Capítulo 43

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Luego de recoger las cosas y despedirse, Neteyam se subió a su ikran junto con Aonung.

Aonung se sujetó a Neteyam apoyando la cabeza en su hombro.

Luego de eso despegaron junto con el resto del clan e iniciaron el viaje se vuelta a casa. Neteyam se sujetaba con una mano al ikran y la otra la tenía colocada sobre las de Aonung.

Probablemente esa era la decisión más dura que había tomado Aonung. Neteyam lo sabía, era consciente de que Aonung acababa de dejar todo atrás para poder estar con él. Se sentía algo culpable por ser él la razón de esa decisión,  pues no quería alejarlo de su familia.

Aonung no habló en todo el viaje, se quedó abrazado a Neteyam mirando el paisaje a su paso.

Cuando por fin llegaron al asentamiento, todos aterrizaron y cada uno se fue a sus respectivas tiendas a guardar sus cosas. Aonung fue con Neteyam a su tienda y con ayuda de Neteyam colocó las cosas.

Neteyam miró a Aonung, luego se acercó a él y colocó una mano en su mejilla.

-Esta es tu casa ahora Aonung, este será nuestro hogar...

Aonung le miró unos segundos en silencio y luego asintió levemente sonriendo, no se arrepentía de haber tomado esa decisión, de echo le hacía sentirse libre y en cierto modo orgulloso de si mismo.

-Allí donde estemos juntos, ese será nuestro hogar- dijo Aonung, Neteyam sonrió  levemente.

-Eres muy valiente Aonung, estoy muy orgulloso de ti - dijo y luego le abrazó. Aonungble envolvió con sus brazos acurrucandole. - Mañana te llevaré a que consigas tu propio ikran, así podrás  venir a cazar con nosotros, o sino... podemos empezar por lo básico, y utilizar un direhorse.

-Me gusta ir en ikran contigo, pero si lo crees necesario, entonces, claro, iremos a buscar un ikran - dijo Aonung asintiendo- después de todo tú eres el olo'eyktan aquí,  tú sabrás lo que mejor me conviene aquí.

Neteyam se rascó la nuca y le miró

-Bueno... no es que lo sepa... solo pensé que como Allí tenías la montura del guerrero quizás también quería seguir conservando ese privilegio.  Aquí no tenemos ilus y Tsuraks, pero tenemos los ikrans, los direhorse... el palulukan y a Toruk. Pero Hay muy pocos que hayan sido escogidos por Toruk... y normalemente los palulukan tampoco se montan... los otros dos son de uso corriente. Excepto los Ikrans que son la montura del guerrero. - Le explicó Neteyam.- Mañana empezaremos por el direhorse, que para moverse por el bosque viene muy bien.

Aonung asintió.

-Pero con calma... que yo no creo que pueda adaptarme tan rápido como tú lo hiciste con nosotros... ya estoy demasiado acostumbrado al agua, esto me va a llevar un tiempo.

-Te vas a manejar bien aquí antes de lo que crees - dijo Neteyam- tú ya eres un omatikaya, eres de los nuestros y vas a tener nuestra ayuda y atención en todo momento. Así que no te preocupes por nada, porque ahora yo estoy aquí y voy a cuidarte. Estás en buenas manos- sonrió ampliamente mirandole.

-De eso si estoy seguro - sonrió levemente mirando a Neteyam, luego besó a Neteyam.

Neteyam correspondió al beso acariciando su mejilla, después de un rato se separaron un poco para tomar aire.

Aonung miró unos segundos a Neteyam y sonrió levemente, estaba feliz porque ahora podría estar con él,  justo lo que tanto tiempo había estado anhelando. Nadie dijo que la decisión que tomó no fuera difícil, pero si querían estar juntos uno de los dos debía tomarla, y ese fue Aonung.

Aonung miró a Neteyam y Acarició su pelo sonriendo levemente. Para él esa decisión valía la pena tomarla, valía cada maldito segundo. Abrazó a Neteyam.

Neteyam se acurrucó entre sus brazos y miró a Aonung.

-¿Estás seguro de que esto es lo que quieres?

-No hay nada que haya querido más que estar contigo. Estoy muy seguro de esto Neteyam. No quería seguir esperando...

Neteyam asintió  levemente abrazando a Aonung apoyando la cabeza sobre su pecho.

Aonung acarició su pelo, abrazandole.

Después de un rato Neteyam se separó de él y tomó su mano.

-Vamos a dar una vuelta,  así te enseño mejor este sitio... que la última vez apenas te enseñé nada. - Neteyam entrelazó  sus dedos con los de Aonung y salió con él de la tienda y le llevó hacia las afueras del asentamiento después de avisar a la tashik.

Llamó a su ikran y luego de subirse en él, llevó a Aonung a las montañas aleluya cuando ya estaba por darse el eclipse.

Cuando bajaron, Neteyam se tumbó en el suelo e hizo un gesto para que Aonung se sentara a su lado.

Cuando Aonung se tumbó,  se acurrucó a él apoyando la cabeza en su pecho. Luego miró las estrellas y sonriendo levemente.

-¿No es precioso?- dijo Neteyam

Aonung le miró, el rostro de Neteyam estaba iluminado con pequeños puntitos blancos. Estaba más pendiente de Neteyam que del cielo.

-Mis ojos opinan que hay algo mucho más hermoso que el cielo. - dijo Aonung

Neteyam le miró unos segundos.

-¿Y qué dicen tus ojos que es eso tan bonito?

-Tú- dijo Aonung, Neteyam se sonrojó levemente  y sonrió.

-Tus ojos me da a mí que están un poco averiados eh

-Yo creo que están perfectamente- dijo Aonung acurrucando a Neteyam. - De hecho creo que se quedan cortos al decir solo que eres hermoso.

Neteyam escondió su cara en el costado de Aonung, poniéndose aún más rojo. Aonung rió un poco ante su reacción y Acarició el pelo de Neteyam.

-No hay nada que me alegre más que saber que cada vez que me despierte por las mañanas voy a poder tenerte a mi lado. - le miró- con eso ya no necesito más para ser feliz.

Neteyam le miró unos segundos en silencio y sonrió  levemente.

-Callate que a este paso cambio de color en plan camaleón

Aonung ríe un poco y le revuelve el pelo.

-Serías un camaleón muy lindo.

-Lo sé,  lo sé- ríe un poco

La Ira Del BosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora