Demasiado tarde

4.7K 350 43
                                    

Habías estado trabajando para S

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Habías estado trabajando para S.H.I.E.L.D. desde que podías empuñar un cuchillo, lo que había sido relativamente joven para ti. Te habían entrenado para ser la mejor joven agente en su arsenal, siguiendo a Maria Hill, Clint Barton y Natasha Romanoff, incluso a pesar de que esta última había sido una asesina entrenada. Era seguro decir que eras bastante ruda.

Mientras habías sido enviada a Sokovia para una misión, habías conocido a un par de gemelos quienes se habían convertido en tus amigos más cercanos: Pietro y Wanda Maximoff. Tenías un pequeño enamoramiento por Pietro y te ponías rápidamente celosa cuando él estaba con sus otras amigas chicas. No podías culparlas; él era extremadamente apuesto y gracioso, básicamente todo lo que una chica quería en un chico. Y parecía que él estaba completamente inconsciente de tus sentimientos por él, viendo que él coqueteaba con muchas otras chicas abiertamente, lo cual hería una y otra vez tu corazón.

Todos en el equipo podían ver claramente tu amor por Pietro, y Wanda estaba tratando lo mejor de sí misma para mantener tu ánimo.

—No te preocupes, Pietro se dará cuenta de ello eventualmente, ya lo veras —pero sus palabras no te dieron consuelo mientras ustedes dos se sentaban juntas en el Quinjet de camino a Sokovia para luchar contra Ultron y sus centinelas.

Tu pierna se movía de arriba abajo con nerviosismo mientras jugueteabas con tus dedos inconscientemente, tus ojos fijos en tus botas. Estabas asustada; tenías un mal presentimiento acerca de esta batalla y solo esperabas que ese presentimiento estuviera errado.

—Muy bien, chicos, estamos aterrizando hora. Prepárense para desplegar —dijo Tony mientras aterrizaba el Quinjet en algún lugar del bosque en el borde de la cuidad. En el momento en que la puerta se abrió, avanzaste hasta llegar a tu estación: algún lugar cerca del centro de la ciudad.

Estabas sola en tu lugar, viendo como los otros también estaban en sus estaciones a través de la ciudad, pero podías escucharlos hablarse por los auriculares. Te quedaste completamente en silencio, su débil parloteo cayó a segundo plano cuando escuchaste a los gritos de la gente mientras evacuaban. Ayudaste a algunas personas a dirigirse fuera del centro por si se perdían, pero entonces el suelo bajo tus pies comenzó a temblar y se sacudió, haciéndote caer al suelo. Repentinamente escuchaste tu nombre siendo llamado por el auricular.

—Agente, ¿estás ahí? —La voz familiar creció con pánico; era Wanda.

—Estoy aquí. ¿Qué es lo que pasa? —Dijiste rápidamente, escuchando las siguientes instrucciones.

—Ultron está levantando la ciudad. ¡La ciudad está volando! —Escuchaste su grito y tu corazón se hundió. Eso no era bueno.

El suelo bajo de ti continuó sacudiéndose y viste como la parte de la ciudad en la que estabas comenzó a levantarse. Escuchaste un sonido sibilante detrás de ti y te diste la vuelta para enfrentarte con Pietro.

—¡¿Estas bien?! —Dijo con preocupación, escaneándote apresuradamente. Tu corazón se tambaleo y se rompió en ese mismo momento, así que solo te quedaste en silencio y asentiste—. Cubro tu espalda si tú cubres la mía —continúo, tratando de hacerte hablar, pero de nuevo, tú simplemente asentiste. Pietro suspiro con frustración y agarro tus hombros con firmeza y levanto tu barbilla para lograr que lo miraras—. Habla conmigo, por favor... ¿Qué pasa? —Arrullo gentilmente, pasando sus pulgares por tus mejillas, sus ojos azules estaban llenos de preocupación.

Por mucho que querías derretirte en su abrazo y decirle todo lo que sentías en tu corazón, las imágenes de él coqueteando con otras chicas saltaron en tu cabeza, devolviéndote a la realidad y causando que rompieras el abrazo, con tus ojos llorosos.

—Yo-yo lo siento, yo... yo n-no puedo hacer esto —tartamudeaste débilmente antes de darte la vuelta y salir corriendo, dejando a Pietro aturdido y congelado en el lugar.

Corriste y corriste, destruyendo centinelas de Ultron a diestra e izquierda, desahogando tu rabia y tristeza con cada uno de los centinelas que destruías. Pronto se te unió Steve, quien te estaba ayudando a pelear contra el número casi abrumador de robots.

Steve te nombro. —¿Que le hiciste a Pietro? Wanda me acaba de contactar por el comunicador y me dijo que esta algo distraído —cuestiono Steve y tiro su escudo a un grupo de robots, destruyéndolos a todos. Te congelaste momentáneamente.

—Yo... yo no he hecho nada.

Steve te dio una mirada extraña antes de continuar peleando. Peleaste con toda tu fuerza, tomando a los robots que quedaban en el centro y a la derecha. Luego, repentinamente, uno de los robots aterrizo detrás de ti. Reaccionaste demasiado tarde. Antes de que terminaras de darte la vuelta por completo sentiste un dolor agonizante a través de tu abdomen, otro en el lado derecho de tu pecho y un tercero en tu hombro izquierdo. Diste un jadeo estrangulado mientras caías de rodillas, tu sangre teñía tus manos mientras tratabas de cubrir las heridas. Steve rápidamente destruyo a los robots antes de correr hacia a ti. Él te atrapo mientras caías de espalda, tu sangre brillaba en tu traje.

Steve te llamo. —¡Quédate conmigo! Estarás bien, ¿sí? —Grito, antes de rápidamente hablar por su auricular—. Chicos, ¡agente caído!, ¡necesitamos asistencia! Es... es grave.

Todo tu cuerpo estaba en dolor y tu visión comenzó a volverse borrosa.

—Steve... yo... yo quiero a P-Pietro... —murmuraste débilmente mientras el mundo se volvía oscuro. Tu cabeza recostada contra el hombro de Steve mientras que de la comisura de tu boca salía un hilo de sangre. Steve estaba diciendo algo que ya no podías escuchar; el mundo había perdido el sonido—. D-Dile a Pietro que... lo a-amo... p-por favor —rogaste débilmente y te adentraste en la oscuridad. Podías sentir débilmente alguien sacudiéndote y viste a Steve asentir, una lagrima bajo por su mejilla... Diste la sonrisa más fuerte que podías dar y miraste el hermoso cielo azul antes de que todo se volviera negro.

En el momento en que Pietro escucho la voz de Steve por el auricular su corazón cayó hasta su estómago; él no podía perderte. No como había perdido a sus padres. Así que empezó a correr más rápido de lo que lo había hecho en su vida entera. Las lágrimas picaban en sus ojos y rezaba una y otra vez en su mente: "Dios, por favor, no ella, no puedo perderla también. Por favor". Él débilmente escucho una voz gentil por el auricular: "Steve... yo... yo quiero a P-Pietro..."; eras tú, y por el sonido de tu voz no te quedaba mucho tiempo. La voz de Pietro tembló con tu habla por el comunicador.

—¡Estoy yendo! ¡Capitán, dile que ya voy! —Él escucho al Capitán diciéndote que ya iba en camino y que deberías resistir, y que ibas a estar bien. Pero lo que Pietro escucho después rompió su corazón: "d-dile a Pietro que... lo a-amo... p-por favor".

Tu voz era tan débil... El corazón de Pietro se estaba rompiendo pedazo por pedazo.

—¡NO, NO, NO! —Grito Pietro por el auricular, su tristeza y miedo salió a la superficie. Luego, de repente, él sintió un sentimiento extraño en su corazón que lo hizo detenerse; de repente, él sintió como si la mitad de su corazón se hubiera perdido, como si hubiera un hoyo en su pecho. Y ahí, como un rayo, la realidad de lo que podría haber pasado lo golpeo. Él dio el grito más desgarrador de dolor agonizante y angustia mientras caía al suelo, con su cabeza en sus manos mientras lloraba casi histéricamente.

Él se puso en pie, sollozando mientras corría tratando de llegar a donde Steve y tú se encontraban. Él encontró a Steve parado en un silencio solemne mientras observaba el cuerpo de una joven chica, quien yacía inmóvil en el suelo en un charco de sangre. El corazón de Pietro había sido arrancado de su pecho; había llegado demasiado tarde. Mientras se sentaba cerca de tu cuerpo, él pudo escuchar a Wanda llorando por el auricular y a los otros tratando de averiguar cómo llegar a donde estaban Steve y Pietro.

Mientras Pietro sostenía tu cuerpo en sus brazos, tu cabeza rodó en su hombro, sin fuerzas, y con una gentil sonrisa en su rostro; en la muerte lucias como la joven mujer que eras, en vez de la madura y mortal agente en la que te habían convertido.

—Y-yo lo s-siento tanto, c-cariño. Yo t-también te amo. L-lo lamento tanto. Yo... de-debí haberlo sabido... Oh Dios, no... —Pietro sollozo en tu cabello, meciéndote gentilmente. La única vez que había importado que fuera rápido, no lo había sido lo suficiente. Él había llegado demasiado tarde.

Imaginas | Pietro Maximoff/QuicksilverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora