P2. Capítulo 4

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Lewxka al oír  la palabra esposo, miró a los otros na'vis de su tribu, ese dato era bastante relevante a la hora de llevar a cabo sus planes.

Neteyam, miró a los otros onatikayas y les hizo un gesto.

-Llevarlos al asentamiento y encadenazlos con las esposas. Serán nuestros prisioneros ahora.

Los otros obedecieron al instante, atraparon a los intrusos y los llevaron al asentamiento.

Neteyam se quedó atrás  y miró a Aonung, enfadado, muy enfadado de hecho.

- ¿Qué es lo que no entendiste de quedarte vigilando? ¿Es que hablo en otro idioma? ¿Por una vez podrías intentar hacerme caso? - Le mira serio- yo soy el olo'eyktan, y hasta que me muera sigues a mis ordenes, así que más te vale hacerme caso, o te arranco la trenza. ¿Entendido?

Aonung le miró a los ojos intentando sostenerle la mirada, pero al final se rindió.

-Está bien, está bien... -sé va de allí  murmurando- cómo se le ha subido a la cabeza tanto lo de ser el líder...

Neteyam al oírlo, le miró  mal.

-Serás cara dura, eres tú el único inconsciente aquí, que haces lo que te sale de los huevos. Pero no te preocupes eh, haz lo que te dé la gana, cuando te maten, ya me contarás que tal - salió  de allí  molesto y volvió al asentamiento.

Aonung se quedó  sorprendido por lo que le dijo Neteyam, jamás había sido tan borde con él y menos tan brusco. No dijo nada para no empeorar más  las cosas, y luego volvió al asentamiento.

Cuando ya estaban todos allí reunidos, habiendo atado a los prisioneros, entre Neteyam y los na'vis decidieron hacer guardias para vigilarlos.

Cuando llegó  el turno de Neteyam, ya era se noche, estaba sentado junto a una hoguera, afilando una daga en silencio, de vez en cuando los miraba mientras  los otros solo hablaban entre ellos, medio discutiendo.

Lewska, después  de un rato ignorandolo, mira a los otros y luego mira a Neteyam.

-¿Problemas en el paraíso?

-Eso no es de tu incumbencia. - dijo él  sin mirarla. Entonces la escuchó  reirse, la miró  mal.

-¿Qué  pasa tu amorcito no te hace caso? ¿Qué pensarán los demás de ti, si ni tu novio te hace caso? Si no lo hace él  ¿para qué lo van a hacer ellos?

-Callate... - dice mirandola serio.

-En serio, piensalo... no te toma en serio, cree que no eres lo suficientemente fuerte para ser olo'eyktan... te infravalora...

-Callate. - dijo Neteyam apretando su agarre a la daga

-No te respeta, hace lo que quiere y luego te deja viendo como el malo... ¿eso es lo que quieres que piensen de ti?

- ¡He dicho que silencio! - grita enfadado y la mira, se acerca y la toma de la trenza con fuerza amenazándola  con la daga. - Vuelve a decir algo más  y te saco los ojos

Aonung justo estaba llegando,  al ver a Neteyam con la daga se acerca rápidamente y sujeta la mano de Neteyam y le aleja de ella.

-¿Te has vuelto loco? - dijo Aonung alejándole.

Lewxka empezó a reirse un poco.

-Es ella, Aonung, no se callaba...

-Esa no es una razón  para aumentarla así, podrías meternos en grandes problemas, deja de actuar como un loco.

Cuando Aonung dijo eso, Neteyam le miró  sin poder creer lo que estaba diciendo, luego se apartó de él dolido.

-Vete, ¡Fuera de aquí! NO VUELVAS - dijo Neteyam enfadado, y dolido.

Aonung le miró alzando las cejas.

-¿Qué cojones te pasa Neteyam? Esta mañana estábamos bien, solo he cometido un error no es para que derepente te pongas así,  sabes, no todos somos tan perfectos como tú

Neteyam le miró y se acercó a él  molesto apretando los puños.

- Yo al menos soy capaz de ver un poco más allá de mi mismo, no como tú que haces siempre lo que te sale de los cojones, ojalá te hubieras quedado en tu casa, aquí lo único que haces es ponerme en evidencia todo el tiempo.

-Ala, pero que cara tienes, eres tú el que solo mira por si mismo, todo el rato yo quiero esto, ay, qués que yo..  yo yo yo - dijo Aonung molesto

-Pudrete Aonung - le amenaza con la daga- vete de aquí y no vuelvas, como te vea aquí en los próximos minutos, te encadeno también  y luego te doy de comer al thanator. - Dijo muy molesto .

Lewxka y los otros na'vis de las cenizas se miraban sonriendo levemente,  habían logrado su primer objetivo. El caos ya estaba empezando a resurgir entre los omatikaya, con un líder resentido, pronto conseguirían que entraran en guerra y finalmente podrían hacerles  ver como culpables de todo eso. Teniendo un líder débil, sería  aún más  fácil conquistar el territorio y someterlos.

Aonung miró a Neteyam a los ojos, molesto, pero también triste por las cosas hirientes que le había dicho Neteyam.

-Bien, si tanto te estorbaba podrías habérmelo dicho... - dijo Aonung y luego salió de allí

Neteyam le miró irse aún  con la daga en la mano, al darse cuenta de lo que había hecho, sin querer soltó la daga dejando que esta cayera al suelo.

Miró a otro lado en silencio, luego se dio la vuelta y miró a Lewxka serio.

No dijo nada más en toda la noche, se quedó vigilando. Preguntándose donde estaría Aonung y que haría ahora para arreglar todo lo que le había dicho si es que era posible.

Lewxka intentaba seguir con sus juegos, intentando sacar ese lado de Neteyam que tan escondido tenía. El resentimiento, el dolor, el enojo...

Neteyam rezó toda la noche para no escucharla, rezaba y rezaba, porque eso era lo único que le mantenía cuerdo en ese momento, o al menos lo convertía en el monstruo que Lewxka quería crear.

Aonung por su lado, había  ido a buscar su ikran, había recogido todas sus cosas, dolido. Se subió al ikran y salió de allí. Nunca debió irse de su hogar, lo hizo solo por Neteyam, y ahora sé daba cuenta del estúpido error que había  cometido.

Aonung no miró atrás, solo se fue volando por el horizonte.

La Ira Del BosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora