Part. 68 (Amor o deber)

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Pucca

Finalmente la nube los deja a los 2 en un pequeño pueblo en Japón.

Los dos chicos se bajan observando el camino de flores de cerezo que hay a los alrededores y respiran el aire fresco del lugar. No es para nada parecido al ajetreado Tokyo al que alguna vez fueron.

-¿Iremos primero a recoger lo que sea que quiera el Maestro Soo?-pregunta Pucca ansiosa por conocer ese pequeño pueblo.

-Sí, así no nos perderemos. Luego recorreremos un poco el lugar-Garu sonríe, también ansioso por pasar un tiempo a solas con su querida Pucca.

La nube los guía a una pequeña casa típica del Japón antiguo, parecido a un templo y allí los espera el Maestro con una pequeña caja de madera.

Garu hace una reverencia en forma de saludo y el maestro hace lo mismo.

-¿Esto es para el Maestro Soo?-pregunta Garu tomando la caja con curiosidad entre sus manos.

-Sí, cuida mucho esa caja y entrégale este pergamino-el Maestro entrega un pedazo de papel enrollado al ninja-Es información importante que debe ser resuelta lo más pronto posible.

-Lo haré-dice Garu inclinándose nuevamente y la nube los aleja del lugar. El ninja mira los objetos entre sus manos con curiosidad.

-¿Entonces volveremos a Sooga?-pregunta la pelinegra un tanto decepcionada.

-No-Garu sonríe un poco mirando a su compañera-Te dije que nos divertiríamos y eso haremos. La información del maestro Soo puede esperar un poco.

Pucca sonríe ampliamente, contenta por la decisión del ninja y ansiosa por conocer el lugar.

Más tarde

Los 2 habían recorrido el pequeño pueblo encima de la nube que era una novedad entre los habitantes del pequeño poblado.

Pucca cargaba un traje típico del país y Garu sonreía cuando le estaban enseñando a bailar una danza con abanicos. El lugar era relajado durante el día pero al caer la noche, un festival de fuegos artificiales se hizo presente en medio del poblado, logrando que la pareja quedara en medio, observando el espectáculo de bajo de los árboles de cerezo y en lo alto de la nube.

Pucca estaba maravillada, el día había sido simplemente perfecto, comiendo comida deliciosa y aprendiendo cosas nuevas, pero sobre todo, con Garu, verlo sonreír y reírse es un espectáculo para su vista. La hace sentir muy cómoda su compañía.

El ninja observa a Pucca por el rabillo del ojo. Sus ojos brillan ligeramente a pesar de lo pequeños que son pero el reflejo de los fuegos artificiales los hace brillar. Su cabello está amarrado en un moño que hace juego con su kimono y le da un aire tierno.

El pelinegro sonríe, sabiendo que el día había sido perfecto, habían pasado un agradable tiempo juntos sin interrupciones y sin meteduras de pata por su parte.

Su ánimo desvanece cuando cae en cuenta que siendo esa situación en el pasado, Pucca estaría dándole besos y recostando su cabeza en su hombro mientras miraban los fuegos articules, pero no, en ese caso era todo lo contrario, estaban lejos física y emocionalmente, y todo por su culpa.

-Garu-Pucca habla en tono preocupado-¿Qué tienes?-lo toma de las mejillas mirándolo con preocupación.

El ninja tenía lagrimas traicioneras surcando sus mejillas, no lograba detenerlas y no sabe en qué momento comenzó a llorar.

El chico solo aparta las manos de su amada de su rostro, sintiéndose más débil con su contacto y limpian sus ojos con los vendajes en sus manos.

-Debemos irnos. No quiero que tus tíos se preocupen-dice finalmente el ninja haciendo que la nube se movilizara de nuevo a Sooga.

Ella es mi noviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora