Capítulo 10

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Aonung pasó esa noche pensando en si Neteyam estaría bien. Apenas pudo pegar ojo, se sentía intranquilo por las palabras de Rotxo: :"una guerra es una guerra".

Estaba preocupado, porque apesar de que quisiera confiar en Neteyam, una parte de él sabía que casi lo perdió la última vez, y no estaba dispuesto a perderlo.

Así que después de darle vueltas una y otra vez durante toda la noche, solo encontró una opción, y era que Lo'ak lo llevara allí, puesto que ni andando ni en su ilu podría llegar hasta allí.

Al día siguiente, por la mañana lo primero que hizo fue mentalizarse de que tenía que tratar a Lo'ak de la mejor manera posible para que este lo quisiera llevar, ya después tenía que convencerlo, eso estaba claro.

Aonung fue a buscar a Lo'ak a su tienda, al no verle allí se imaginó que habría ido a por su ilu, y en efecto, cuando llegó al muelle le vio tomando una de las sillas para montar.

-Buenos días- dijo Aonung poniendo la mejor cara posible, Lo'ak se le quedó mirando en plan:"y a este que bicho le ha picado"

-Buenas... - dijo confundido- ¿te pasa algo?

-No, bueno, nos preguntamos si querías ir al arrecife con nosotros.

-¿y que me dejeis tirado?No gracias, por ahí no paso- coloca la silla en su ilu y luego se sube a este.- ¿Qué es lo que realemnte quieres? - dijo mirandole porque era consciente de que él no le agradaba tanto como para invitarlo a ningún lado- es mejor que lo pidas directamente, no me gusta la gente falsa.

Aonung suspiró levemente, y se rasco la nuca mirandole

-Necesitaba que me llevaras a las montañas aleluya.

-Si te llevo mi hermano me mata, porque por alguna razón que desconozco le gustas mazo, y si te llega a pasar algo, entonces estaré muerto, así que olvídate, no cuentes conmigo para eso.

-Por favor, el que necesita ayuda es tu hermano, no yo, no ves que es un cobardica sin remedio, no aguantará ni dos días en la guerra.

-Ha sido su decisión, podrían haberme llevado pero no lo han hecho, así que no voy a ir- le mira- soy consciente de que soy la vergüenza de esta familia, no quiero ir allí para que mi padre me lo recuerde de nuevo.

-Vamos Lo'ak, no tienen porque pillarnos, solo iremos a vigilar, nada más, cuando se acabe todo volveremos ese mismo día para que no nos pillen.

-¿Y que pasa con nuestros padres, eh? No crees que echaran un hijo en falta

-Es mejor pedir perdón que pedir permiso- miró a Lo'ak- solo te pido que me lleves, después podrás irte si es lo q quieres.

Lo'ak se quedó en silencio pensando, no quería ir con Aonung, pero si que quería ir a las montañas aleluya. Pensándolo bien, no era tan mala idea, si iban juntos al menos la bronca no se la comería el sólo.

-Bueno... está bien... iremos esta noche, pero no te quiero oír una palabra en todo el viaje, ¿entendido?

Aonung asintió varias veces y luego se fue de allí a preparar lo que iba a llevar.

Lo'ak por otro lado se fue a visitar a Payakan.

Cuando llegó el eclipse esperaron a que todo el mundo durmiendo y entonces salieron juntos hasta llegar a su Ikran, se subieron y Lo'ak miró de reojo a Aonung

- ni se te ocurra tocarme ni un pelo que te tiro fuera del ikran eh, sujetate a lo que puedas

-pero... - decidió callarse y como dijo Lo'ak se agarró donde pudo, luego salieron de allí en dirección a las montañas aleluya

No hablaron en todo el camino y la tensión era palpable en el ambiente, no estaban cómodos pero no se quejaban ya que sabían que se estaban usando mutuamente, así que decidieron no discutir para hacer más ameno el viaje.

Cuando llegaron se quedaron en las montañas aleluya apesar de que no había nadie allí.

Con los trozos de tela rotos se montaron una tienda y se metieron dentro a pasar  la noche

-Mañana a primera hora iremos a buscarlos- dijo Lo'ak

-Está bien, pero cómo lo haremos para que no nos encuentren ellos antes

-no lo sé,  habrá que verlo.

No sé dijeron nada más  y cada uno se acostó en cada extremo de la tienda dándose  la espalda.

A la mañana siguiente, cuando se despertaron,  salieron de las montañas aleluya para luego internarse en el bosque.

Aonung estaba algo tenso, ese no era su sitio y se sentía pequeño en comparación a los grandes árboles,  sin hablar ya de lo preocupado que estaba porq no sabía con qué clase de bichos se iban a encontrar.

Andaban los dos sin rumbo concreto, dejándose guiar el instinto de supervivencia. Entonces empezaron a escuchar a los arbustos moverse como si algo o alguien les estuviera acechando. Lo'ak rápidamente saco su daga preparado para lo que fuera a salir de esos arbustos.

La Ira Del BosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora