Recuerdos elementales

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No había mucho acerca de tu pasado que el equipo no supiera. S.H.I.E.L.D. había mantenido un ojo en ti desde que fuiste lo suficientemente grande para ser reclutada en la agencia y eventualmente decidieron que necesitabas más que un grupo de ataque o ser una agente casual.

Era verano, y luego de que te graduaste fuiste camino a una de las fiestas de tus amigos. Eras popular, la líder de las porristas, así que cuando alguien se acercó a ti en un traje elegante bajo el clima caluroso pensaste que había sido el scout de la escuela quien te había prometido que asistiría a tu graduación.

Rápidamente descubriste que el scout no era definitivamente del tipo escolar. S.H.I.E.L.D. sabía acerca de tus poderes. No querías saber cómo, pero fuiste sorprendida. Nadie sabía acerca de tus poderes. Ni siquiera tu familia de acogida.

El agente Barton o Clint, como lo conociste, te había llevado directamente a la sede y te había presentado a su compañera, la agente Romanoff.

Te habías deslizado en la usual rutina de S.H.I.E.L.D., tendrías ayuda para manejar tus poderes con especialistas y pronto estarías en el equipo, la cual era la razón para la cual te habían reclutado. Fury te había llamado a su oficina junto a Nat y Clint y les había explicado esto: un equipo para pelear las batallas necesitaba mucho más que un agente en entrenamiento, y fue llamado la Iniciativa Vengadores. Todos habían aceptado, sabiendo que no era realmente una opción sino una orden.

En los pocos meses que los condujeron a conseguir el Teseracto¹, habías aprendido mucho sobre el potencial de tu nuevo equipo. Había un súper soldado, un genio con armadura de metal, un científico con problemas de ira extrema, un Dios nórdico y tus dos mejores amigos.

Te uniste al equipo. Él mismo equipo luchó en la batalla de Nueva York, salvaron el día y todos siguieron con pequeñas misiones aunque seguían siendo un equipo funcional. Les tomo un tiempo a todos mudarse a la Torre de los Vengadores —formalmente la Torre Stark— pero tú te habías mudado justo cuando Tony te lo ofreció luego de que Loki se fuera con Thor.

Y esa era la historia de tu vida que todos sabían. Era la historia que habías memorizado y perfeccionado. Era la historia que no involucraba tu pasado antes de la graduación y eso lo hizo la historia familiar más feliz de la que era seguro hablar sin destruir tu alma. Pero no era la historia completa.

La razón por la que sabían acerca de tus poderes —el poder controlar los elementos— era la real tragedia. Eras hija única y tus padres te amaban. Era época de huracanes y eso proporciono la coartada perfecta, la cual no entendiste hasta que fuiste mayor.

Pudiste recordar el cielo oscureciéndose mientras el viento empezaba a levantarse afuera. Tus padres te habían agarrado y empezaron a hacerse camino al refugio que había bajo la casa, pero nunca llegaron.

El huracán irrumpió tu casa, tú solo tenías catorce años pero podías recordar los cuerpos sin vida de tus padres tirados en el suelo una vez que el huracán pasó. Les tomo tres días al equipo de rescate sacarte de los escombros y explicaron que había sido un huracán monstruo.

Te tomo tres meses darte cuenta de que no era un huracán monstruo. Había sido tus poderes comenzando.

Pronto, aprendiste acerca de ello mientras derramabas un vaso de agua y deseabas que no cayera en la laptop. Abriste tus ojos y el agua se congelo en el aire, y al mover tu mano hacia eso, se flexiono y se movió con tu control.

El fuego había sido el siguiente, cuando estabas cumpliendo dieciséis en una fiesta en la playa. Todos estaban un poco ebrios y alguien había encendido una toalla con un yesquero, te enfocaste en ello, esperando que agua apareciera en ella o algo. En cambio, las llamas instantáneamente se desvanecieron y entendiste lo que pasaría luego.

La tierra era el más bonito de los cuatro elementos. Habías escuchado a tu familia de acogida quejarse de que cada vez que trataban hacer crecer las flores nunca funcionaba. Era perturbador ver lo triste que estaban por eso. Para ese momento ya habías descubierto que podías controlar los elementos, así que te sentaste frente a la flor y pusiste tu mano sobre ella durante unos minutos y la viste crecer bajo la palma de tu mano. Nunca habías visto una mujer más feliz gracias a las flores como cuando tu madre adoptiva notó que había crecido.

Las misiones habían ido y venido, y tu equipo había ganado tres miembros más: Pietro, el más rápido; Wanda, la de poderes mentales y telequinesis; y Visión, el androide que Tony creó.

La misión de Ultron fue dolorosa y había tenido secuelas muy largas para ti. Cuando Wanda había estado en el lado de Ultron había usado sus poderes mentales en casi todos —excepto Clint— y te había traído memorias dolorosas que habías tratado de bloquear y no pensar desde que tenías quince.

Había traído pesadillas con ello, y aunque ella había removido las visiones de todos, aún seguían en tu cabeza porque no era una visión. Deseabas que lo fuera, pero había pasado—tu habías asesinado a tus padres.

Pietro fue el primero en notar lo cansada que habías estado las últimas semanas, las bolsas bajo tus ojos solo empeoraban gracias a las noches de pesadillas y poco sueño. Wanda no entendía lo que había visto en tu cabeza y había presumido que la muerte de tus padres había sido por un huracán. No había sumado dos más dos.

Burbujeaba hasta que explotaste en una de las noches de pizza del equipo. Pietro te había preguntado una vez más lo que te había pasado y no podías seguir soportándolo.

—¡¿Los mate, está bien?! —Gritaste de repente, toda la habitación se congeló y voltearon a verte, inconscientes de lo que hablabas—. Mis padres no fueron asesinados por un huracán, ¡fueron asesinados por MÍ! ¡Yo era el huracán! —Gritaste, todos en seguida lo captaron. Ellos sabían acerca de tu pasado, pero siempre pensaron que había sido el huracán.

Pietro te acerco una mano reconfortante mientras sentías las lágrimas bajar por tu cara, pero alejaste su mano y dándote la vuelta saliste de la habitación, y de la Torre. No sabias a donde ibas pero era demasiado. Habías hecho demasiado.




¹El Teseracto es una en forma de cubo de un poder incomparable que una vez perteneció a Odín. 

Imaginas | Pietro Maximoff/QuicksilverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora