Revolcón de una noche (Parte 1)

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Habías vivido en Nueva York toda tu vida, haciendo que estuvieras familiarizada con los superhéroes que ahora corrían por la ciudad. Pero estabas perdiendo la confianza en ti misma mientras bailabas en un club con un hombre de cabello platinado. Él no era como el resto de los bichos raros que corrían a través de la ciudad de Nueva York.

Él era enigmático y consumía toda tu atención. Cualquiera podía notar que había ido al infierno y vivido para contarlo.

Él era más alto que tu pero de la estatura perfecta como para que tu trasero coincidiera con su entrepierna. Al principio él estaba incomodo con el baile pero después posaste sus manos en tus caderas y te moviste al ritmo de la música. Él pronto se ajustó y comenzó a moverse contigo.

—Pietro —susurro en tu oído. Sonreíste con dicha cuando dijo su nombre y escuchaste su acento. Te volteaste para encararlo, sonriéndole ligeramente. Dejaste que tus manos divagaran por su torso.

—Bueno, Pietro, ¿quieres ir a tu casa? —Él mordió su labio mientras contemplaba la idea y te acercaste más a él, presionando tu pecho contra su cuerpo—. Podríamos divertirnos —le susurraste.

Pietro tomo tu mano y casi salió corriendo del club para llamar un taxi. Sonreíste y te sentaste con tus piernas apoyados en su regazo mientras él murmuraba la dirección. Como recordaras, estabas demasiado ebria para importarte o notar que se dirigían a la Torre de los Vengadores.

Al llegar a la Torre, Pietro te levanto e instintivamente tu enrollaste tus piernas en su cintura y regaste besos por todo su cuello mientras él te llevaba a su habitación.

Llegaron a su habitación y te dejo en el suelo, dándole una patada a la puerta para cerrarla, arrancándose su camisa y sus pantalones. Él se movió hacia a ti y te ayudo a quitarte el vestido tipo cóctel que habías decidido ponerte esa noche. Los dos colapsaron en la cama y besos frenéticos fueron dejados en tu cuerpo con gemidos que llenaban el silencio.


A la mañana siguiente tu cabeza martilleaba junto con un dolor en la cara interna de tus muslos. Miraste hacia los lados para ver a Pietro dormido en la cama, ropas tiradas en el suelo y las mantas al final de la cama.

Sonreíste por el feliz recuerdo de anoche sobre él llevándote al límite y tu gritando de placer. A pesar del placer que él te dio, las relaciones nunca estaban a tu favor. Te saliste silenciosamente de la cama, te pusiste tu vestido y tomaste tus zapatos. Saliste de la habitación asegurándote de que él siguiera durmiendo antes de irte.

Te abriste camino hacia el final del pasillo y comenzaste a bajar las escaleras cuando escuchaste un silbido bajo. Mirando hacia un lado viste a Tony Stark, Steve Rogers, Natasha Romanoff, Thor, Bruce Banner y otra chica y hombre sentados alrededor.

Todos sabían sus nombres, ellos eran los Vengadores. Habían salvado al mundo múltiples veces y habían salido en el periódico.

—Mierda —dijiste entre dientes.

—¡Oh! ¡Tarro de las groserías, señorita! —Dijo Stark mientras manipulaba un frasco lleno de dinero.

—¿Dormiste con mi hermano? —Pregunto la chica. Ella tenía el cabello castaño, ojos marrones, piel pálida y el mismo acento que tenía Pietro.

—Probablemente. De cualquier manera, esto ha sido estimulante pero, ¿podría alguien mostrarme la salida? —Preguntaste con nerviosismo. Todas las personas de esa habitación podrían no dudar en matarte en un parpadeo.

Viste a Natasha levantarse y sonreírte ligeramente. —Sígueme, cariño. Wanda, ve a asegurarte de que tu hermano no trate de hacerla que se quede.

—¿No quieres quedarte? —Pregunto el dios. Negaste con la cabeza—. ¿Por qué no?

—Se llama revolcón de una noche, Thor. Las personas por debajo de la de dad de treinta va a los clubes y duermen con alguien desconocido. Muchos de nosotros, menos Steve, lo ha hecho.

—¡Yo fui a algunas citas! —Protesto Steve.

—¿Dormiste en casa de alguien? —Steve no dijo nada—. Eso pensé. Vamos, niña. Estamos perdiendo el tiempo —la seguiste hacia el ascensor y esperaste junto a ella mientras descendían—. ¿Fue bueno?

—¿Perdón?

—Pietro. ¿Fue un polvo decente?

—¿No me escuchaste prácticamente gritando anoche?

—Paredes a prueba de sonido.

—Ah. Bueno, sí. Fue muy bueno.

—Fantástico. Espero que no hayas quedado insatisfecha porque no volverás.

—¿Me mataras si lo hago? —Natasha soltó una carcajada y negó con la cabeza, sonriendo.

—No vale la pena arruinar mi manicura. Ahora, Wanda puede que lo piense.

—Lo recordare —dijiste y saliste del ascensor cuando llego a la planta baja—. No te preocupes porque regrese, preocúpate porque Pietro quiera buscarme —dijiste y saliste de la Torre.

No sería la caminata de la vergüenza sino la caminata de los vencedores. No muchos podían decir que durmieron con un superhéroe pero tu si podías y lo recordarías por siempre. Observando el edificio, te despediste de los, sin duda, Vengadores que estaban espiando por la ventana antes de caminar a través de la cuidad hacia Brooklyn.

Imaginas | Pietro Maximoff/QuicksilverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora