Luces como la mierda

5.8K 433 43
                                    

Pietro estaba teniendo problemas para dormir, aunque no era una sorpresa para él, el idiota había bebido una jarra completa de café asumiendo que era descafeinado y bueno, no lo era

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Pietro estaba teniendo problemas para dormir, aunque no era una sorpresa para él, el idiota había bebido una jarra completa de café asumiendo que era descafeinado y bueno, no lo era. Su mente estaba repleta de pensamientos, sus piernas casi corrían con adrenalina. El Pietro sin café era rápido y un sufrimiento; el Pietro con café era aún peor. Sentado sobre sus sabanas solo con sus pantalones de chándal suspiro en derrota. Él había tratado todo: contar ovejas, escuchar esa música estúpida de lluvia e incluso unos viejos cuentos de ancianas sokovianos. Nada estaba funcionando.

Gruñendo, Pietro decidió que debía poner su energía en buen uso y ejercitarse por un rato, incluso podría hacerlo y sentirse cansado finalmente. Abriendo su puerta, Pietro dio pasos silenciosos siguiendo el plan de conseguir las pesas y volver a su habitación, aunque este era un Pietro lleno de cafeína, así que probablemente eso no iría tan suave.

Levantando las pesas sin ningún esfuerzo, Pietro volvió a correr hacia su habitación intentando no despertar a nadie, pero gracias a la cafeína el perdió el control y se estrelló contra tu puerta. Las pesas cayeron sonoramente, haciéndolo parar y maldecir. Te levantaste con un pequeño salto.

Frotaste tus ojos momentáneamente antes de saltar fuera de la cama para encontrar lo que te había despertado del sueño más asombroso del mundo: el cual involucraba a Channing Tatum. Abriendo tu puerta viste a un Pietro que lucía cansado, tratando de recuperar su balance.

—Hey —susurraste, tomando una de las pesas y colocándola a un lado de la puerta de tu habitación. Pietro coloco la otra junto a esta—. Wow, hombre, ¡luces como la mierda! ¿Qué paso? —Reíste entre dientes, apartando el cabello de los ojos de tu amigo.

—Accidentalmente bebí café pensando que era descafeinado, ahora no puedo dormir —se recostó contra la pared que se encontraba detrás de él—. Fui a ejercitarme, tome las pesas y en mi camino de regreso fui a correr, tú sabes, correr a mi manera, y el café como que tomo el control —él gruño, frotando sus ojos, los cuales lucían pesados del sueño.

—Aww —le hablaste con suavidad a tu amigo, lo atrajiste en un abrazo y besaste su mejilla—, puedes dormir en mi habitación si quieres, probablemente ya no podré seguir durmiendo esta noche —tomaste su mano con gentileza, pasando tu pulgar por sus nudillos y atrayéndolo a tu habitación.

Sentada en sobre la cama con las piernas cruzadas tomaste la cobija más grande que tenías y la pusiste sobre ustedes dos, Pietro se sentó junto a ti recostándose contra la almohada, mientras que el pecho de Pietro funcionaba como tu almohada.

—¿Qué deberíamos ver? —Preguntaste hojeando por Netflix, buscando algo que pudieras escuchar que te ayudara a llevarte a la deriva.

Pietro tomo el control remoto y puso un episodio de F.R.I.E.N.D.S., él sabía que era tu programa favorito.

—Buenas noches —él hablo, acurrucándote contra él y tratando de cerrar sus ojos; eventualmente sintiendo sus parpados pesados.

—Buenas noches, Pietro —susurraste y miraste hacia arriba para encontrarte a Pietro ya dormido.

Tú, sin embargo, estabas luchando fuertemente para quedarte dormida y habías tratado todo lo que podías sin despertar a Pietro. Él finalmente se había dormido y no querías despertarlo. Observándolo, notaste que su boca se estaba moviendo y pequeños fragmentos de palabras estaban saliendo casi inaudibles pero lo suficientemente fuerte como para que las notaras. Minutos pasaron y notaste sus palabras volverse cada vez más fuertes; tu nombre empezó a escabullirse en las palabras rotas.

Él murmuro tu nombre y las palabras cayeron libremente de su boca. —No me dejes, por favor —él lloro y, aunque ninguna lágrima caía, pudiste oír la tristeza en su voz.

Esto continuo por minutos más y Pietro sonaba cada vez más triste. No soportabas seguir escuchándolo. En realidad, te altero el escucharlo de esa manera.

—Pietro —susurraste en su oído y besaste su mejilla para despertarlo lentamente.

Él susurro tu nombre y te abrazo fuertemente, haciéndote sonreír y enterrar tu cabeza en su pecho.

—Soñé que te habían herido —él gimió en tu cuello—. Dios, te amo —él espeto e inmediatamente se congelo al decirlo—. Mierda. Eh... sorpresa —su voz tembló cuando se dio cuenta de lo que había hecho.

—Pietro, mírame —le ordenaste, posando tu mano en su rostro—. Yo también te amo. Aunque seas un idiota que se bebió una jarra completa de café sin darse cuenta de que no era descafeinado —reíste entre dientes, haciéndolo enterrar su cabeza en la curvatura de tu cuello, dejando pequeños besos que te hicieron reír.

«Dios, este chico», pensaste y pusiste tu mano sobre tu boca tratando de contener la risa. Pero, hey, lo amabas.

Imaginas | Pietro Maximoff/QuicksilverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora