Capítulo 41

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Aonung al escucharle, abrió los ojos, luego se desvinculó del árbol de los espíritus y miró a Neteyam.

Neteyam le miró en silencio por unos segundos.

-Lo siento... ¿me necesitabas?- preguntó Aonung mirandole con cautela por si acaso Neteyam seguía molesto por lo que dijo.

Neteyam se acercó a él un momento y cuando quedó justo en frente  le miró a los ojos.

-¿Por qué lo has hecho?- preguntó confundido

Aonung le miró  y se rascó la nuca.

-Solo quería entenderte mejor... estar algo más cerca de ti... - dijo Aonung mirando a otro lado pensando en lo estúpido que eso sonaba.

Neteyam le miró y colocó una mano en su mejilla e hizo que lo mirara a los ojos.

-No necesitas ser omatikaya para que te ame, yo ya te amo aun siendo metkayina... aún que seamos completamente diferentes... tú siempre vas a tener un lugar especial en mi corazón... nada va a cambiar eso. - dijo mirandole- Entiendo como te sientes, pero no necesito que seamos iguales para querernos.... no, yo te quiero así, como mi pececito Skxanwg... no tienes que intentar ser algo que no eres para que yo te quiera ni para estar cerca mío... parte de lo que hace nuestra relación tan especial, son nuestras diferencias y debemos estar orgullosos se ellas, porque es lo que nos ha unido. - Neteyam acarició su mejilla- Te amo así,  como somos, no quiero que tengas que cambiar por nadie... y mucho menos para hacerme feliz a mí...  - Neteyam rodeó el cuello de Aonung con sus brazos y este rodeó la cintura de Neteyam con sus brazos. Neteyam le miró a los ojos sonriendo levemente.

-Lo sé... pero me daba miedo que esas diferencias me alejaran de ti... - murmuró Aonung mirandole a los ojos- Eres lo mejor que me ha pasado y no quiero perder por una estupidez...

Neteyam le miró en silencio y sonrió levemente,  luego apoyó su frente sobre la de Aonung.

-No vas a perderme - dijo Neteyam

Aonung cerró  los ojos.

-Neteyam... ¿te vas a quedar aquí,  con nosotros?- preguntó temiendo la respuesta- por favor...

Neteyam no supo que responder, él quería quedarse, pero sabía que tenía responsabilidades y deberes que cumplir respecto a los Omatikaya, tenía por seguro que quedarse allí era algo complicado, cerca de imposible.

-Por favor... respondeme... prefiero que me digas la verdad ahora e ir asimilandolo, para prepararme- dijo Aonung aún con los ojos cerrados, en verdad no estaba seguro de querer la respuesta, tenía miedo, miedo de tener que despedirse de Neteyam y que nunca más lo pudiera volver a ver.

Neteyam cerró  los ojos suspirando.

-No creo que pueda quedarme Ma Aonung... me gustaría... pero mi gente necesita el bosque,  no puedo obligarles a adaptarse aquí... no sería justo que por un capricho mío los demás tuvieran que sufrir...

Aonung no dijo nada, se lo esperaba, ahora estaba intentando mantenerse lo más calmado posible para no hacer sentir mal a Neteyam.

-Lo entiendo... ¿Pero vendrás a visitarme? - preguntó Aonung sin abrir los ojos por miedo a que se le escaparan  unas lágrimas

-Lo intentaré... - dijo Neteyam, Aonung asintió  y después se separó de Neteyam y tomó su mano.

-Volvamos a casa... - le miró Aonung, entonces empezaron a caminar de vuelta al asentamiento.

Cuando llegaron, Neteyam le miró.

-Voy a ir un momento a la tienda de mis padres, me gustaría ir a hablar con mi padre sobre unas cosas de la tribu.

Aonung asintió levemente

-Nos vemos luego entonces...

Neteyam soltó la mano de Aonung y luego se fue a la tienda de sus padres. Aonung le miró irse, necesitaba deshagorse, pero no encontraba la forma de hacerlo. Fue a hablar con su hermana, pues era la única aparte de Neteyam, con la que tenía una verdadera confianza.

Lo'ak no estaba en la tienda y Tsireya estaba preparando unas telas.

Aonung entró en la tienda mirando a su hermana, Tsireya al ver los ojos de su hermano, supo enseguida que algo lo atormentaba.

-Hola Aonung... ¿Está todo bien?- hizo un gesto para que se sentara a su lado.

Aonung se sentó a su lado y miró a Tsireya.

-Si... si, está todo perfectamente- dijo, pero su hermana ya sabía que eso significaba que no lo estaba para nada. Tsireya miró a su hermano dejando las telas a un lado.

-¿Es por lo de Lo'ak?

-No...- su hermana le miró en silencio  unos segundos

-¿Es Neteyam?- preguntó y su hermano asintió en silencio. - Cuéntame que es lo que te preocupa. - Le dijo Tsireya mirando su hermano, le veía hacerse el fuerte, pero era obvio que no estaba bien y que algo le dolía tanto que probablemente no le dejaba hablar para que no se notará lo roto que estaba por dentro.

-Yo... - dijo Aonung, luego tragó saliva aguantando las ganas de llorar, tenía  un nudo en la garganta que no le dejaba articular palabra sin que se hiciera paso el sonido de un corazón totalmente roto e incapaz de aceptar la idea de tener que dejar marchar a su ser más querido.

Tsireya miró a Aonung y tomó su mano.

-Está bien Aonung, no pasa nada, no tienes que seguir siendo fuerte conmigo, estoy aquí para lo que necesites. - dijo mirando a su hermano, era consciente del peso que suponía para Aonung la carga de tener que ser el líder del clan y además tener sus propias batallas internas- nadie está cerca para escucharte, puedes llorar si lo necesitas, nadie va a pensar que eres más débil por ello.

Aonung la miró unos segundos y miró a otro lado apuntó de llorar.

-No es justo...- murmuró con la voz apuntó de quebrarse. - No quiero que se vaya - dijo empezando a caerle por las mejillas algunas lágrimas- le he echado de menos siete años, día y noche rezando porque volviera, no estoy dispuesto a aguantar más,  no puedo, lo intento, pero no puedo, no quiero, duele demasiado - dijo entre lágrimas.

Tsireya se puso de rodillas y abrazó a su hermano acariciando su mejilla quitándole unas lágrimas.

La Ira Del BosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora