Quicksilver

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—¿Así que, que pasa contigo y Pietro? —Pregunto Natasha con una pequeña sonrisa que te hizo pausar el entrenamiento que estabas haciendo con ella, limpiando las pequeñas gotas de sudor de tu frente con una limpia toalla blanca. Tus mejillas se calentaron inmediatamente.

Tratando de actuar inocente, le preguntaste—: ¿Qué pasa con nosotros?

—Sé que él te gusta. Mucho —te sentaste en el piso frío y tomaste un sorbo de tu agua, humedeciendo tu garganta seca. Antes de decir algo miraste a tu alrededor para ver si alguien estaba cerca, preocupada de que alguien escuchara la conversación—. Veo la forma en que lo miras, como te pones nerviosa cuando hablas con él.

—Está bien, está bien. Tal vez si me gusta —susurraste—. ¿Es tan obvio?

—Lo es para mí. Pero no sé si lo será para los otros —ella se sentó junto a ti—. ¿Por qué simplemente no le dices?

—Sabes que no es tan fácil —suspiraste.

—Eres una persona maravillosa, él sería un tonto si no le gustaras —ella poso su mano derecha en tu hombro, tranquilizándote mientras hablaba. Una risa escapo de tu boca y aligero la situación.

—Wow, gracias, Nat. ¿Qué hay acerca de ti y Bruce? —Moviste tus cejas con sarcasmo, codeándola. Ella se unió a tu risa pero sus mejillas se tiñeron de rubor.

—¿Qué hay acerca de nosotros? —Se mofo de ti.

—Señoritas, por favor continúen su sesión de entrenamiento —la voz familiar de Tony hizo eco a través de los parlantes.

—Vamos, antes que el pavo real con lentejuelas venga a darnos un sermón —te reíste una última vez con las palabras de Natasha antes de ponerte de pie y continuar con tu sesión de entrenamiento.

Poco sabias que el chico que te gustaba estaba teniendo una conversación similar con alguien.

Los gemelos estaban actualmente viendo televisión. Bueno, Pietro lo hacía. Wanda estaba estudiando el rostro de su hermano, perdida en sus propios pensamientos. Pietro actuaba de una manera con la que Wanda no estaba familiarizada aun, simplemente porque ella nunca lo había visto actuar así.

Él estaba inseguro y temeroso de que tu no sintieras el mismo sentimiento; sin saber si decírtelo o no. Tú le hacías parecer... débil. O al menos eso era lo que él pensaba.

Wanda sabía que tú lo querías, y no solo por sus poderes. Ella y tu habían hablado de eso recientemente. Aun así ella no te había dicho que él también te quería. Aunque estuvo tentada de hacerlo algunas veces.

—Deberías decirle lo que sientes —le dijo a Pietro. Pietro se ahogó con su bebida y empezó a toser para sacar el agua de sus pulmones.

—¿Decirle que? —Él limpio su boca con el suave material de su camisa azul oscuro y sus ojos se encontraron con los de ella.

—Sabes de lo que hablo —el hombre de cabello platinado frunció su ceño, confundido. Wanda respondió su pregunta no formulada al decir tu nombre—. Si no lo haces, lo haré yo.

—¿Pero cómo?

—Solo díselo. Confía en mí, estarás bien.

—Ella sigue en el cuarto de entrenamientos —dijo una voz femenina.

—Oh, ¡hey, Natasha! —Wanda trato de llevar su vista hacia la voz de la espía rusa. Pietro se sintió un poco incómodo.

—No hagas de esto un drama, Speedy —Wanda se puso de pie, tomando el brazo de su hermano para arrastrarlo al cuarto de entrenamientos.

—Está bien, está bien, se lo diré —dijo él. Con una sonrisa feliz libero a su hermano, caminando de vuelta hacia Natasha.

Las dos Vengadoras compartieron una mirada satisfecha mientras Pietro iba hacia a ti.

—¡Ellos se verán tan lindos juntos! —Wanda chillo con emoción.

Dándole al maniquí un último golpe decidiste que era suficiente entrenamiento por hoy. Pusiste un mechón de cabello detrás de tu oreja, limpiando el sudor de tu frente mientras recogías tus cosas del otro lado del cuarto.

—¿En dónde está mi botella de agua? —Murmuraste y frunciste tu ceño mientras buscabas el objeto.

—¿Te refieres a esto? —Una voz con un acento europeo oriental pregunto detrás de ti. Te diste la vuelta y viste a Pietro con tu botella de agua en su mano derecha, sus labios trazando una sonrisa.

—Devuélvemela, por favor —él alzo su brazo, levantando la botella.

—Ven por ella —dejando salir un pequeño jadeo caminaste hacia él.

Tuviste su cuerpo muy cerca del tuyo cuando trataste de alcanzarla. Te paraste de puntillas, con tu mano derecha en su hombro y tu brazo izquierdo alzado. Demasiado enfocada en tomar de vuelta tu botella no notaste las mejillas rojas de tu oponente. De repente, él deslizó sus brazos alrededor de tu cintura, logrando que te acercaras mucho más a él.

—¿H-huh? —Fue lo único que dijiste antes de que él te plantara un beso. Pestañeando con sorpresa en el proceso tú rápidamente le correspondiste.

Pusiste tus brazos alrededor de su cuello para profundizar el beso.

—Te quiero —su voz fue solo un susurro cuando él se separó para llenar sus pulmones con aire de nuevo.

—Yo también te quiero, Pietro —los dos sonrieron y él unió sus frentes.

—Aww, ¡eso sí que es adorable! —La voz de Tony mofándose hizo eco en la habitación. Pietro le tiro la botella de agua a Tony. Él fallo, la botella aterrizo en el piso y el agua que una vez estuvo dentro formo un charco en el piso.

—¡TU LIMPIARAS ESO! —Grito Tony desde el pasillo.


Imaginas | Pietro Maximoff/QuicksilverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora