sus labios, subiendo un poco su remera—. No te dolió cuando entré, ¿verdad?

—No, no me dolió— cerró sus ojos. Podía oir el ruido de los besos contra su piel, como dejaba chupones y pasaba su lengua caliente, dejando un recorrido de saliva hasta sus pechos.

Succionaba un pezón y al otro lo hacía jugar con dos de sus dedos, apretándolo cuidadosamente para no lastimarlo. Lo lamia, pasando rapidamente al otro para darle la misma atención.

La espalda del joven estaba arqueada, con sus brazos arriba de su cabeza, a la vez que sentía como entraba y salía de su interior, lento, pero profundo, acostumbrándolo y buscando tocar su punto dulce.

—Lewy...— gimió. Su cabeza mirando hacia un lado, con sus labios separados, soltando aire caliente—. Fóllame más fuerte.

Se mordió el labio inferior cuando puso su mano en su cadera y comenzó a moverse más rápido, ahora conseguía escuchar el ruido de sus pieles chocar. Gemía con fuerza cada vez que lo embestía velozmente, parecía que no conseguía controlar las ganas de tomarlo con mayor rudeza, soltando por pequeños ratos sus ganas.