𝑬𝒙𝒕𝒓𝒂 𝑰

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Extra I: Té de Manzanilla.

El viento chocaba contra su suave rostro, el vehículo a una velocidad un tanto veloz, pero sin superar los límites de la carretera, como a ellos tanto les gustaba. Robert mantenía la mirada firme al frente, observando la hermosa vista, un atardecer de regreso a casa luego de unas vacaciones que tuvieron para recuperar las energias.

Acomodó sus gafas de Sol y apoyó su mano sobre el muslo descubierto de Gavi. El joven de 22 años llevaba puesto un short crema con líneas negras al costado y un buzo también crema, liso, sin ningún dibujo. Su cabello castaño ondulado estaba un poco más largo, sus ojos claros estaban clavados al frente, con una mano sosteniendo su café helado con crema batida.

Podía sentir la libertad, la brisa fresca que anunciaba que la noche estaría fría. Los dos aún permanecían al club de Barcelona, siendo conocidos como la mejor dupla, el 6 y el 9. Se habían casado el año anterior, y desde ese momento no volvieron a separarse, iban a todos lados juntos cada vez que podían, adoraban pasar tiempo a un lado del otro.

Los tiempos de ellos a solas eran especiales y pocos, casi siempre estaban con el grupo, con la familia y con sus hijas. Ese momento era romántico, sacado de película, perfecto.

Sintió la piel caliente de Gavi, subiendo su mano, sintiendo como se ponía cada vez más caliente, lo escuchó gemir por lo bajo. Pasó sus dedos sobre el bulto, sintiendo que brincaba sobre su asiento.

—Ah... amor...— gimió hundiéndose en sus hombros. Tomó el brazo del polaco—. Amor... amor, te necesito.

Lo sabía, lo conocía tanto que podía saber cuando se ponía caliente. Su olor dulce inundó sus fosas nasales, no tenía tanto control como antes. Dejó el vehículo estacionado en una gasolineria, la noche se hizo presente.

Pablo saltó sobre él, comiéndole la boca desesperado, moviendo sus caderas sobre la dura erección. Las manos de Robert recorrieron toda su figura, pasando por sus muslos, tocando su trasero, marcando su fina cintura, para finalmente meterse curiosas por dentro del buzo, apoyándolas allí para ayudarlo con los movimientos. Gavi lo tomaba de las mejillas.

El ambiente no tardó en ponerse caluroso, el short de Gavira voló por algún lado del vehículo junto a su ropa interior, quedando unicamente con su buzo. Las manos del pelicastaño bajaron por el marcado torso del polaco, desabrochando su camisa hasta llegar al pantalón, sacándole el cinturón y bajándole el pantalón junto a su boxer.

Movió su cabeza hacia un costado, dándole espacio al pelinegro para que pudiera besar y chupar su cuello, suspirando, inconscientemente pegando sus cuerpos para sentir sus roces. Los humedos dedos se metían en su interior, preparándolo, poniéndolo más loco.

—Métela, métela, ya estoy listo— dijo mientras levantaba sus caderas, agitándolas de un lado al otro. No podía aguantarlo, su cabeza estaba completamente nublada por la idea de estar lleno por el polaco, cosa que tanto le gustaba.

Lewandowski no respondió, pero tampoco perdió el tiempo. Acostó un poco el asiento y tomó las caderas del contrario para meter su pene, lento pero sin detenerse. Pablo apretó un poco sus muslos, tirando su cabeza hacia atrás, cuando Robert detuvo su movimiento, comenzó a brincar.

El vehículo se lleno de gemidos desesperados del veinteañero, sintiendo el golpe contra su debilidad, que lo hacia moverse más rápido mientras oía los jadeos y gruñidos de Lewandowski.

Palmeaba su trasero, incentivándolo a no detenerse. Era la escena más caliente, desde su lugar lo veía, cada parte de su cuerpo, mucho más cuando se levantó el buzo, mordiéndolo para que no se bajara. Sus pechos pequeños, su limpio abdomen, veía sus ojos entrecerrados, mordiendo con fuerza la tela mientras gemía ahogado.

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𝒀𝒐 𝑻𝒆 𝑨𝒎𝒐 𝒂 𝑻𝒊 | 𝑳𝒆𝒘𝒂𝒏𝒅𝒐𝒘𝒔𝒌𝒊 𝒙 𝑮𝒂𝒗𝒊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora