Enfermedad

5.8K 402 36
                                    

Pietro estaba enfermo, y cuando se enfermaba él se convertía en él bebé más musculoso del mundo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Pietro estaba enfermo, y cuando se enfermaba él se convertía en él bebé más musculoso del mundo. Wanda estaba acostumbrada y podía ignorar sus constantes quejidos, tú por el otro lado no podías escuchar a tu novio lloriquear y quejarse repetitivamente por la cosa más pequeña. Así que ofreciste tu ayuda, esponjando cada almohada, arropándolo con cada manta, alforzando cada manta, haciendo numerosos platos de sopa y mucho pan para que él aun adquiriera carbohidratos y trayendo sus pesas para que él pudiera hacer ejercicio en la cama; Pietro había hecho ver las pesas tan ligeras como una pluma pero habías tenido que arrastrarlas por todo el piso ya que no podías cargar siquiera una de ellas. Las cosas que hacías por este chico.

Pietro gimió tu nombre desde la cama casi una hora después.

—¿Qué, cariño? —Preguntaste, asomando tu cabeza por la puerta.

—Estoy muy cansado —él hablo casi enfatizando un bostezo, lo que te hizo rodar los ojos.

—Entonces duérmete, tontito —reíste entre dientes y el rodó sus ojos, tú sabías muy bien lo que él quería.

—No, ven a acurrucarte conmigo —él admitió finalmente, aun sabiendo que podrías enfermarte también. Te arrastraste hacia un Pietro de mal aspecto y envolvió sus brazos a tú alrededor asegurándose de que no fueras a ser: a) aplastada, o b) te cayeras de la cama; las dos habían sucedido cuando habías dormido en su cama anteriormente.

Eventualmente te despertaste y rodaste, recostándote sobre el pecho de Pietro. Viste el reloj: 7:42 p.m., grandioso, quedarte dormida por horas no había sido tu plan de hoy. Rescostándote contra la almohada notaste el golpeteo en tu cabeza.

—Maldito Pietro —te quejaste golpeando su brazo ligeramente, no queriendo despertarlo pero sin realmente pensar en ello.

—Ow —mascullo sobando su brazo como un niño pequeño, haciéndote sonreír ligeramente. Él había estado actuando como un bebé el día entero y habías querido hacer eso desde que empezó esta mañana.

—Shhh —susurraste frotando tu cabeza, haciendo que los ojos de Pietro se llenaran de preocupación.

—Nena, déjame adivinar ¿tienes dolor de cabeza? Así fue como lo mío empezó, luego el vómito y el dolor de espalda, sip, estas dentro de un gran paseo —él se rio entre dientes, saliendo de la cama lentamente ya que él tampoco se estaba sintiendo demasiado bien. Sin embargo fue y te trajo un paracetamol¹ y un poco de agua.

»Aquí tienes, bebé —hizo un gesto al entregarte la tableta y el agua; salto a la cama junto a ti, esperando que bebieras el agua antes de acurrucarse junto a ti—. Cierra tus ojos, princeznà². Trata de descansar y te sentirás mejor en la mañana —te dijo al oído, dejando pequeños besos en tus mejillas antes de cerrar sus ojos.

Pietro se sentía terrible por lo que te había hecho, él deseó haberse encerrado solo hasta que hubiera mejorado. Aunque no había nada que él pudiera hacer, siguió buscando en su cerebro por algo que ayudara.

—Bebé... —murmuro, haciéndote gemir un silencioso "¿qué?"—. Escucha, realmente lo siento. Duerme esta noche conmigo, me siento terrible, déjame cuidar de ti, hermosa. Me siento tan culpable —él hablo pero lo interrumpiste, en parte porque estaba parloteando y en parte porque tu cabeza dolía demasiado.

—Está bien, probablemente también me contagiaría —sonreíste tratando de hacerle sentir menos culpable—. Vamos, acurrúcate junto a tu novia cercana a la muerte —exageraste riendo.

—Lo que digas —rio entre dientes, haciendo que sonrieras de alegría.

Aunque él fuera el causante de que enfermaras, no podías estar molesta con él. Su corazón estaba lleno de amor para ti y no te importaba enfermarte si eso significaba que podías estar en la proximidad de él.



¹El paracetamol o acetaminofén (acetaminofeno) es un fármaco con propiedades analgésicas, sin propiedades anti-inflamatorias clínicamente significativas.

²Princesa.

Imaginas | Pietro Maximoff/QuicksilverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora