Vendajes rojos
Garu se encuentra entrenando, yendo de un lado al otro del dojo mientras que el entrenador Chang le ordena rápidamente que haga diferentes ejercicios.
-Puedes descansar un poco-dice el entrenador Chang.
El ninja en entrenamiento se detiene, cansado. Sus manos arden así que al observarlas, nota que sus vendas se habían roto y sus manos se lastimaron un poco.
-Ya no tengo vendaje, Garu, será mejor que terminemos el entrenamiento por hoy-menciona el entrenador Chang al ver los vendajes rotos del ninja.
-Está bien-Garu se quita el restante del vendaje para lavar sus manos. Debería cuidarse las manos y hacer calentamientos para que no se le hinchara.
-¡Ya llegué, papá!-se escucha la voz de Ching entrando al dojo.
-¡Garu!-dice Pucca emocionada y se acerca rápidamente al chico para abrazarlo.
-Hola, Pucca. Hola, Ching-Garu sonríe a medias alejándose de Pucca.
-¡¿Qué te pasó?!-Pucca se altera al ver sus manos rojas y las toma para obsérvalas con cautela.
Garu se sonroja ligeramente, sintiéndose un poco tonto por ello, pero termina por soltarse con disimulo para carraspear y controlar su corazón desbocado.
-Mis vendajes se rompieron, debo conseguir unos nuevos-dice él sin mirar a la pelinegra.
-¡Te puedo ayudar!-Pucca sonríe emocionada y lo toma de la mano para jalarlo con ella.
-¡E-espera!-habla el ninja intentando seguirle el paso y despidiéndose como puede de Ching y el entrenador Chang.
-¡No seas lento!-Pucca ríe correteando hacia el restaurante.
El pelinegro intenta seguirle el paso, pero tropieza cayendo al suelo y golpeándose la cara.
-¡Garu!-Pucca se preocupa acercándose a él y levantándolo para examinarlo. Se había raspado un poco la cara-Lo siento-sus ojos se cristalizan.
-D-descuida, estoy bien-dice Garu sobándose el rostro. En realidad le duele mucho.
Pucca observa el rostro de su amigo, su piel pálida resalta la imperfección que ella había causado por culpa de molestarlo, ahora tenía un raspón en el rostro y las manos lastimadas.
-Lo lamento mucho, Garu-la pelinegra comienza a sollozar
-¡¿Eh?!-Garu se sorprende, olvidando por completo el dolor en su cara y manos-No, no, no llores-se altera un poco, no sabiendo qué hacer.
-Te lastimaste por mi culpa-Pucca llora con fuerza, llamando la atención de algunas personas que van pasando.
-No, no-Garu intenta calmarla de forma inútil, comenzando a mirar hacia los lados. Temía que los aldeanos de Sooga pensaran que él la hizo llorar-Tranquila, que estoy bien, es solo un raspón inofensivo-sonríe un poco.
Pucca intentan controlarse, pero es inútil, sabe que Garu solo intenta hacerla sentir mejor por culpa de las personas que se quedan observándolos.
El ninja muerde su labio, mirando hacia todos lados y antes de si quiera arrepentirse o que su timidez le ganara, acerca a Pucca hacia su pecho, abrazándola y escondiendo su rostro en su cuello, haciendo que ella poco a poco dejase de llorar.
-No me gusta que llores-murmura el chico en su oído cuando la escucha calmada.
La pelinegra se aleja, sonriéndole con dulzura, provocando un sonrojo en las mejillas del chico, solo que esto no impide que limpie sus lágrimas con delicadeza.
-Nos están viendo todos-murmura Garu avergonzado al escuchar murmullos de ternura hacia ellos.
-Vámonos-Pucca ríe un poco y se levanta para cargar a Garu entre sus brazos y así correr al restaurante.
-¡¿Qué haces?!-Garu se siente avergonzado. Lo normal es que él cargue a la chica, no la chica a él.
-Soy más fuerte de lo que crees-ella sonríe guiñándole un ojo-Además no quiero que te lastimes de nuevo.
Garu se tapa el rostro con las manos, sintiéndose apenado, pero al mismo tiempo, su corazón late con fuerza, sintiéndose vulnerable y maravillado al mismo tiempo.
Esa chica revuelve sus emociones todo el tiempo.
-Listo-menciona Pucca cuando llegan al restaurante y al estar en la entrada, lo baja-Me esperas en el sofá-dice la pelinegra cuando ambos entran.
Garu simplemente asiente, haciéndole caso. El olor del restaurante le abre el apetito, por lo que por un segundo quiere sentarse en una mesa para pedir algo de comer, solo que Pucca se le adelanta llegando con un par de vendas rojas.
-¿Rojas?-Garu la observa con confusión.
-Sé que es tu color favorito y quise hacerte un detalle-Pucca sonríe y toma la mano de Garu para comenzar a vendarla con delicadeza y de manera muy torpe.
-Las vendas de colores no son muy comunes, ¿dónde las conseguiste?-pregunta curioso el pelinegro.
-Oh, las hice yo-Garu la observa con sorpresa y ella le sonríe-Digamos que tengo múltiples talentos-le guiña un ojo.
El chico se sonroja, encantado por el regalo, nunca pensó que se tomaría tal molestia por él.
-Listo... o algo así-Pucca sonríe apenada. Debía perfeccionar el colocar vendajes.
-Luego lo arreglo, tranquila-el chico sonríe, mirando sus manos vendadas de manera muy torpe, pero al mismo tiempo, le pareció un gesto muy tierno-Gracias por el regalo.
-No es nada y lo sabes-Pucca le da un rápido beso en las mejilla, justo en su herida, paralizándolo por un segundo y haciendo que se sonroje-Espero que con eso no te duela.
-¿Q-quieres comer algo?-intenta cambiar de tema para no volverse un tomate humano.
-¡Claro!
-Yo invito entonces-el ninja se levanta del sofá para dirigirse a una mesa seguido de Pucca.
-¿Es una cita acaso?-Pucca le sonríe de forma picara, jugando un poco con el ninja.
Garu se detiene por un momento, pensando en las palabras de la pelinegra. Luego de caer en cuenta, sonríe observándola con determinación.
-Es una cita.
Hello lokos del mundo!!! este especial es explicando el por qué Garu es el único ninja con vendaje de colores, espero les guste tanto como a mi. Esto explica un poco por qué él es tan quisquilloso con su vendaje (al menos en mi historia)
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Ella es mi novia
FanfictionTodo transcurre como normalmente en la aldea de Sooga; pero cuando un visitante inesperado decide visitar a su primo Tobe, las cosas se vuelven un poco interesantes, en especial para la querida chica de dos chongos negros. Nota: Esta es una historia...