𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝒕𝒓𝒆𝒊𝒏𝒕𝒂 𝒚 𝒅𝒐𝒔

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Capítulo treinta y dos: Sentimientos.

Se quedó callado. Esas palabras habían salido tan rápido, que no estaba preparado para escucharlas. Era como si hubiera olvidado su propio idioma, no sabía que responder. Quizá su silencio había preocupado al polaco, intentando así decir algo más.

—No sé en que momento sucedió— tomó su mano y acarició su dorso—, pero me gustas.

—Yo... yo...— tartamudeó.

Sus penetrantes ojos celestes atravezaban su cuerpo, esperando encontrar su respuesta en su mirada al no obtener la respuesta en palabras. Con sus manos sostuvo su bello rostro, evitando así que baje la cabeza.

—¿Sientes lo mismo que yo?— preguntó sobre sus labios, rozándolos lentamente. Entrecerró los ojos, fijando su mirada unicamente en la pequeña boca del sevillano.

El más bajo levantó sus manos, llevándolas al pecho ajeno, moviéndolas suavemente sobre la tela, sintiendo el aroma del polaco, un olor similar a la canela, fresco y delicioso, llenando de agua su boca. Su olor hipnotizante, provocaba que se pegara a su cuerpo inconscientemente.

—¿Me quieres... a mí? ¿De verdad?— preguntó con un tono levemente ronroneante, en voz baja.

—Te quiero a tí— no podía dejar de sentir el delicioso olor del español, dulce como un caramelo, pero sin llegar a ser empalagoso. Su voz grave y ronca seducía al joven.

Pablo se separó lentamente, conectando su mirada. El ambiente se había tornado caluroso, quería arrancarse la poca ropa que tenía puesta, pero las dudas lo detuvieron.

—¿Es... de verdad?— la mirada de Robert le decía que hablaba en serio.

—Gavi...— se acercó un poco, sin intención de hacerle nada—. No te estoy mintiendo. Yo no quiero a nadie más.

—Pe... pero... ¿tú no estuviste con alguien más?— Robert arqueó una ceja.

—¿Con alguien más? ¿Con mi ex esposa?

—No, no... lue... luego de tu divorcio— apretó el final del buzo con sus manos, desviando su mirada al piso.

Lewandowski se inclinó hacia él, mirando su cara.

—¿Qué te han dicho?— el tono de su voz cambió por completo. Era frío y parecía molesto, no solamente por su voz, sino también por la expresión de su rostro. Fruncia el ceño, disgustado por lo que había escuchado.

—Nada, no me han dicho nada. Es solo... una pregunta— nuevamente su expresión cambió. Quizá porque se había dado cuenta que su rostro de disgusto lo intimidaba.

Se alejó y apoyó nuevamente su espalda en el sofá sin quitarle la mirada de encima.

—¿No te han dicho nada?— se cruzó de brazos—. ¿Y a que viene tu pregunta?

—No lo sé— juntó sus rodillas y tapó su rostro con sus manos—. Lo siento tanto, no sé por qué pregunté eso.

Esa acción destruyó el corazón del más alto. Verlo sentirse mal por sus preguntas, lo hizo sentir que fue malo con él. Lo acercó a su cuerpo y lo abrazó, besando su cabeza.

—No he estado con nadie— susurró con calma, tranquilo—. Me divorcié hace casi dos años. He dedicado mi tiempo únicamente a mis hijas y a mi profesión, y ahora a tí.

Lo escuchaba hablar, aún con las manos en su cara, sin poder mirarlo.

—No tengo razón para mentirte con eso, Gavi. Si tienes miedo de que yo aún continúe enamorado de mi ex esposa, o cualquier cosa que haya pasado por tu cabeza, es solo eso, algo que imaginaste— acariciaba el cabello castaño con cuidado, como si fuera una suave pluma—. Me he asegurado de estar completamente seguro de lo que sentía por tí para poder decírtelo y no lastimarte, pero creo que tú no estabas listo para saberlo.

𝒀𝒐 𝑻𝒆 𝑨𝒎𝒐 𝒂 𝑻𝒊 | 𝑳𝒆𝒘𝒂𝒏𝒅𝒐𝒘𝒔𝒌𝒊 𝒙 𝑮𝒂𝒗𝒊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora