p2. Capítulo 6

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Luego de unas horas, Neteyam salió  de la tienda y fue a ver quien estaba con los intrusos.

Allí  se encontraba Aonung, sentado al lado de la hoguera con las manos extendidas hacia el fuego para entrar  en calor.

Al verlo, Neteyam entró en su tienda, tomó una de las mantas que tenía  y después se acercó a Aonung y sin decir nada, se la puso alrededor de los hombros para que no pasara frío.

Aonung le miró  unos segundos, pero no dijo nada y volvió a mirar a los intrusos.

Lewxka, les miró en silencio,  luego miró a los otros, sabían que habían conseguido lo que querían, ahora les faltaba dar un paso más allí,  tenía que destruir esa relación desde dentro para que, al dar un golpe bajo al olo'eyktan, fuera más fácil que los na'vis de las cenizas entraran en el territorio, ya que él olo'eyktan no estaría en condiciones de tomar buenas decisiones.

Como ya habían descartado por completo que Lewxka pudiera hacer algo más al respeto, empezó a hablar Zilaw, era un chico con aproximadamente la misma edad que Aonung y Neteyam, su piel era de un tono grisáceo y sus ojos eran de un rojo tirando a negro. Tenía el pelo recogido en una coleta. Era alto y de complexión musculosa.

-Por fin ya bien alguien para alegrarme la vista - dijo Zilow mirando a Neteyam de arriba a bajo.

Aonung les miró de reojo, lo que hizo Zilaw no le agradó para nada, pero solo se cruzó de brazos para no hacer nada fuera de lugar.

-Bueno, pues cuida tus ojos, no sea que te los arranque y no puedas verme- dijo Neteyam, luego se sentó al otro lado de la ahoguera, miró unos segundos a Aonung y luego miró a los otros.

-Mmm... agresivo, me gusta -sonríe Zilaw divertido- esos Dan más juego.

Aonung apretó los puños,  estaba haciéndose con todas sus fuerzas para no ir a matarlo.

Neteyam rodó los ojos ante el comentario de Zilaw.

-Y a mí me van los que tienen neuronas - dijo mirando a Zilaw. -Así que ya estás descartado cariño

-Uy ... cariño, así que realmente algo si que te intereso

Aonung miró mal a Zilaw.

-Ni muerto le interesarías

-No sé porqué no, si puede estar con alguien como tú,  perfectamente puede estar conmigo - dijo Zilaw mirandole con asco.

Neteyam miró a Aonung y colocó una mano sobre su hombro, mirandole.

-Aonung... no lo escuches - dijo Neteyam mirandole a los ojos.

Aonung miró a Neteyam cuando colocó la mano sobre su hombro, luego asintió  levemente en silencio, mirando a otro lado.

Neteyam quitó la mano de su hombro y miró a los intrusos.

Neteyam quería defender a Aonung, pero ahora no estaba creativo para demostrarle cuánto le quería y menos después de que Aonung le pudiera espacio.

Neteyam se quitó el brazalete que Aonung le había dado hace ya 10 años, entonces se lo extendió a él.

-Toma, imagino que lo querrás de vuelta.

Era obvio que ese brazalete Aonung ya no iba a ponérselo, porque ya no le valía. Cuando Aonung vió el brazalete, miró a Neteyam y negó.

-No... es tuyo... -Aonung le miró a los ojos- es mi forma de recordarte que yo siempre voy a estar a tu lado, pase lo que pase... así que por favor... no te lo quites...

Neteyam le miró en silencio,  luego asintió y se lo volvió a poner en el brazo.

Zilaw les miró,  miró a las otras con cara de asco en plan: espero no tener que hacer cosas así por el plan.

Aonung miró a otro lado. Se había generado un silencio incómodo entre ellos dos. Y los otros ya había palpado la tensión en el ambiente.

Zilaw miró a Neteyam. Neteyam miraba las llamas de la hoguera, en silencio.

-Si vienes conmigo podrás ver mucho de eso- dijo Zilaw refiriendose al fuego.

-¿Qué te hace pensar que quiero ver esto?- dice Neteyam mirandole alzando las cejas- solo uso el fuego porque es necesario para no pasar frío.

-Ya ... ya veremos si opinas lo mismo cuando pruebes lo que es el fuego de verdad - dijo Zilaw guiñandole un ojo.

Aonung al escuchar eso, le miró mal.

-Cómo no cierras esa puta boca, te la cierro yo a puñetazos - dijo molesto, no iba a tolerar que hablaran así a su futuro esposo.

Neteyam miró a Aonung en silencio,  sorprendido. No dijo nada.

-Ay, que miedo... espera que lloro  - dijo Zilaw riéndose

Aonung apretó los puños. Neteyam se levantó y salió de allí,  para que no se complicaran las cosas más.

Aonung le miró cuando de fue, contemplandolo hasta que desapareció detrás de unos arbustos. Luego volvió a mirar a los otros.

-Lástima, ahora tendré que ver la cara de amargado de este - dijo Zilaw cuando se fue Neteyam.

Aonung no dijo nada, solo se abrigó bien con la manta, acurrucandose en ella. Olía a Neteyam y eso le gustaba, le hacía sentirse algo mejor.

Durante eso tiempo Zilaw siguió haciendo algún que otro comentario para molestarlo.

Neteyam había ido con un grupo de guerreros a ver los alrededores y comprobar que no había más intrusos.

No volvieron a verse en todo el día.

A la noche, Neteyam volvía a estar vigilando a los intrusos, él sólo.

Estaba haciendo unas flechas nuevas mientras los vigilaba.

Zilaw estaba despierto, mirandole.

- ¿Por qué no me desatas y te enseño lo que es un polvo de verdad?

Neteyam frunció el ceño, ese comentario le pareció fuera de lugar y muy grosero.

-¿Por qué no te callas y me dejas en paz? - le miró mal- no quiero nada contigo, así que no lo intentes, estoy comprometido.

-¿Con ese metkayina? Vamos, corazón, tú juegas  en otra liga, él no está hecho para ti

-Si él no lo está,  tú mucho menos- dijo Neteyam tajante.

-Eso es lo que quieres creerte porque no te queda otra opción que estar con él... siempre atado a obligaciones eh

La Ira Del BosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora