𝒀𝒐 𝑻𝒆 𝑨𝒎𝒐 𝒂 𝑻𝒊 | 𝑳𝒆𝒘𝒂𝒏𝒅𝒐𝒘𝒔𝒌𝒊 𝒙 𝑮𝒂𝒗𝒊

𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝒅𝒊𝒆𝒄𝒊𝒏𝒖𝒆𝒗𝒆

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Capítulo diecinueve: Inocente.

El joven soltó un gemido mientras tiraba su cabeza hacia atrás, sus caderas se movían lentamente, sintiendo como su erección rozaba contra las piernas del polaco. Agachó la cabeza, viendo como succionaba uno de sus pechos, mientras al otro lo apretaba con su mano. Su otra mano estaba sujetando su cintura con fuerza, provocandole aún más deseo, le gustaba que lo tomara de esa forma.

Sus pechos estaban colorados e hinchados. Pudo ver como lo soltaba, dejandolo duro y con saliva, para luego subir a su cuello y llenarlo de chupones.

—¿Qué es lo que quieres?— le preguntó con una voz ronca y sexy al oido, erizándole la piel.

Con solo su voz y su respiración caliente sobre su piel, sintió como su pene palpitaba, humedeciendo su ropa interior. Continuó gimiendo, ahora mordiendose el labio inferior.

—Quiero...— dijo en un suspiro—. Quiero...

Estaba temblando, cegado por el deseo de ser tomado por Lewandowski. No podía pensar con claridad, solo podía pensar en que lo quería de todas las formas.

—Dime, Gavi, ¿qué quieres?— bajó su mirada al sentir su pantalón humedo, notando que era el semen del menor.

Le quitó la remera y sus manos se apoyaron en su cintura.

Lo vió tomar su remera para copiar su acción, mirando su marcado cuerpo. El más alto llevó su mano a la boca del más joven, separando sus labios con su dedo pulgar.

Metió dos de sus dedos a su boca, sintiendo como estaba lleno de saliva y su lengua tocaba sus dedos.

De la comisura de sus labios caía la saliva, los metía y sacaba de su boca. Cuando sintió que los retiraba, lo miró a los ojos, quería continuar. Miró hacia abajo, viendo el pantalón del mayor.

—Quiero...— deslizó su mano hacia su entrepierna, tocandola por encima de la tela—. Quiero un beso.

Susurró con las mejillas rosas. Vió como subía sus manos hasta sus mejillas y las acariciaba con el pulgar. Sus suaves manos sujetaban su rostro, manteniendo un contacto visual.

Y una vez más lo sintió, su corazón saltaba de los nervios, su mirada cayó nuevamente a sus labios.

Se aproximó a su boca, acortando la distancia.

—¿De quién?— preguntó sobre sus labios.

—De tí— respondió mientras que con sus brazos rodeaba su cuello.

Y esa era la respuesta que necesitaba para plantarle un beso. No le había dado tiempo para reaccionar, ahora mantenía sus ojos cerrados con fuerza, sintiendo como movía sus labios lentamente.

Cuando sintió que se alejó, él se quedó en su lugar. Separó un poco sus ojos y se acercó para obtener otro beso.

—No sé besar— murmuró, cerrando sus ojos.

Recibió otro beso, está vez con otro tipo de intensidad, un poco más alto. Cada vez le gustaba aún más esa sensación.

Se levantó de sus piernas, arrodillandose en el piso, frente a él.

—¿Puedo?— al verlo poner sus manos en la cama y retirar el torso un poco hacia atrás, sonrió.

Agarró su pantalón y se lo bajó junto a su boxer. Sus pupilas se dilataron mientras tomaba el miembro para masturbarlo.

Lo metía a su boca y lo chupaba, esta vez quería meterlo aún más. Sentía como peinaba su cabello hacia atrás, brotándole una felicidad. Miró hacia arriba, notando que estaba atento a cada uno de sus movimientos, eso le provocaba más excitación.