Animándote

5.1K 349 12
                                    

Tratando de llegar a casa, estallaste en lágrimas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Tratando de llegar a casa, estallaste en lágrimas. Casi corriste a través de la gran puerta doble hacia el ascensor. Presionaste el botón para que te llevara al piso de las habitaciones y te deslizaste hasta el piso con lágrimas rodando por tus mejillas sin parar.

«¿Cómo pudo hacer eso?», pensaste. «Después de todo lo que hemos pasado, terminar de esta manera...»

Tus pensamientos fueron interrumpidos por la voz de J.A.R.V.I.S.

—Señorita, ¿hay alguna manera en que pueda ser de ayuda? Usted parece estar en peligro —ladraste una fría risa sin humor antes de responder.

—No, no hay nada que puedas hacer, J.A.R.V.I.S. Pero gracias.

Una vez que llegaste a al piso de las habitaciones, secaste tus ojos y tomaste un respiro profundo para componerte antes de que la puerta se abriera y revelara a quien fuera que estuviera cerca. Nadie lo estaba, lo que era algo de suerte, porque ciertamente no lucias muy convincente. Vagaste por este para ver que no había nadie en ningún lado. Ligeramente confundida, chequeaste tu teléfono para descubrir que, de hecho, eras las once y cuarto de la noche del miércoles, y muchos de los agentes tenían cosas que hacer mañana.

Silenciosamente agradecida por la privacidad y el silencio, arrastraste tus pies hacia la cocina, sollozando suavemente. Abriendo la despensa para tomar un bocadillo, tus ojos vagaron hasta el gabinete de licores que Tony mantenía completamente abastecido. Tus cejas se levantaron; no podías pensar en una manera más perfecta de superarlo, o por lo menos olvidarlo por una noche. Observando alrededor una vez más para asegurarte de que no había nadie más, abriste el gabinete y sacaste una botella de vodka.

Te dejaste car en la escalera de incendios que estaba fuera de la sala con tu botella de alcohol. Un sorbo, dos sorbos... Te estremeciste un poco por el duro sabor y pacientemente esperaste a que el dolor se esfumara. Insatisfecha con tu nivel actual de intoxicación, levantaste la botella para tomar otro trago, solo para que te lo tiraran de las manos.

Ligeramente sobresaltada, volteaste para encontrarte a Pietro, examinó la botella y te dio una mirada de preocupación.

—¿Hay alguna razón para que estés sentada aquí afuera sola con una botella de vodka? Digo, no es que sea siempre un mal momento para el vodka, pero aun así... Por lo general no eres de las que beben espontáneamente. Especialmente sola.

Sus palabras eran completamente ciertas; contemplaste tus manos con vergüenza.

—¿Conoces a mi novio?

Pietro gimió levemente. —¿Te refieres a ese idiota que siempre tiene sus manos sobre ti?

Hiciste una leve mueca y asentiste antes de continuar.

—Bueno... esta noche fuimos a este club, y yo no entendía porque él quería ir tanto al club porque es día de semana. Pero solo fui por cual fuera la razón que él quería ir. Él empezó a beber en exceso y después... —tu voz se apagó momentáneamente, tratando de encontrar el valor para finalizar tu declaración. Te volviste y acercaste tu mano hacia la botella de valor líquido que Pietro tenía en su mano. Él entendió el mensaje y te la devolvió. Tomaste un largo trago y lo forzaste salir de tu boca para hablar.

—Él rompió conmigo, dijo que no quería hacerlo sobrio. Y entonces él se fue... con otra chica... y me hizo pagar su cuenta del alcohol —tu voz empezó a quebrarse y titubear cuando finalmente lograste verbalizar lo que te había pasado.

Pietro estuvo en completo silencio por lo que parecieron minutos pero que probablemente fueron diez segundos. El pesado silencio que azotaba la habitación fue roto por Pietro cayendo a tu lado y te hizo un gesto para que le pasaras la botella de vodka. Así lo hiciste, pero estabas desconcertada.

—¿Qué estás haciendo?

Él se encogió de hombros. —A veces, solo tienes beberlo. Sé que ese no es necesariamente el mejor consejo, pero supongo que no soy necesariamente el mejor modelo a seguir —Él paro para tomar un trago de alcohol con una sonrisa en su rostro, antes de beberlo como si fuera agua y añadió—: Además, nadie debería emborracharse solo. Aunque te he de advertir, he bebido unas cuantas veces ya así que no me emborrachare tanto como tú.

Reíste por primera vez en horas, y luego inquiriste—: Pero, espera, ¿no estás enojado con mi novio? Me refiero, tú siempre parecías estar al menos un poco molesto cuando él estaba por aquí.

Pietro, habiendo tomado otro trago en un esfuerzo por alcanzarte, sacudió su cabeza y trago la bebida sin problemas.

—Oh, no, estoy francamente furioso con él. Considéralo muerto. Mañana él definitivamente tendrá su trasero pateado hasta Febrero... así se dice, ¿no? —Él ya tenía una pequeña sonrisa al final de la oración debido a tu risita.

Febrero fue hace cuatro meses, pero no podías matar su ánimo. —Sí, algo parecido. Gracias, Pietro. Por entender. Ahora deja de acaparar el maldito vodka. Solo porque eres casi Ruso no quiere decir que puedes tomarte la primera mitad del alcohol Ruso —la expresión en el rostro de Pietro te hizo retractarte de tu declaración—. ¿Sokovia no está cerca de Rusia?

Pietro estallo en risas. —En realidad no. Bueno, supongo que Rusia está más cerca que Estados Unidos. Pero Sokovia está entre Alemania y Austria. Es un país muy pequeño, olvidado con frecuencia, así que no te culpo por tu error —pretendiste estar ofendida y refunfuñaste en voz baja mientras le quitabas la botella de las manos juguetonamente antes de llenar tu boca y forzar el fuerte líquido por tu garganta.

El vodka seguía quemando tu garganta cuando te volviste para observar a Pietro sonriéndote.

—¿Qué? —Exclamaste a la defensa—. No todos pueden tragar el alcohol con gracia y facilidad como tú, pedazo de basura pretenciosa.

No te diste cuenta de lo que había salido de tu boca hasta que notaste a Pietro básicamente rodando en el piso riendo.

—Maldición, eres descarada cuando estas ebria —reíste y le oscilaste tus cejas, más alegre ahora que el vodka había empezado a hacer su deseado efecto.

Luego de una hora y un par de tragos después, Pietro estaba recostado contra el marco de la puerta con su brazo a tu alrededor mientras tú te apoyabas contra la pared exterior del edificio.

—¿Hey, Pietro?

—¿Mhm?

—¿Me amas?

Nunca cuatro palabras habían hecho que Pietro Maximoff estuviera sobrio con tanta rapidez en su vida.

—¿Q-Que? —Tartamudeo, tomado con la guardia baja.

Sonreíste y rodaste, así que ahora estabas recostada sobre su torso.

—¿Me amas, Pietro? Porque a veces se siente como si debiera estar contigo y estaría feliz. Pero luego me doy cuenta; nadie podría nunca amarme. ¿Cómo podría alguien amar a alguien como yo?

Tus palabras borrachas atacaron el núcleo de Pietro porque muchas veces él se había preguntado esos pensamientos después de haber ganado sus poderes. Le dolía saber que habías pasado por el mismo trastorno emocional y tristeza por la que él había pasado. Pietro envolvió sus brazos a tu alrededor, acariciando tu cabello suavemente mientras te apretabas más a su torso e inhalabas su esencia intoxicante.

—Por favor, no pienses tan mal de ti misma. Eres la chica más hermosa que he conocido y cualquiera sería afortunado de amarte... Yo sería afortunado de amarte.

Sonreíste contra su pecho. —Entonces si me amas... —reíste un poco y el rio entre dientes en respuesta.

—Sí, miláčik¹, parece que ciertamente si te amo —encontraste su mano y entrelazaste sus dedos con los tuyos—. Buenas noches, Pietro. Gracias por todo —murmuraste antes de bostezar. Él se ajustó ligeramente a una posición en la que sería cómodo dormir en.

Pietro sonrió y respondió—: Buenas noches, krásný². Dulces sueños.




¹Cariño.

²Hermosa.

Imaginas | Pietro Maximoff/QuicksilverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora