Atracción Poderosa

3.7K 364 108
                                    

Ellos nunca cuestionaron en realidad porque nunca usabas camisas de mangas cortas, o porque siempre usabas guantes negros. Habías diseñado tu traje para que tus guantes negros y largas mangas negras encajaran con tu conjunto por completo, así que nada destacaba realmente como extraño a simple vista.

Habías estado trabajando para los Vengadores solo por unas semanas o más y hasta ese momento todo había pasado sin problemas. Tenías miedo de que pensaran que eras extraña por lo mucho que te cubrías, pero ellos tenían tantas cosas en que pensar que la última cosa por la que estarían preocupados seria tu sentido de la moda.

Bueno, eso fue hasta que Pietro Maximoff te pidió que le ayudaras a lavar los platos.

No podías decirle que no a él, sería demasiado grosero e irrespetuoso. Eso, y que estabas un poco enamorada del corredor sokoviano, así que definitivamente no querías toparte con su lado malo.

Eras como Natasha —al menos de acuerdo a la base de datos de S.H.I.E.L.D.—, solo eras un ser humano regular con un conjunto de habilidades de combate extremadamente impresionantes. La mayoría de eso era correcto, excepto por la parte de ser humano. Eras algo extraño, una mutante, si se quiere. Habías tenido un poder extraño desde hacía algunos años, el cual es activado cuando una persona toca tu piel, y es esa la razón por la que te cubrías tanto. Te uniste a S.H.I.E.L.D. porque querías estar alrededor de un grupo de personas que no eran normales y que fueran, de alguna manera, como tú.

—¿Por qué no te quitas tus guantes y comienzas a enjugar los platos, esta bien? —Dijo Pietro, mientras trataba de equilibrar una gran pila de platos en su mano y llevarlos a la mesada. Cuando los Vengadores terminaban de cenar juntos quedaban muchos platos sucios.

Tragando con nerviosismo, te quitaste los guantes y los pusiste en tu bolsillo trasero.

«No es gran cosa», te dijiste a ti misma. «Él va a hacer sus cosas y yo también. Él no se acercara a mi piel. Está bien»

Pasaste los platos debajo del chorro de agua con tus ojos continuamente mirando de reojo a Pietro para ver si aún estaba en su lado de la cocina, poniendo los platos limpios en la alacena.

Pietro miro cercanamente a uno de los platos por un momento y entonces corrió hacia donde tú estabas y metió su mano en el fregadero para poner el aun sucio plato para otro enjuague.

—¡No! —Gritaste cuando se acercó a ti, pero era demasiado tarde. Tu pulgar rozo la palma de su mano y repentinamente todo cambio.

Los ojos de Pietro se abrieron como platos instantáneamente hacia ti y viste la lujuria. Él tomo tu mano y la unió con la tuya. Él, sin pensar, comenzó a caminar hacia adelante lo que causo que tú dieras unos pasos hacia atrás torpemente. Trataste de zafarte de su agarre para parar la conexión libidinosa, pero él no cedía.

—Eres la persona más hermosa que he visto —dijo Pietro mordiendo su labio mientras te observaba. Hubieras disfrutado esa clase de comentario si hubiera sido genuino. Tus poderes solo hacía a los otros caer en un hechizo de atracción sexual durante el tiempo en que te tocaran.

—Pietro, deja ir mi mano —dijiste con una voz baja y calmada.

Él pestañeo una cuantas veces con confusión. —¿Por qué?

Tu espalda golpeo la mesada que daba con la otra pared, efectivamente golpeando la pila de platos que Pietro tenía que poner en la alacena. El gran estruendo hizo eco en la Torre, lo que llevo a todos tus compañeros a precipitarse hacia la cocina.

Tomaste ventaja de la situación y apartaste tu mano de la de Pietro, lo que causo que se tambaleara hacia atrás y casi cayera.

—¿Qué paso? —Pregunto Tony, consternado—. Escuche un estruendo.

Imaginas | Pietro Maximoff/QuicksilverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora