Bailando en público: Bailando por tu cuenta

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Tu padre te llamó

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Tu padre te llamó. —¡Nos vamos! —Gritó Tony mientras ojeabas un libro en el sofá. Lo dejaste a un lado y te levantaste para darle un abrazo de despedida.

El resto del equipo y él iban a una misión y estarían de regreso en tres días —o tal vez más, dependiendo como fuera la misión— así que te quedarías en la Torre sola.

—¡Adiós papá! —Te despediste con la mano en cuanto subió al Quinjet y Wanda te palmeo el hombro antes de despegar. Era bueno tener toda la Torre para ti sola por una vez; era raro que todos los Vengadores salieran juntos.

Era tarde así que te fuiste a dormir, poniendo la alarma para que sonara temprano en la mañana para que pudieras probar el nuevo equipamiento del gimnasio en el que tu papá había estado trabajando.




Caminaste hacia la cocina la mañana siguiente luego de haberte ejercitado, empezaste a silbar cuando pusiste la mezcla para waffles en la wafflera. Sonreíste antes de gritarle a F.R.I.D.A.Y., el nuevo sistema de Tony.

—¿F.R.I.D.A.Y.? ¿Puedes poner mi música? —El sistema cumplió y  la música se encendió ridículamente alto mientras bailabas alrededor de la cocina, cantando horriblemente a la par de la música al tope de tu voz.

—I REALLY REALLY REALLY REALLY REALLY REALLY LIKE YOU! Bbramaste, sosteniendo una cuchara como si fuera tu micrófono y dando vueltas por la cocina con una gran sonrisa en tu cara.

Mientras cantabas una nota alta, cerraste tus ojos  y diste un giro, abriéndolos al terminar de girar.

—¿Que estás haciendo? —Llamo una voz enojada y la música paró dramáticamente, tu voz continúo con la letra por un segundo hasta que lo notaste. Entraste en conmoción y te diste la vuelta para encontrarte con Pietro parado en la puerta, con una mano en su cabello antes de restregarlas por su cuerpo con enojo, mirándote.

—¡Dios mío! —Gritaste, habiendo presumido que no estaba en la Torre—. ¿No se supone que deberías estar en otro lado? O sea, no aquí.

 Él volteo sus ojos pero seguía confundido.

—No, estoy aquí. ¿Qué estabas haciendo? —Frunció el ceño y notaste lo adorable que se veía antes de recordar que seguías teniendo la cuchara en tu mano.

Suspirando y sentándote de nuevo frente a tu plato, te volviste hacia él solo para notar que ahora estaba parado directamente detrás de ti. Saltaste hacia él para golpear su pecho.

Él estallo en risas y luego tú también, la vergüenza de que te hubiera encontrado bailando había empezado a desvanecerse. Continuaste riendo por unos minutos y los dos empezaron a oler humo.

—¡LOS WAFFLES!

Imaginas | Pietro Maximoff/QuicksilverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora