P2. Capítulo 5

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Cuando terminó su turno, Neteyam dejó que lo sustituyeron y se fue a buscar a Aonung, al no encontrarlo por el asentamiento y no ver a su ikran, supo que se había ido. Una parte de él en cierto modo se lo esperaba. Pero otra parte se aferraba a la idea de que quizás solo había salido a despejarse.

Se fue a su tienda y se acostó  con la intención de dormir un rato, pero no pudo pegar ojo en toda la noche.

Estaba preocupado  no solo por su relación que estaba yendo a pique, sino también  por la llegada de los intrusos. Su cabeza no paraba de darle vueltas a todo, empezaba a sentir una presión  en el pecho que le provocaba dificultad a la hora de respirar. Empezaron a rodar lágrimas  por sus mejillas sin él saber exactamente el por qué.  Quizás estaba asustado,  puede que confundido o quizás  solo se sentía herido y engullido en la soledad y el frío que le transmitía su tienda.

Intentó secarse las lágrimas pero no podía dejar de llorar, quizás esa era la única forma en que podía desahogarse de todo lo que había  vivido.

Se sentía  cansado, muy cansado, pero no físicamente. Su cabeza le pedía parar, pero no podía.

Mientras tanto Aonung pensaba en todo lo que le había  dicho Neteyam, le dolía demasiado y aunque quería perdonarlo, no sabía si esta vez sería  capaz.

Aonung miraba el cielo y las estrellas mientras volaba en el ikran, el tono azul oscuro del cuelo y las pequeñas estrellas a lo lejos, le hacían pensar en su amado. De pronto en su interior surgieron sentimientos bastante contradictorios respecto a Neteyam. Le quería,  pero estaba molesto, le echaba de menos pero no quería verlo, estaba triste pero quería entenderlo. No sabía  si continuar su viaje o dar la vuelta y regresar a su lado.

Pensó en todo lo que estaba sucediendo en el clan para ponerse en la piel de Neteyam, así logró entender que en cierto modo quizás él estaba estresado y preocupado, quizás no lo había  dicho en serio y solo había necesitado desahogarse con alguien y lo hizo con él.  Quería pensar que Neteyam le seguía queriendo, porque él,  por muy enfadado que estuviese o por mucho que deseara no hacerlo, lo amaba, con todo su corazón y eso era la causa de un gran dolor por los comentarios de Neteyam.

-Solo estaba enojado y dijo lo primero que se le pasó por la cabeza- quiso pensar Aonung- solo ha sido el momento...

Aonung después de pensarlo varias veces, decidió volver a clan, sabía que Neteyam lo necesitaba ahora más que nunca, porque gestionar lo que estaba pasando era complicado.

Neteyam por su parte, salió  de la tienda, fue a buscar a su ikran  y luego emprendió  el vuelo para ir en busca de Aonung para pedirle perdón.

Los dos se encontraron en el camino. Aonung al verle, le miró  sorprendido. Neteyam  le miró  y suspiró  aliviado.

-Gracias a Eywa por dejarme encontrate- dijo Neteyam, en sus ojos se podía ver que había  estado llorando- Ma Aonung, lo siento muchísimo, no lo decía en serio, por favor, no te vayas de nuevo.

Aonung le miró  unos segundos, en silencio,  pensando bien lo que diría a continuación.

-Has herido mis sentimientos Neteyam... no creo que pueda perdonarte por ahora... porque duele

-Lo sé... no te pido que lo hagas ahora... pero por favor no te vayas... te necesito...

-No me iré... pero quiero que nos distanciemos un poco... quiero pensar en lo que ha pasado...

-Aonung...

-No Neteyam, esta vez te has pasado de la ralla... y no sé si voy a poder llegar a olvidarme de lo que dijiste...

Neteyam asintió  levemente  mirando al suelo, Aonung tenía razón y no valía la pena intentar justificarse.

-Mira... Neteyam... yo te amo, muchísimo, ya lo sabes... pero hay cosas que no tengo por que aguantar... y esos comentarios no voy a tolerarlos... ni aunque la situación apremiara para soltarlos... entiendo que me digas que soy un Skaxwng... pero de ahí a soltarme la retahíla que me has soltado... creo que hay un mundo. Sé que yo también he dicho y hecho cosas que no debía,  pero no creo que fuera necesario amenazarme con una daga...

Neteyam le miró  en silencio agachando  las orejas. Aonung tenía que dejar claro que no iba a dejar que le tratará así,  esa sería la primera y última vez, después si se repetía,  no habría más  oportunidades.

-Tienes que aprender a controlarte Tey... y a pensar lo que haces antes de actuar. Porque ahora he sido yo, y yo puedo callarme y dejarlo pasar... pero quizás sea otra persona y te metas en grandes problemas...

Neteyam miró  al suelo asintiendo a lo que Aonung le decía.

Aonung miró a Neteyam.

-Volvamos con los demás antes de que se den cuenta de que no estás...

Después  de eso volvieron juntos al asentamiento, pero ahí se separaron y cada uno se fue por su lado. Ambos tenían que reflexionar y aprender de lo sucedido.

Neteyam estaba algo más tranquilo al saber que Aonung estaba de vuelta, pero aún así seguía preocupado y triste.  Igualmente, era consciente de que esta vez había sido todo culpa suya por dejarse llevar demasiado, así que no iba  a pedir a Aonung que se quedara con él si él había pedido su espacio.

Entendía que ahora más que nunca necesitaban estar unidos, pero dado lo que había pasado, también era consciente de que arreglar su relación  debían darse un tiempo en el que reflexionaran sobre lo que estaban haciendo mal.

En su tienda, Neteyam se sentó  en el suelo mirando la tienda en silencio. Se sentía  muy vacía cuando Aonung no estaba. Le daba una sensación de soledad, de estar ausente en el mundo. Tenía por dentro esa sensación que le quería  hacer huir de allí lo más  lejos posible. Pero era consciente de que no había salida en esos momentos, estaba en un callejón,  a oscuras, no podía retroceder porque detrás de él  estaban todos los problemas de la tribu y delante de él  solo estaba el amplio muro que ahora sentía que había  entre él  y a Aonung

La Ira Del BosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora