Peleando

9K 569 17
                                    

Deseabas cada día que tus padres nunca te hubieran ofrecido de voluntaria para las pruebas en Sokovia. Deseaste haberles peleado o corrido a hacer algo porque ahora estabas atrapada en un infierno eterno.

Pietro y Wanda tenían poderes que trabajaban bien en un equipo; tú por ti misma, sin embargo, tenías un grupo de poderes, cada uno de ellos teniendo efectos secundarios en ti.

Si querías salvar la vida de alguien, tenías que tomar cada pulgada de dolor; si querías mover algo, tenías que usar el dolor para moverlo. Estaba bien si era un ladrillo, agonizante si era un edificio. Después estaba el hecho de que no podías morir, ni siquiera envejecías, ya no, solo tenías que pasar el resto de tu vida atrapada en esta tierra.

Otro día en la Torre de los Vengadores, otro día de pruebas, ya que ahora te estabas probando para ver lo que tus poderes podían hacer. Tirando los archivos contra la pared te caíste al piso, estabas deprimida. No podías hacer esto, necesitabas parar. Ahí fue cuando la ira apareció. El equipamiento fue arrojado, el vidrio estalló, todos los experimentos se quemaron y la puerta empezó a agitarse.

—¡No! —Gritaste y los mostradores se sacudieron y se movieron unos milímetros.

Dolor a través de tus venas, haciéndote gritar. La habitación no estaba cerca de ser a prueba de sonido pero por suerte eras la única que no estaba en una misión. O eso pensabas.

Te nombró una voz, susurrando y acercándose a ti lentamente, era Pietro. Grandioso.

—Ahora no —hablaste duramente, corriendo hacia uno de las habitaciones más pequeñas que estaban junto al laboratorio. Cerrando la puerta, caíste sobre tus rodillas, las lágrimas cayendo se sentían como ácido.

Temblando, acercaste tu cabeza a tus rodillas y sollozaste fuertemente. Con todo el ruido que estabas haciendo apenas podías escuchar la voz de Pietro.

—Respira profundo, estas en uno de los cuartos de prueba del Hulk, ¿está bien? Si quieres golpear algo solo asegúrate de respirar profundo —trató de aliviarte con palabras llenas de preocupación, recostando su cabeza contra la puerta y respirando pesadamente.

Refregándote los ojos, sacudiste tu cabeza. Podías controlarte, tenías que hacerlo. Pietro presionó el pequeño botón que abría una pequeña escotilla en la puerta. Esto fue diseñado para retener al Hulk durante días, así que tenía mucha tecnología y Stark lo mataría si rompía algo.

Pietro pasó su mano por la escotilla, alcanzando la tuya; se podía ver a través de la puerta, así que él podía ver tu rímel corriéndose por tu cara.

Te nombró, tomando tu mano y apretándola muy fuerte mientras cerrabas tus ojos.

—Pietro, no puedo hacer esto, descubrí que no puedo morir, no envejeceré. Estoy atrapada en esta vida para siempre —lloriqueaste, exhalando lentamente.

—Voy a entrar, ¿está bien? —Preguntó antes de abrir la puerta con cautela, acompañándote en el piso y envolviéndote con sus brazos mientras llorabas.

Te nombro. —¿No lo has notado? Wanda y yo hemos estado aquí desde hace dos años y no lo has notado, Wanda está envejeciendo, yo no, mi estúpido metabolismo no me hace envejecer. Voy a tener que ver a Wanda envejecer y morir —suspiró, descansando junto a ti, y sentiste una pequeña lagrima caer un tu cara, gracias a él.

—Pietro, permanezcamos juntos, ¿sí? Por siempre, tú y yo —hablaste.

—Tú y yo por siempre —concordó Pietro, abrazándote fuertemente mientras los dos suspiraban.

Imaginas | Pietro Maximoff/QuicksilverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora