Part. 59 (Quiero recuperarla)

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Yum

-¿Por qué nos detenemos?-pregunta el ninja blanco impaciente cuando el tren se detiene en medio de la nada.

A su alrededor los murmullos de los demás pasajeros no se hacen esperar y su impaciencia va en aumento.

-Cálmate Yum, recuerda todo lo que te enseñaron-se dice en voz baja comenzando a controlar su respiración para mantener la calma como un buen ninja debe hacer.

-Lo lamentamos pero el viaje se retrasará un poco, nos hemos quedado sin combustible y tardarán un poco en traernos. Por las molestias ocasionadas la comida que quieran va por nuestra cuenta. Que tengan buen día-anuncia uno de los revisores del tren.

-¡¿Cómo que tardaremos más?!-Yum se levanta del asiento alterado.

Todos los pasajeros miran al ninja mientras murmuran con temor, la catana en la cadera del ninja se deja ver con facilidad y esto altera un poco a los pasajeros.

-Debe calmarse si no quiere que lo bajemos del tren, está alterando a los demás pasajeros-dice el recolector con calma sabiendo controlar ese tipo de situaciones.

Yum observa a su alrededor notando los rostros de miedo de los demás así que decide respirar profundo y relajar su postura demostrando que no es una amenaza.

-Lo lamento, me alteré. Es que quiero llegar pronto a mi destino-el ninja suspira frotando sus ojos para calmarse un poco y mirar nuevamente al recolector-¿Qué tan lejos están las provisiones?

-Un poco lejos, en la aldea que pasamos hace unas horas-anuncia el recolector mirando con cautela a Yum.

-Soy un ninja profesional entrenado, mi velocidad y fuerza son suficientes para traer las provisiones lo antes posible. Solo anúncieme y estaré acá antes del tiempo estipulado-el ninja da un paso al frente colocando una mano en su pecho.

-Son muchos kilómetros ¿está seguro?-el colector lo observa con duda.

-Muy seguro-Yum se dirige a la salida del tren y decide emprender su marcha rápida.

Su experiencia como ninja y su duro entrenamiento le dejaba recorrer largas distancias a máxima velocidad y sin cansancio, solo esperaba que fuera suficiente para emprender rápido el camino a Sooga, sino, tendría que recorrer el duro camino por su cuenta, tal y como antes lo hacía.

Pucca

Ching y Pucca se encuentran caminando por la aldea, el rebullicio entre los habitantes es un poco abrumador y la cantidad de personas extrañas que se encuentran en la aldea de Sooga las hace sentir incomodas.

-No había visto nunca tantas personas en Sooga-menciona Ching mirando hacia todos lados.

Pucca hace un asentimiento con la cabeza y rápidamente pone su brazo frente a Ching para que se detenga, evitando así que un grupo de personas que corre en alguna dirección chocara con ella.

-Gracias por eso Pucca-Ching suspira aliviada-¿Es que ninguno de los visitantes sabe lo que es tener cuidado?

La pelinegra pone mala cara pero antes de que ambas amigas emprendieran su marcha para refugiarse al bosque de bambú, unas hojas que caen frente a ellas llaman su atención.

-¿Qué es eso?-pregunta Ching mirando el árbol frente a ellas pero parece muy tranquilo.

Pucca se queda observando con cautela la copa del árbol pero antes de que las amigas ignoraran el incidente, Garu sale desde la copa del árbol atrapándolas y llevándolas con él con rapidez.

-¡Qué susto me diste!-se queja Ching cuando ya ambas se encuentran sentadas en una de las ramas del árbol junto con Garu.

-¿Qué haces aquí escondido?-pregunta Pucca mirando a Garu con confusión.

Ella es mi noviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora