En busca de la Fuente

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Cuando salieron a la superficie, la azor ya había acabado con sus perseguidores. Habían necesitado agrandar el agujero y retirar algunos escombros. Mientras lo hacían, ella vigilaba desde el cielo, dándoles información de los numerosos perdidos que hibernaban entre las ruinas.

Decidieron empezar a eliminar seres corrompidos poco a poco, pues necesitaban ir limpiando el lugar para seguir con sus planes. No querían llamar la atención demasiado pronto. Solamente lo harían si lograban lo que habían ido a buscar, ya que así podrían despistar a sus enemigos. De todas formas, sabían que igual ya estaban sobre aviso, al haber eliminado a la sombra.

El problema más grave eran los más de dos docenas de perdidos de nivel entre 91 y 94 que habían formado la guardia personal de la desaparecida sombra. Estaban juntos en un recinto cerrado, y eran dirigidos por dos centauros corrompidos, por lo que contaban con cierto nivel de inteligencia. Además, no sabían si había más que la azor no podía ver desde el cielo.

Si bien la corrupción había dañado sus mentes, los centauros estaban muy por encima de otros seres corrompidos. Incluso podían darles órdenes, aunque tenían que estar muy cerca de ellos.

Maldoa era la clave para su misión. En la ciudad, había habido una Fuente, lo que podría definirse como una versión débil de un Origen. Su influencia es menor, y la dimensión que ocupa mucho más pequeña. A pesar de ello, ésta en concreto tenía una particularidad muy importante que era vital para su misión.

Es cierto que había serias dudas sobre su viabilidad, pero cierta aprendiz de profetisa había mostrado un profundo interés cuando se había mencionado. Que lo hubiera hecho hablando en sueños no le restaba importancia, más bien al contrario.

Tenían que comprobar si era operativa, o si era posible restaurarla si no era así. De todas formas, el problema más importante era encontrarla.

Antes de partir, las dríadas habían informado de su existencia y ubicación. De hecho, habían hablado de más de una, pero ésta era la más cercana. El mayor problema residía en que tan sólo sabían que estaba dentro de las murallas de la antigua ciudad. No tenían ni idea de exactamente dónde.

En circunstancias normales, no hubiera sido un problema. La Fuente hubiera estado conectada a otras Fuentes y Orígenes, además de ser fácilmente percibible a bastante distancia.

Sin embargo, las condiciones no eran normales, la corrupción lo había cambiado todo. Las conexiones habían sido rotas, y el miasma interfería con el aura de la Fuente. La drelfa necesitaba estar muy cerca para sentirla.

Así que Goldmi, la lince, la kraken y Menxilya fueron siguiendo a la drelfa para protegerla mientras recorría la antigua ciudad. Toda la concentración de Maldoa estaba en hallar el rastro de la Fuente, así que no podía prestar atención a posibles peligros.

Siguieron el camino abierto por Eldi y Gjaki, con la ayuda de la arquera desde la distancia, y el ave albina desde el cielo.

La felina se limitaba a estar atenta, sobre todo al suelo. Algunos perdidos estaban enterrados, y tardaban en asomarse a la superficie, habiendo sido dejados atrás por la vanguardia. Se encargaba de ellos antes de que molestaran a la drelfa.



Habían recorrido casi todas las ruinas de la ciudad, incluido el perímetro exterior, pero no habían encontrado nada. A excepción de perdidos, claro, que habían sido debidamente eliminados. Al ir atrayéndolos poco a poco, sin un general y con una importante diferencia de nivel, el peligro para los vivos había sido más bien bajo. Por no hablar de que muchas veces los seres corrompidos ni siquiera tenían la oportunidad de intentar atacar.

Tan sólo quedaba una zona en el centro por revisar. Entre esas ruinas, se adivinaba lo que había sido algún tipo de palacio fortificado.

Parte de sus murallas estaban en pie, por lo que sus ocupantes no habían descubierto lo que ocurría fuera. Los invasores se habían asegurado de bloquear su visión en cuando pasaban frente a grietas.

Aquel había sido el lugar elegido por la desaparecida sombra, reclamando su trono en la torre más alta que seguía en pie, o al menos parte de ella. Por ello, su guardia personal se encontraba en esa ubicación.

–Si aún existe, tiene que estar dentro– aseguró Maldoa.

–Ya es casualidad– suspiró Eldi.

–No tanta. Si no se controla su aura, las Fuentes interactúan con la vegetación, haciéndola más exuberante. No es raro que palacios se construyan donde están si tienen la oportunidad, aprovechando su aura para sus jardines– explicó la drelfa.

–Bueno, ya es lo normal, dejar lo mejor para el final– sonrió la vampiresa con cierta excitación. Parecía ansiosa por empezar la batalla.

–Es incorregible– suspiró Goldmi, como si realmente se sintiera impotente.

–Ya hace tiempo que sabemos que no tiene remedio– la apoyó la medio dríada.

Gjaki las miró haciéndose la ofendida, y luego a Eldi, extrañada. Era raro que no hubiera aprovechado también para meterse con ella. Se encontró con que estaba estudiando con atención las ruinas.

–Si yo soy incorregible, ¿qué es él?– lo acusó.

–Ja, ja. Él está a otro nivel. No vale la pena calificarlo– rio la elfa.

–Realmente no exagerabais– se mostró sorprendida Maldoa.

–Os estoy oyendo, ¿sabéis?– se quejó él.

––¡Ja, ja, ja!–– se rieron todas, incluida la niña. No sabía de qué iba, pero parecía divertido.

–¿Qué tiene de especial?– se interesó la arquera unos momentos después.

–Se parece a Filjobnar– informó el alto humano.

–Oh... Pues... Ahora que lo dices...– asintió la vampiresa.

–¿Estás insinuando que...?– dejo Goldmi la frase inacabada.

–Exacto, podría funcionar el plan D si usamos a Maldoa– confirmó él.

–¡Sería perfecto! Siempre he querido hacerlo en persona– se deleitó Gjaki.

–¡Me apunto!– exclamó Goldmi.

–¡Yo también!– la imitó Menxilya, por mucho que una vez más no supiera de qué iba. Bueno, presuntamente. Es difícil de decir lo que sabe o intuye una aprendiz de profetisa.

–Sé que lo hacéis a propósito. Explicadme de una vez que es lo que estáis tramando– exigió la drelfa. A dos de ellas las conocía de hacía mucho tiempo.

Sus amigas se burlaron y rieron un poco más, aprovechando la situación. Finalmente, decidieron satisfacer la curiosidad de Maldoa. Al fin y al cabo, la medio elfa tenía un papel muy importante en el plan.

–Verás...– empezó a explicar Goldmi.

Regreso a Jorgaldur Tomo V: Reencuentro (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora