Capítulo 34

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Cuando llegaron, Aonung unió a Neteyam a la Ensenada, luego le siguió sujetando entre sus brazos, acurrucando el cuerpo de Neteyam contra él.

Le abrazaba rezando pidiendo que eywa hiciera algo. No podía devolvérselo y luego quitárselo, no era justo.

Aonung lloraba como nunca antes lo había hecho. No comprendía porque alguien iba a hacerle esto a Neteyam.

Lo'ak se hizo paso entre la gente, al ver el cuerpo de su hermano, fue rápidamente  hasta donde estaba Aonung.

Miraba a su hermano, colocó una mano en la cabeza de Neteyam.

-Vamos hermano, tú puedes, por favor, hoy no, todavía no, es demasiado pronto - dijo Lo'ak.

Kiri y Tuk se acercaron también  al lado  de Neteyam, Tuk se abrazó a Kiri llorando asustada.

Kiri la abrazaba sin apartar la mirada de su hermano.

Aonung seguía rezando en murmuros. Necesitaba que ese milagro sucediese con todas sus fuerzas.

Tsireya fue al lado de Lo'ak para apoyarle.

Kiri tomó una de las manos de su hermano y empezó a rezando también junto a Aonung.

Cuando pasó el tiempo y nada sucedía, ya lo dieron todo por perdido. Excepto a Aonung, él no iba a irse de allí sin Neteyam. Incluso si le decían que tenía que irse, él seguía sujetando a Neteyam rezando.

Lo'ak no podía quedarse más viendo así  a su hermano, salió de allí,  pero no para irse a su tienda sino para buscar quien era el culpable y matarlo con sus propias manos.

La gente poco a poco se fue yendo hasta que solo quedaron Neytiri, Jake, Aonung y Ronal alrededor de Neteyam.

El antídoto lo había recibido tarde, quizás los daños del veneno ya era irreversibles, no había mucho que hace en ese caso.

Aonung escondió la cara en el cuello de Neteyam, llorando.

Al final solo quedó él,  se había negado a dar a Neteyam por muerto.

Neytiri y Jake había perdido la esperanza y Ronal prefirió darle a su hijo el espacio que necesitaba para despedirse de Neteyam.

Aonung lo abrazaba contra él llorando.

-Lo siento tanto, me prometí a mi mismo que esta vez yo te protegería... y no he sabido hacerlo, lo siento... perdoname -lloraba- vuelve conmigo por favor Tey, no me dejes solo de nuevo, no quiero estar sin ti  no puedo...

Aonung lloraba sin parar abrazando a Neteyam. Pasó horas allí rezando y pidiendo una y otra vez a Eywa que le devolviera a Neteyam.

Supongo que por no tener que escucharlo más, Eywa hizo caso a su petición y decidió devolverle a Neteyam.

Neteyam se despertó de golpe, miró a los lados confundido, y después miró a Aonung que estaba llorando con la cara escondida en su cuello. Neteyam se extrañó,  estaba confundido porque él no sabía lo de la flecha, al ver a Aonung así,  se preocupó y lo abrazó.

-Cielo... ¿Qué pasa?¿Por qué lloras?- preguntó Neteyam.

Aonung al oír su voz pensó que se estaba volviendo loco, levantó la cabeza para mirarlo, al ver que tenía  los ojos abiertos, abrazo a Neteyam con fuerza.

-Gracias gran madre, gracias - sonrió feliz apesar de que aún caían lágrimas por sus mejillas, abrazó a Neteyam y luego le dio besos por toda la cara.

Neteyam le dejó darle besos y sonrío levemente  aún confundido.

Neteyam le miró y le secó unas lágrimas, al ver donde estaba, miró a Aonung

-¿Qué hacemos aquí?

-Eso no importa ahora... ahora lo que importa es que estás vivo.

-¿ Y por qué no iba a estarlo?- preguntó  Neteyam aún más confundido.

-Ya te lo explicaré en otro momento- dijo Aonung acariciando la mejilla de Neteyam, luego apoyó su frente contra la de él.  - No vuelvas a separarte de mi por favor...

-Mmm... está bien- murmuró Neteyam mirandole.

Cuando Aonung se apartó de él,  Neteyam se levantó,  le dolía todo pero sobretodo la zona donde le había atravesado la flecha, al ver el agujero, abrió mucho los ojos, después miró a Aonung

-¿Qué me ha pasado?- preguntó preocupado

Aonung le miró en silencio y se acercó a él.

-Alguien ha intentado matarte Neteyam...

Cuando dijo eso Neteyam le miró,  ahora más asustado que preocupado.

-Tienes que estar de broma... seguro haya sido un accidente o algo...

-Neteyam cuando tienes un accidente no dejas al otro con una flecha venenosa que te puede matar, clavada, y luego te vas... las intenciones que tenía son claras...

Neteyam estaba confundido,  intentaba buscar un responsable pero no se le ocurría nadie que pudiera haber querido hacerle eso.

Aonung le tomó en brazos, levantandolo del suelo.

Neteyam le miró unos segundos y luego se acurrucó a él. 

Aonung lo llevó hasta donde estaban las tiendas y lo primero que hizo fue llevarlo con sus padres para que vieran que su hijo estaba vivo.

Neytiri al ver a Neteyam despierto,  salió disparada a abrazarlo.

Le abrazó con todas sus fuerzas y pronto Jake se unió también al abrazo  a su hijo.

Neteyam dejó que lo abrazaran un rato.

Después Aonung se lo dejó saber al resto de la tribu, y llevó a Neteyam a su tienda para que pudiera descansar puesto a que había sido un día demasiado largo para ambos.

Cuando llegaron, Neteyam se acostó,  Aonung cerró la entrada de la tienda por si caso y luego se acostó al lado de Neteyam, abrazandolo mientras le acurrucaba a él.

Neteyam miró a Aonung y escondió su rostro en el pecho de Aonung, en silencio. Aonung le abrazaba acariciando su espalda.

-Descansa Ma Neteyam... mañana buscaremos al culpable de todo esto...

Neteyam asintió levemente cerrando los ojos.

Aonung le miraba en silencio, sintiéndose culpable por lo que había pasado. Se sentía mal por no haber estado para ayudarlo y no haberse dado cuenta de su ausencia mucho antes.

Pero no podía dar vuelta atrás, solo podía prometerse que se aseguraría de que nadie más hiciera daño a Neteyam. No quería otro susto como ese, al menos no mientras él estuviese vivo. No  quería tener que estar sin Neteyam por mucho más tiempo.

-Te amo Ma Neteyam. - dijo pensando en el miedo que antes había sentido por perderlo.

Neteyam abrió los ojos y miró a Aonung.

-Y yo a ti pececito - dijo y sonrió levemente.

La Ira Del BosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora