Capítulo 40

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Ya en la tarde, Neteyam estaba en la tienda con su madre, esta le estaba peinando haciéndole unas trenzas mientras hablaban.

-¿Está todo bien con Aonung cielo?- preguntó Neytiri

Neteyam no supo que contestarla, se encogió de hombros.

- ¿A ti no te pasa que a veces miras a papá y lo único que te gustaría es pegarle un guantazo?

-Si, muchas veces

-Pues aquí lo mismo, pero no se lo doy por respeto a mi mano - dijo Neteyam - es que me molesta como trata a Lo'ak...

-¿Qué ha pasado?

-Aonung es igual a su madre, cuando ven algo distinto ya piensan que es malo. Tratan a Lo'ak como si fuera uno de los hombres del cielo. Y no me parece justo, porque Lo'ak solo intenta encajar aquí,  se esfuerza, yo lo sé. Y que Aonung se comporte así agota mi paciencia, después de tantos años en los que ha tenido que convivir con Lo'ak sigue teniendole el mismo asco que el primer día. Sé que Lo'ak a veces es un Skxawng pero tampoco es para decir lo que dice Aonung, porque me ofende y mucho. Me parece una falta de respeto que diga eso y no se lo voy a consentir.

Neytiri escuchó a su hijo atentamente y se sentó mientras hacía las trenzas.

- Quizás de verdad no piensa así y solo lo dice porque tu hermano le cae mal y quiere justificarse de algún modo.

-Pues esa no es la manera y aunque te caiga mal no deberías decir esas cosas, no está bien - dijo Neteyam

-No seas tan duro con él Neteyam, se está esforzando mucho para poder estar contigo... pero no puede cambiar tanto en tan poco tiempo... solo déjale adaptarse poco a poco, igual que Tsireya hizo con vosotros para enseñaros a manejaros por aquí...

Neteyam suspiró levemente. Quizás su madre tenía razón y estaba siendo demasiado duro con Aonung al exigirle tantas cosas.

-Está bien... pero aún así no me gusta que diga eso.

-Lo sé,  y ahora él también lo sabe, pero no te enfades con él,  no vale la pena - dijo Neytiri y luego miró a su hijo- no os hagas sufrir más de lo necesario que ya lo habéis tenido suficientemente difícil

Neteyam la miró unos segundos y luego miró al frente pensativo.

- Además date cuenta de que está así  sobretodo por el hecho de que Lo'ak está  con su hermana y él solo quiere lo mejor para ella, quizás le preocupa que la imprudencia de Lo'ak pueda jugarla una mala pasada. Se preocupa y por eso es duro con Lo'ak, porque quiere saber que su hermana va a estar en buenas manos... entiendolo, estoy seguro que tú  querrías lo mismo para Tuk y para Kiri.  - dijo Neytiri- Aonung ya sabe que Lo'ak no es un mal chico, tiene un corazón muy grande, pero a veces hace cosas que lo ponen en peligro a él y a veces sin querer pues salen dañados los demás de forma colateral... y Aonung no quiere que nada le pase a su hermana - Acarició la mejilla de su hijo.- Calmate un poco y luego ve a hablarlo con él... quizás así consigas entenderle un poco mejor y él a ti también.

Neteyam asintió levemente.

-Y recuerda, no seas tan duro con él - dijo Neytiri- que él también ha esperado siete años para verte y te ha echado de menos tanto como tú a él.

Neteyam la miró y luego se levantó del suelo.

-Gracias mamá- sonrió levemente y luego salió de la tienda.

Después llamó a su ilu, y una vez montado en él,  fue hacia la Ensenada de los ancestros, necesitaba hablar con Eywa, porque eso le proporcionaba la paz que necesitaba antes de hablar con Aonung.

Una vez allí se unió a la ensenada y después  comenzó a rezar intentando pensar con más claridad. Sabía que su madre tenía razón en cierto modo así que después de una hora más o menos, decidió volver con la tribu y fue a buscar a ver donde estaba Aonung.

Buscó y preguntó a varios de sus amigos, entre ellos Rotxo, pero ninguno sabía a dónde había ido Aonung después de lo de esa mañana. Neteyam fue a la tienda de Aonung pero no estaba allí tampoco. Estaba confundido, le extrañaba que no estuviera por allí.

Luego de pensar en los posibles sitios que podía estar, decidió ir al arrecife en su ilu para ver si estaba por allí Aonung.

Cuando salió del arrecife, le llamó buscándole, pero no lo encontró. Así que después de un rato decidió volver con la tribu.

No sabía dónde más buscar, solo le quedaba una opción y era el bosque. Dudaba que Aonung se hubiera metido allí por gusto, por lo tanto dudaba que estuviera por allí,  pero como no tenía más opciones decidió ir al bosque, empezó a caminar entre los árboles buscandole por los alrededores.

-¿Aonung?¿Estás aquí?- preguntaba en busca de alguna respuesta. Pero no parecía que nadie estuviera cerca. -Si estás por aquí... siento haberme molestado, me he pasado contigo...No tenía porqué enfadarme tanto... -decía  peor seguía sin tener respuesta.- esto no es gracioso Aonung, me empiezas a preocupar, nadie te ha visto y he buscado por todos lados, si estás aquí por favor, al menos mándame a la mierda si no quieres que hablemos, eso me vale, solo quiero saber que estás bien- insistió Neteyam a medida que avanzaba entre los árboles. Estaba empezando a oscurecer, y eso le preocupaba por qué sin su arco y Aonung por allí, podría ser peligros para ambos ya que al anochecer es cuando la mayoría de los depredadores salían a cazar.

Neteyam empezó a caminar más deprisa.

-¿Aonung ? Ma Aonung por favor, sal si estás aquí,  ya está oscureciendo, esto es peligroso, por favor,  vámonos a casa... - pedía ya suplicando porque apareciera.

Aonung estaba frente a un árbol de los espíritus, había ido allí con la intención de entender mejor a Neteyam, porque Neteyam al fin y al cabo ya era como uno más de los metkayina a la vez de que seguía teniendo sus raíces omatikayas, pero él solo era metkayina y sentía que en parte, eso tenía la culpa de la mayoría de las tontas discusiones que tenía con Neteyam. Decidió unirse al árbol,  porque así quizás entendería más a los omatikaya, una tribu totalmente diferente y cuyas diferencias le hacían sentirse más lejos de Neteyam.

Neteyam le miró en silencio al verle unido al árbol de los espíritus.

-Ma Aonung... -murmuró sorprendido

La Ira Del BosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora