Capítulo 24

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Neteyam se fue a su tienda, se quitó la prenda que llevaba sobre los hombros como distintivo por ser olo'eyktan y la dejó a un lado, luego se fue a acostar y cerró los ojos, pensando en todo lo sucedido esa noche, algo no le permitía estar tranquilo del todo, pero no estaba seguro de qué. Se suponía que ya estaba todo bien, pero dentro de él no se sentía bien, sino más bien lo contrario.

Estaba agotado, quería dejar de pensar en que pasaría a continuación,  pero ya sabía coml terminaba el libro... y eso era quedándose allí,  sólo, sin nada más que un título,  su abuela y gente que creía en él... pero no le iba a quedar nada más... ¿De verdad era así como quería vivir el resto de su vida?

Le habían educado para este momento, siempre había soñado con ser el olo'eyktan tal y como lo fue su padre, pero su corazón ya no estaba en eso... estaba muy lejos de allí.

Apesar de que su familia y de que Aonung seguía allí,  sentía un gran vacío en sí corazón al saber que pronto no volvería a verlos más...

Eso le entristeció, pero sabía que ese era su destino, eywa quería eso, y él no era nadie para cambiarlo... había gente que lo necesitaba aquí y debía quedarse  para ayudarlos, aunque él quisiera otra cosa.

No pudo dormir esa noche, así que en vez de quedarse en la tienda, fue al árbol de los espíritus y se conectó a él creando un vínculo.

-Eywa... si esto es realmente lo que buscas de mí... dame la fortaleza necesaria para llevar acabo tus planes- murmuró- esto me viene muy grande... más grande de lo que me hubiera gustado... sé que te dije que esto era lo que siempre había querido... pero ya no estoy tan seguro... quiero decir... es un honor... pero... Yo no quiero tener que separarme de Aonung... y no volver a ver a mamá... a Tuk... a Kiri...a papá... -miró el árbol- A Lo'ak... eso me mataría... madre, por favor, ayúdame porque solo no voy a poder, ya se me está viniendo encima todo y todavía no ha empezado si quiera... - se  coloca de rodillas en suelo mirando sus manos y cierra los ojos- no puedo... de verdad que no... quiero, pero no puedo... los necesito... - se le llenaron los ojos de lágrimas- mi corazón duele al pensar que no podré volver a verlos... que no podré si quiera ver a Tuk crecer o ver como Lo'ak deja de ser un idiota - sonríe  para sí pensando en sus hermanos a los que tanto quería, apesar de que derraba lágrimas- te lo suplico madre, no me quites eso, haz conmigo lo que quieras, pero librame de este destino...

Neteyam rezó con todas sus fuerzas, llorando, porque sabía que eywa no iba a modificar sus planes solo porque él se lo pidiera, él no era especial como su padre...Eywa no lo escucharía a él...

Con el corazón lastimado, la autoestima por los suelos, la esperanza rota en mil pedazos... a la mañana siguiente, se hizo con todas sus fuerzas para volver a sonreír una vez más.

Salió de allí  y volvió al asentamiento donde todos estaban en movimiento aún celebrando la victoria de la noche anterior, cuando le vieron llegar, le vitorearon, tirándole algún que otro cumplido a los que Neteyam solo pudo responder dando las gracias porque ni si quiera pensaba que fuese merecedor de tales alabanzas.

Su padre se acercó a su hijo y le miró colocando una mano sobre su cabeza.

-Mañana volveremos a casa Lo'ak, Aonung y yo... - dijo Jake- le contaré a tu madre todo lo que has hecho aquí para que pueda sentirse tan orgullosa como yo

Neteyam asintió haciendo de tripas corazón para mantener su sonrisa y no echarse a llorar como un bebé.

Entonces esquivó a su padre y camino hacia su tienda, necesitaba estar sólo... tomó aire, dándose cuenta de que había  estado reteniendo la respiración con tal de no llorar...

Pero las lágrimas llegaron, era inevitable, se arrodilló llorando tapandose la cara con las manos intentando llorar en silencio para que nadie escuchara su dolor.

Necesitaba más que nunca que Eywa lo escuchara.

-Por favor madre- murmuró- te lo suplico, no me abandones ahora- suplicó a eywa con la voz rota.

Sentía esa presión en el pecho que te impide respirar mientras que lágrimas rodaban por sus mejillas.

Se sentía el hombre más infeliz del mundo, no entendía por qué eywa tenía  que tomarla así con él...

No solo por la presión que había soportado 15 años de su vida intentando ser el niño perfecto para sus padres, ser el honor de la familia, alguien de quien se sintieran orgullosos, también se esforzaba por ser un buen hermano y ayudarlos en todo lo que pudiera y más... Trataba de ser una persona alegre todo el tiempo, pero no podía seguir más,  estaba cansado, muy cansado de tener que esforzarse siempre, de tener que tirar hacia delante aunque no les gustara o no quisiera.

Ahora tenía que ser algo que no quería y  que le hacía sentirse vacío,  sólo y totalmente inseguro por no saber si hacía lo correcto en cada decisión que tomaba.

Lo'ak fue a buscar a su hermano para poder despedirse de él y para darle la enhorabuena, pero cuando encontró a su hermano en el suelo, llorando, se acercó rápidamente,  preocupado.

Se arrodilló junto a Neteyam y abrazó a su hermano mayor apoyando su cabeza contra la de su hermano.

-No llores Skxawng, así te ves bien feo- dijo intentando hacerle reír o al menos que se enfadara y que le regañara, pero solo para hacerle pensar en otra cosa.

Pero Neteyam lloró aún más, solo de pensar que no volvería a ver más a su hermano pequeño, jamás pensó que pudiera echar tanto de menos a alguien.

-Neteyam... ¿Qué pasa?- preguntó Lo'ak mirando a su hermano mayor.

-Nada...- murmuró Neteyam intentando dejar de llorar, separándose de su hermano pequeño.

-No, algo así,  jamás te había visto llorar tanto, ni si quiera cuando casi te mueres. - dijo Lo'ak ahora más preocupado por ver a su hermano así,  jamás lo había visto tan mal y eso que iban juntos a casi todos los lados cuando eran pequeños. - eres la persona más fuerte que conozco, si tú lloras no es por nada Neteyam, me estás preocupando de verdad, dime que pasa, seguro que podemos arreglarlo juntos, vale que no sea un genio, pero seguro que entre los dos encontramos la forma

Lo'ak tomó  la su hermano de los hombros

-Estoy aquí Neteyam, no tienes que hacer esto solo, dime lo que pasa y podré ayudarte

-Yo... - dijo Neteyam, entonces entró su abuela en la tienda, así que Neteyam rápidamente se secó las lágrimas,  se levantó sonriendo a su abuela como buenamente podía,  se puso la prenda de olo'eyktan y salió de la tienda forzando una sonrisa.

La abuela no dijo nada y miró a Lo'ak. Lo'ak miraba a su hermano, ahora entendía porque su hermano se enfadaba cada vez que le decía lo de que él no podía ser el hijo perfecto como Neteyam. Ahora se daba cuenta de que su hermano sufría por sus propios problemas y de los cuales él todavía desconocía.

La Ira Del BosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora