Avena y peleas

5.8K 420 40
                                    

Las lágrimas bajaban por tu cara cuando te rencontraste de nuevo en tu habitación en la Torre de los Vengadores. Un sollozo ahogado salió de tu boca pero tus manos amortiguaron el sonido.

Pietro y tú habían peleado más temprano acerca de ti haciendo tu trabajo correctamente.

—¡¡¡No quiero tener que preocuparme por perder a mi novia en un incendio!!! —Pietro grito con ira.

—¡Bueno, entonces no debería ser tu novia! ¡Así no tendrías que preocuparte por mí! —Replicaste.

—¡Bien! Ahora no tengo una pegajosa, grosera, e idiota novia con la que lidiar —grito.

Jadeaste y diste unos cuantos pasos hacia atrás. Las lágrimas brotaron de tus ojos y cuando Pietro lo vio, él instantáneamente se enojó aún más y mofo.

—¿Qué? ¿No viste eso venir?

Tu puerta se bloqueó por si misma cuando entraste. Te tiraste sobre tu cama y gritaste con dolor: ''¡¿cómo pudiste?!''

Luego de sollozar te encontraste a la deriva en una tierra de pesadillas.


El sol salió de nuevo pero para ese momento ya te habías convertido en un zombie. Te forzaste a ir hacia la cocina para comer algo de avena, así no te estarías muriendo de hambre.

Él estaba sentado en la mesa tomando jugo de naranja, luciendo absolutamente miserable. Sus ojos azul eléctrico era grises y también estaban rojos e hinchados. Al igual que tú se movía como un zombie.

Silenciosamente te dirigiste hacia el gabinete, pero tú siendo tú, golpeaste un bol de plástico. Te encogiste pero te diste la vuelta para ver la reacción de Pietro.

En vez de seguir sentado en la mesa, se paró en el lado opuesto de la cocina con su brazo sobre la barra.

Lagrimas frescas vinieron a tus ojos pero rápidamente te volteaste para hacer tu avena, mientras te limpiabas las lágrimas.

—Lo siento —pronuncio.

Paraste de preparar tu desayuno y lentamente te volviste para enfrentar a Pietro de nuevo.

Él nunca decía que lo sentía primero. Pero esto debió haber sido realmente grave para él.

—Luego de que te fuiste me quebré. Enfurecí, grite, cualquier otra palabra que se te ocurra lo hice. Cometí un error, dragoste¹, realmente lo hice.

Con lágrimas corriendo libremente por tus mejillas, corrieron el uno hacia el otro, se aferraron y se sostuvieron mientras lloraban.

—Te amo, Pietro, por favor, nunca vuelvas a dejarme —te aferraste a él con desesperación.

Temblando beso tu frente. —Nunca más.

Lo sostuviste aún más fuerte, con miedo de que deslizara lejos de ti y te enviara a la locura.

Ustedes eran sus rocas. Uno no podía sobrevivir sin el otro.




¹Amor.

Imaginas | Pietro Maximoff/QuicksilverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora