P2. Capítulo 12

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Amarle, amarle fue lo más duro que ha podido hacer en toda su vida,  pero también lo más hermoso, y nunca se arrepentiría ni un segundo de haber tomado las decisiones que había tomado.

Habían pasado años desde que se conocían,  pero le seguía amando igual que el día uno o incluso más. A los ojos de Aonung no había nadie igual que él.  Y tenía la sensación de que si él no estaba, entonces una parte de si mismo también lo hacía.

Cuando Neteyam y Aonung volvieron al asentamiento, Neteyam fue a cumplir con su ronda alrededor del bosque para comprobar que todo estaba en orden.

Aonung estaba inquieto, en la tienda, pensando en que hacer a continuación, debía pensar muy bien que camino quería tomar.

Se levantó y salió de la tienda yendo a ver a los intrusos, pidió al que los estaba vigilando que se fuera, ya que se encargaría él de completar su turno.

Zilaw le miró cuando se sentó frente a la hoguera.

-¿Noche dura?- dijo Zilaw con una sonrisa divertida.

Aonung se guardó para sí lo que estaba apunto de decir. No iba a seguirle el juego, al menos no sin Neteyam cerca porque sabía que solo no podría controlarse.

Aonung miró a otro lado.

-Es tu turno, yo ya he movido ficha... ¿Qué es lo que vas a hacer? Te quedarás  aquí o irás a salvarlo. La muerte está acechando y el reloj no para su cuenta atrás.  - dijo Zilaw mirando a Aonung ahora serio.

Aonung al oír eso, se tensó,  entonces levantó  rápidamente y llamó a uno de los guerreros que había por allí, después de pedirle que se quedara a vigilarlos, llamó a su direhorse.

Cogió su arco y las flechas, los cuales Neteyam le había enseñado a usar, luego de subirse al direhorse, fue a buscarlo.

Zilaw le miro irse y Lewxka rió

-Un dos por uno, esto va a ser genial - dijo ella.

Aonung fue lo más rápido que pudo a buscar a Neteyam, pero cuando llegó a donde a donde estaban los otros, Neteyam no estaba, algunos de los demás estaban heridos, les habían tendido una emboscada, les habían estado esperando.

-¿Dónde está Neteyam?- nadie le respondió-¡¿Dónde está Neteyam?!- dijo ahora desesperado.

Estaba empezando a sentir como le faltaba el aire para respirar, estaba mirando en todas direcciones con la esperanza de que apareciera en cualquier momento. Se le hizo un nudo en la garganta, no podía ni pronunciar palabra. Estaba nervioso, acelerado, apenas podía respirar, se mordió el labio para no llorar.

-¿Neteyam? ¿Dónde... Dónde está?- preguntó por última vez. Pero nadie quiso responderle.

-Se lo han llevado... - murmuró uno.- Le dieron en la cabeza, estaba inconsciente y sangraba... entonces uno de ellos se lo llevó...

Aonung supo en ese momento que lo que más temía que pasase, estaba por llegar.

Aonung rápidamente  volvió al asentamiento y fue a buscar a Norm para que llamara a Lo'ak, esto era un acto desesperado, sabía que no podría hacerlo solo, y por muy mal que le cayese Lo'ak, quizás él podría ayudarlo.

Cuando consiguió que Lo'ak contestase la llamada, cerró  los ojos y habló rápidamente.

-Ven por favor, tienen a Neteyam- soltó de golpe.

Lo'ak apenas terminó la frase, colgó, rápidamente salió a buscar a su padre.

Tenía que salir ya en dirección a la tribu omatikaya si querían ayudar.

Luego de avisarle de que debían partir, fue a despedirse de sus hijos y de Tsireya.

-Sé que suena egoísta...¿pero no puedes quedarte?- preguntó Tsireya, preocupada por lo que podía  pasar.

Lo'ak la dio un beso en su vientre, estaban esperando a su tercer hijo. Luego la miró.

-Tengo que irme... lo siento... pero te prometo que volveré rápido. - se levantó  y la dio un beso en los labios. - cuidate mucho por favor- dijo apoyando su frente sobre la de Tsireya. -Te llamaré cuando pueda para avisarte de cómo están las cosas.

Después de eso Lo'ak se fue con su padre, en los ikrans, no tenían ni un segundo que perder. El tiempo jugaba en su contra.

Aonung por su parte, fue a donde estaban los intrusos, tomó la daga y desató a Zilaw. Le agarró de la trenza con fuerza y le amenazó con la daga.

-Me vas a llevar a donde sea que se hayan llevado a Neteyam o juro por eywa que rajo la garganta para dejar de tener que oír tu espantosa voz. - dijo Aonung enfadado colocando la daga rozando el cuello de Zilaw.

-¿Qué te hace pensar que lo sé?- dijo Zilaw mirandole a los ojos, no pensaba decirle nada porque sabía que no se atrevería a hacerle daño.

Aonung hizo un pequeño corte.

-No te lo volveré a repetir, o me lo dices o te mato aquí  mismo- miró a los otros- que esto os sirva de advertencia a vosotros también, porque seréis los siguientes en caer, cada minuto que pase en el que no esté Neteyam aquí,  os iré matando uno por uno de la forma más dolorosa que os podéis imaginar. Queríamos paz y no nos la distéis... ahora haceros cargo de las consecuencias. - dijo Aonung levantando la daga con la intención de clavarsela a Zilaw.

-Para, para, está bien, te llevaré- dijo Zilaw rápidamente mirandole.- solo baja la daga.

Aonung guardó  la daga y luego hizo que Zilaw se levantará. No le soltó de la trenza y le empujó para comenzara a caminar.

-Vamos, no tengo tiempo que perder - dijo Aonung mientras Zilaw empezaba a caminar. - cómo me engañes, da por hecho que te quedas sin trenza, eso como mínimo. Y cómo hayan hecho algo más a Neteyam, entonces te descuartizo. - dijo Aonung, ahora por fin tenía la justificación perfecta para quitárselo del miedo, como siempre había querido.

Zilaw no dijo nada al respecto, solo caminó entre las plantas y los árboles.

Aonung caminaba detrás de él,  atento a cualquier sonido o movimiento a su alrededor.

Por otro lado, Neteyam acababa de despertar, le dolía  la cabeza por el golpe y estaba algo aturdido, todo a su alrededor estaba oscuro.

La Ira Del BosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora