Capítulo 28

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Neteyam y Aonung se quedaron apartados un rato más,  luego, Neteyam,  tomó la mano de Aonung y le llevó junto al resto.

No le soltó ningún segundo y estuvo con él  todo el tiempo,  cuando llegó la noche, llevó a Aonung a la tienda. Cuando llegaron se quitó  lo que llevaba sobre los hombros, después miró a Aonung.

Aonung le miraba en silencio,  luego se acercó a él  por detrás  y le abrazó  apoyando su barbilla en el hombro de Neteyam, acarició  su abdomen en silencio.

-Así que... hasta aquí hemos llegado...

-No digas eso... volveremos a vernos- dijo Neteyam- no vas a deshacerte de mí tan rápido

Aonung le miró en silencio, él no estaba muy seguro, pero no quiso decir nada para que Neteyam no se pusiera triste se nuevo.

-Si, tienes razón... - dijo Aonung y miró a Neteyam dándole un beso en la mejilla

Neteyam sonrió levemente y le miró.

-Deberías descansar un poco, mañana os marchareis pronto... y el viaje es largo... necesitarás descansar todo lo que puedas.

-Supongo... pero sólo con una condición

-¿Cuál?

-Que te quedes a mi lado- Neteyam le miró sonriendo.

-Eso no será un problema.

Aonung se acostó y Neteyam se tumbó a su lado apoyando su cabeza en el pecho de Aonung mientras este le rodeaba con su brazo.

-Buenas noches - dijo Neteyam.

-Buenas noches ... - murmuró Aonung dándole  un beso en la cabeza, luego cerró los ojos.

Ambos se acabaron quedando dormidos. A la mañana siguiente, se despertaron temprano y Neteyam acompañó a Aonung hasta el ikran de Lo'ak, después se despidió de su padre y  luego abrazó a su hermano pequeño.

-eywa sabe cuanto te voy a echar de menos pequeño skxawng - dijo Neteyam, Lo'ak le abrazó también- siempre tendrás un sitio entre nosotros si lo necesitas.

Lo'ak asintió y miró a su hermano, algo apenado por tener que despedirse de él.

-No te metas en muchos problemas - dijo Neteyam - y cuida mucho a Kiri y a Tuk

-Si, tranquilo, yo me encargo de todo eso - dijo Lo'ak intentando hacerse el despreocupado, luego miró a su hermano a los ojos- si necesitas algo no dudes en pedírmelo

-Sé que cuento contigo Lo'ak, gracias - miró a su hermano y apoyó su frente contra la de él- te quiero

Lo'ak sonrió aguantando las ganas de llorar.

-Y yo a ti hermano- Neteyam le miró y se separó, luego le revolvió el pelo

-Hasta la próxima hombrecito - ríe un poco

Luego de la dura y bastante dolorosa despedida, Aonung se fue con Lo'ak y Jake.

Neteyam se quedó observando el horizonte hasta que sus siluetas desaparecieron a lo lejos. Suspiró y miró a su alrededor.

Ahora estaba en casa, eso que siempre había querido... sin embargo, ya no se sentía como su hogar... todo había cambiado...

Miraba a su alrededor intentando no preguntarse porque Eywa había decidido hundirlo en la miseria.

Tenía tantas preguntas, tantas peticiones, tantas cosas pero Eywa no daba respuesta a ninguno de sus interrogantes.

Neteyam volvía a sentirse solo a pesar de estar rodeado de tanta gente.

Quería o más bien necesitaba,  algo que le hiciera sentirse en casa, pero eso se acababa de ir en un ikran.  Ya no había vuelta atrás,  ya había tomado sus decisiones y ahora le tocaba seguir adelante.

Los primeros meses después de su partida fueron duros, tuvo que reconstruir un hogar para su tribu, lo cual tomó su tiempo. Procuraba, con la ayuda de Norman, comunicarse de vez en cuando con sus padres para que su madre no estuviera preocupada, siempre se quedaban horas hablando cuando se llamaban.

Ellos parecían muy felices, pero él,  él no lo era pero se callaba porque no quería preocuparlos... ni tampoco decepcionarlos.

A veces hablaba con Aonung, pero eso no le gustaba mucho porque después se pasaba la noche llorando por lo sólo que sentía.

Apesar de todo eso, liderar no se le hacía complicado,  ya no había problemas con los hombres del cielo y las cosas iban bien, la tribu prosperaba sin problemas. Pronto hubo otra Tsahik para el clan tras el fallecimiento de Mo'at.

Así fueron pasando los años en una monotonía que poco a poco iba enfriando el corazón del pobre Neteyam. Poco a poco dejó de hacer llamadas, dejó de preocuparse, de interesarse... Lo único que hacía era estar pendiente de su tribu.

Cada día se levantaba y repetía lo mismo una y otra vez, su vida empezaba a dejar de tener sentido alguno para él. Para ello pasaban los años, uno tras otro, y todo seguía siendo lo mismo, con la diferencia de que ahora tenía 22 años

Ese día, cuando volvía de cazar, Norman se acercó a él.

-Neteyam, ha llegado un mensaje de los metkayina

-¿Qué sucede?

-Su hermano va a contraer matrimonio con Tsireya... y quería que estuvieras allí cuando lo hicieran oficial delante de Eywa.

Neteyam le miró en silencio, no quería ausentarse tanto tiempo, pero tampoco podía dejarlo tirado.

-Pregunta si puede ir la tribu.

Al obtener una respuesta afirmativa,  Neteyam tardó poco en poner a todos en movimiento. Entonces al día siguiente luego de recoger sus cosas,  partieron en el ikran en dirección a la tribu metkayina.

Estuvieron volando por días, cuando llegaron pronto todos salieron a recibirlos.

Neteyam aterrizó y luego bajó de su ikran.

Ahora era más alto y esbelto, tenía un físico más parecido al de su padre apesar que en cuanto a rostro se asemejaba más a su madre.

Cuando se bajó, algunos al reconocerlo quedaron sorprendidos al ver que era el Olo'eyktan.

Él solo esperó a que Tonowari llegara, pero para su sorpresa, el que apareció abriéndose paso fue Aonung, nuevo Olo'eyktan, el cual si que había cambiado, ahora era mucho más alto y fuerte, además de que tenía tatuajes.

Los dos por unos segundos se quedaron en silencio contemplandose el uno al otro.

Pero rápidamente Neteyam se acercó a Aonung saltando sobre él abrazandole como si fuera un koala.

Aonung rió y le abrazo apoyando su frente sobre la de Neteyam.

-Ma Neteyam, por fin estás aquí, no sabes cuanto te he extrañado

-No tanto como yo a ti, mi pececito- sonrió feliz después de tanto tiempo, luego le besó pegandose a él.

Aonung le abrazaba sujetandole mientras seguía el beso, luego se separó un pico de sus labios para tomar aire.

Neteyam le miró sonriendo y le abrazó de nuevo. Luego se bajó al suelo. Aonung le tomó de la mano y luego miró a su tribu.

-Quiero que tratéis a los omaticaya como hermanos durante su estancia con nosotros, enseñarles nuestras costumbres para que no se sientan hechos de lado.

Después de eso, llevó a Neteyam a ver a sus hermanos y padres que probablemente estaban ayudando a Lo'ak que estaba de los nervios con todo lo de la ceremonia.

La Ira Del BosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora