𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝒄𝒖𝒂𝒓𝒆𝒏𝒕𝒂 𝒚 𝒔𝒆𝒊𝒔

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Capítulo cuarenta y seis: Juntos.

El día soleado, la mañana tranquila. Gavi terminaba de acomodar su último bolso para luego tomarlo, caminar hacia la puerta de su habitación y darle un último vistazo desde ese lugar. Tomó el aire, levantando sus hombros y luego bajarlos lentamente al exhalar. Bajó por las escaleras y dejó su bolso en la puerta de entrada.

Se acercó a su familia, quienes estaban en la mesa listos para comer. Apoyó su mano sobre el hombro del polaco y la otra sobre el respaldo de la silla.

—Terminé— rió y se sentó en su lugar, tomando los cubiertos.

Comenzaron a comer, con la televisión de fondo a un volumen bajo.

—¿Estás seguro que quieres irte hoy, Gavi?— preguntó su madre.

—Sí. No estaré tan lejos y los vendré a ver siempre que pueda— dejó los cubiertos sobre el plato, mirando a su madre—. Solo no quiero ir y volver de casa. Me quedará más cómodo para luego ir a los entrenamientos.

—¿Y... Robert está de acuerdo con eso?— dijo su padre, mirando al polaco.

Hubo un silencio en la mesa, las miradas cayeron sobre el de ojos celestes, quien tomaba un trago de agua. Aclaró su garganta, dejando el vaso sobre la mesa.

—Sí, yo... yo fuí quien le propuso quedarse en mi casa— metió sus manos por debajo de la mesa, apoyando una de ellas sobre el muslo de su pareja—. Si no les molesta, claro. No deben preocuparse por nada, yo me aseguraré de que se alimente bien y duerma las horas debidas.

—No te preocupes, Robert. A nosotros no nos molesta para nada— la mujer sonrió con dulzura, tratando de transmitirle calma y confianza.

Le regresó la sonrisa, metiendo un poco de la comida a su boca. Por otro lado, el padre del más joven no parecía muy contento con esa decisión.

—Bueno, si no te molesta... a mi no me gusta que Pablo esté lejos de casa.

—Papá— se quejó, mirándolo molesto.

—Ay, no te preocupes, Gavi puede cuidarse solo— apoyó la mujer.

—Todo estará bien, no os preocupéis— apoyó las manos sobre la mesa. La mano del polaco apretaba su muslo, haciendo que enderezara la espalda y separe las piernas.

Bajó la mano y tomó la que estaba ahí, subiéndola hasta su entrepierna. Movía sus dedos de arriba hacia abajo, poniendo dura la zona en cuestión de segundos.

—Mmm... la comida está rica, mamá— cerró un poco sus piernas de golpe al sentir que apretaba su erección con la mano.

—Lo preparé para tí— tenía una sonrisa en su rostro, estaba feliz de ver a su hijo bien—. ¿Te sirvo más?

—Sí...— se le escapó un suspiro, agarrando su plato y dándoselo.

Se acercó un poco más a la mesa, llevando la mano por debajo de su ropa, pero Lewandowski la sacó a los pocos minutos al ver volver a la mujer y acercarse para apoyarle el plato en la mesa.

—Gracias, mamá— agarró los cubiertos y continuó comiendo como si nada hubiera pasado.

Luego de la comida llegó la hora de la despedida. Su madre lo abrazaba y acariciaba su espalda.

—Cuídate mucho, mi niño— le dijo tomándolo de las mejillas.

—Sí, no te preocupes. Vendré a verlos— se separó ligeramente, siendo tomado de las manos por su madre.

𝒀𝒐 𝑻𝒆 𝑨𝒎𝒐 𝒂 𝑻𝒊 | 𝑳𝒆𝒘𝒂𝒏𝒅𝒐𝒘𝒔𝒌𝒊 𝒙 𝑮𝒂𝒗𝒊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora