Lo hice de nuevo anoche, me convertí en un animal

6.5K 392 27
                                    

Estaban teniendo una discusión una vez más

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Estaban teniendo una discusión una vez más. Esta era la tercera vez en la semana que gritabas para que te escucharan. Él nunca te prestaba ningún tipo de atención; solo cuando tenían sexo, por supuesto.

Necesitabas confrontarlo, ¿cierto? Así que eso fue exactamente lo que hiciste. Cuando él estuvo sentado, viendo televisión en el sillón. Marchaste hacia la habitación. Mientras sus ojos danzaban de un lado de la pantalla a otro, su pierna subía y bajaba a la velocidad de la luz.

Aclaraste tu garganta, con tus brazos cruzados en tu pecho. Él volvió su cabeza hacia a ti por un segundo pero luego se enfocó de vuelta en la pantalla. Esa fue la gota que derramo el vaso, bueno, al menos para ti. Tomaste el control remoto, apagaste la televisión y lo tiraste por la ventana.

¿Había sido algo un poco extremo? Sip, absolutamente. Pero, ¿te importaba un carajo? Nop. Sus ojos se abrieron con sorpresa y se empezó a levantar de donde estaba sentado. Había una hendidura en el sillón por el tiempo en el que había estado sin moverse, lo que te confundió; él siempre se estaba moviendo.

Sus manos se volvieron puños y sus nudillos se tornaron blancos. La forma en que su mandíbula se tensó te mato por dentro pero trataste de obviarlo. Tosiste secamente, caminando hacia él.

—Pietro —murmuraste, disparándole una mirada en el proceso.

Él frunció el ceño ligeramente, acercando su mano para apartarte. Apartaste su mano lejos de ti.

—¿Que carajos te pasa últimamente? —Le gritaste. Suspirando lo viste caminar hacia la cocina. Él paro secamente—. En serio, ¡dímelo!

Dándose la vuelta corrió hacia a ti, el viento golpeo contra tu rostro. Él mismo ceño seguía plasmado en su cara.

—¿Qué carajos te pasa a ti? —Dijo lentamente, con voz baja mientras sus dientes se apretaban.

No querías admitirlo pero, maldición, se veía tan sexi enojado.

—¡Tu! —Gritaste, escupiendo veneno de tu lengua. Él alzo una ceja mientras te paseabas por la habitación—. ¡Me has estado ignorando completamente toda la maldita semana! ¡Estoy harta, Pietro! Estoy. Harta... —susurraste, dejándote caer en una silla—. Ya no me siento amada... como si de un día para otro me hubieras dejado de amar y no sé porque...

Su rostro se suavizo, tus palabras golpearon su corazón como un gigante saco de ladrillos. ¿Pretendía él hacerte eso? Por supuesto que no. Él te amaba; él te ama. Lagrimas rodaron por tus mejillas mientras que tus sollozos llenaron la habitación. Pietro se arrodillo frente a ti y limpio las lágrimas con su pulgar.

—Yo nunca deje de amarte. Solo perdí mi camino y no recordé a quien tenía hasta que lo perdí —susurro, presionando su frente contra la tuya.

—Todavía no me has perdido.

Imaginas | Pietro Maximoff/QuicksilverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora