P2. Capítulo 20

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-Unos cuantos animales de los vuestros no nos Dan miedo- dijo Zilaw. - Van a arder en el infierno tan pronto como arrasemos con este bosque y cuando lo hagamos espero hacerlo con todos vosotros dentro.

Neteyam que tenía la cuerda del arco ya tensada, cansado de escucharle  soltó  la flecha sin previo aviso, dándole a Zilaw en el pecho, este le miró aturdido unos segundos y luego se desplomó al suelo. Los otros al ver los sucedido pronto se abalanzaron sobre el thanator y Neteyam.

Neteyam tomó su daga rápidamente del suelo y empezaron a pelear como buenamente podían. Neteyam ya sabía que había dos opciones, o que todo fuese bien y saliese solo con alguna herida en el mejor de los cosas... o que muriera allí y nadie lo supiese. En cualquier caso, le daba igual, no iba a huir.

Durante la pelea, le golpearon, le hicieron cortes y estaba bastante malherido. Entre él y el thanator acabaron con el último.  Sabía que habrían más en el  asentamiento. Neteyam estaba adolorido pero con los nervios y la preocupación,  apenas se daba cuenta de sus heridas y de lo grave que estaba.

Se subió al thanatorby rápidamente fue al asentamiento, no tenía tiempo que perder. Se colocó depie en el thanator, con su arco en la mano, preparándose con una flecha, cuando llegaron allí, vió  a muchos omatikayas muertos... otros luchando por sus vidas. Neteyam al ver eso, bajó al suelo con el arco en la mano y rápidamente fue a ayudar a un guerrero malherido en el suelo, al que estaban apunto de matar los enemigos.

Tomó su arco y dio al otro con él en la cabeza dejándolo inconsciente, después  levantó al hombre y le sacó de allí rápidamente. Luego de esconderlo, volvió con el resto y siguió luchando.

En un momento dado, justo después de haber matado a uno de los enemigos, Aonung, le llamó,  levantó la mirada para ver que pasaba y justo entonces un flecha se le clavó en el abdomen, miró al flecha fijamente por unos segundos haciendo una mueca. Después  colocó las manos sobre la flecha. El veneno empezaba a moverse por todo su cuerpo, provocando que se sintiera mareado.

Era tal y como en la pesadilla de Aonung, Aonung al ver eso se quedó pálido.

-No... - murmuró- no por favor- se acercó rápido a donde estaba Neteyam y le sujetó para que no se cayera al suelo.

-No me encuentro... bien... - murmuró Neteyam y miró la flecha, entonces intentó sacársela  pero ya estaba débil.

Neteyam cerró los ojos unos segundos,  tomando aire.

-Tranquilo, te sacaré de aquí -dijo Aonung preocupado y asustado.

-No, yo no voy a ningún lado... - dijo Neteyam, luego agarró la flecha, se concentró y con toda la fuerza que le quedaba en sus manos, se arrancó la flecha, después  puso su mano en la herida para taparla.

Aonung al ver la sangre, fue rápidamente a buscar un trozo de tela.

Neteyam tomó su arco de nuevo con la mano libre.

Aonung volvió y le tapó la herida con unas vendas, en ese momento se acercó  uno por detrás de Aonung para clavarle una daga, entonces Neteyam apartó a Aonung empujandolo al suelo y luego se agachó  deslizando la pierna por suelo de modo que el da provocando que se caiga. Neteyam le quitó la daga y con esa misma se la clavó al otro en la cabeza varias veces para asegurarse de que no seguía con vida.

Después sin fuerzas se quedó sujetandoae de la daga tomando aire, tenía las manos llenas de sangre pero sabía que esto no había  terminado.

Se levantó como pudo medio tambaleándose y miró a Aonung, entonces se acercó y le ayudó a levantarse del suelo. Aonung le miró en silencio.

Neteyam empezaba a notar un calor que recorría todo su cuerpo, a causa del veneno, notaba como sus fuerzas se iban diluyendo poco a poco. No tenía tiempo que perder, así que dejó a Aonung atrás, entonces llamó a su ikran, había que apagar ese fuego como fuese así que tomó unos cubos que había  por allí y luego de subirse al ikran con el arco fue a buscar agua,  había que extinguir el incendio antes de seguir luchando por un sitio que acabaría convertido en cenizas.

Aonung le miró irse, preocupado pero luego siguió luchando cómo los demás.

Neteyam ya estaba en el río  llenando los tubos, le el veneno ya la había empezado a hacer que viera borroso.

Su ikran, antes de que Neteyam se desmayara, le sujetó y luego empezó a rugir como pidiendo ayuda para su jinete.

Neteyam estaba inconsciente.

A la llamada del ikran acudió el thanator, pero no solo eso sino viperlobos,  direhorses, atokirinas, hexápodos  y titanitheros cabeza martillo.

Todos estaban allí alrededor de ellos.  Las atokirinas se posaron alrededor del cuerpo de Neteyam.

Mientras tanto, en el asentamiento, caza vez había más bajas de los omatikaya, todo parecía estar yéndose al traste.

Mientras tanto,  Neteyam empezó a despertarse poco a poco, aturdido y sintiéndose mareado. Al ver allí a todos esos animales, se sorprendió un poco, luego miró a las atokirinas no entendía nada de lo que estaba pasando. Miró a su ikran y le dio las gracias con un gesto.

-Debemos volver...- dijo Neteyam tomando los cubos de agua subiéndose al ikran, los animales allí presentes, se acercaron al río y tomaron agua con sus bocas entonces miraron a Neteyam esperando a que los guiara.

Neteyam al ver eso miró unos segundos al cielo, la gran madre después de todo, si le había escuchado.

Neteyam hizo una señal a su ikran y alzaron el huelo, siendo seguidos por los otros animales desde el suelo.

La Ira Del BosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora