Para lo que los amigos son (Parte 2)

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Todo tu cuerpo hormigueaba al despertar de tu muy necesitada siesta

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Todo tu cuerpo hormigueaba al despertar de tu muy necesitada siesta. Tus piernas desnudas sobresalían debajo de la sabana mientras que recordabas lo que había pasado la última vez que estuviste consciente. Te apartaste el cabello de la cara mientras que lentamente comenzabas a enloquecer.

—Maldición, maldición, maldición. Pietro me comió como si hubiera sido el último cono de helado de la tierra —murmuraste para ti misma, cubriendo tu rostro con las manos. Estabas tan avergonzada pero también exaltada—. ¡PIETRO JODIDO MAXIMOFF ME COMIÓ! —Gritaste con entusiasmo a la lámpara. No obtuviste respuesta.

Desde que él y Wanda se unieron a los Vengadores tú habías estado comiéndotelo con los ojos. Pietro era la perfección física y tenía una sonrisa que podía matar pero pensabas que ni en un millón de años podía pasar algo sexual entre ustedes. Te habías resignado a tener la vida de una observadora. Pero ahora las cosas habían cambiado. ¿O no? La última cosa que Pietro dijo fue: "para eso son los amigos".

—Amigos —suspiraste, dejándote caer de nuevo sobre las cómodas almohadas.

¿Era eso lo que querías?, ¿ser solo amigos?, ¿O querías mucho más? Sería mucho más fácil si fueran solo amigos. No sería una responsabilidad en la batalla si algo le pasara a alguno de ustedes. Pero los Vengadores se habían convertido en una gran familia, ellos se arriesgarían a sí mismos para salvarse el uno al otro. Interés romántico o no.

Tu mente corría a una milla por minuto cuando la puerta se abrió. Pietro entro sosteniendo una taza de algo humeante y una bebida energizante. Te dio la taza antes de sentarse en el borde de la cama.

—Es una especie de formula calmante especial que me dio Bruce. Dijo que lo ayudaba a clamarse en momentos de mucho estrés —dijo Pietro antes de tomar un sorbo de su bebida.

—Gracias —respondiste, tomando un sorbo del té. Tenía la temperatura perfecta. Suficientemente relajante, caliente y fresco hasta el fondo pero no demasiado caliente que quemaba. El sabor era un poco de menta con un toque de limón pero no era completamente terrible. Sin embargo, necesitaba miel u otra cosa para endulzarlo.

Estuvieron en silencio por un corto tiempo, tú tomabas tu té y Pietro te observaba, su mente claramente maquinaba algo.

Pietro rompió el silencio.

—Espero no haberte ofendido, o haber sobrepasado mis límites antes.

Lo observaste con ojos llenos de sorpresa. Él estaba tan preocupado de asegurarse de si lo que hacía estaba bien, que era completamente encantador e hizo que te gustara mucho más.

—Oh, no, estas bien, estamos bien, está bien —empezaste a balbucear—. Diablos, eso era exactamente lo que necesitaba con todo el estrés que esta misión me ha dado.

—¿Así que ya no estas estresada? ¿Mi trabajo ha terminado? —Él elevo una ceja con curiosidad.

Y ahí estaba. Esa ceja alzada significaba mucho más que una mera expresión facial que transmitía una pregunta. Era una invitación. Él te estaba preguntando si querías más, si tenía permitido llevar las cosas más lejos. Una multitud de mariposas erupciono en tu estomago con la pregunta.

Imaginas | Pietro Maximoff/QuicksilverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora