En el lago (II)

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–¡Ja, ja, ja! ¡Desesperad! ¡Nunca me alcanzaréis aquí!– se burló el vampiro, visiblemente desquiciado.

Tras el tercer intento, Eldi había dejado de disparar. Era necesario prestar atención a los seres corrompidos que se acercaban. Venían incluso desde el lago. Aunque les era difícil salir, algunos atacaban a rango. Proyectiles tan inocuos como el agua podían ser peligrosos cuando estaba llena de miasma.

–Ya están aquí– suspiró aliviada Goldmi, lanzando las semillas que había recogido al germinar las plantas.

La vegetación iba creciendo en su dirección, pero haría falta tiempo para que llegara, algo que no les sobraba. Necesitaban crecer y dar semillas para expandirse.

Inmediatamente, empezaron a geminar las semillas lanzadas por Goldmi. Pronto, tendrían refuerzos en forma de plantas, además de que el miasma empezaba a purificarse a su alrededor. Aunque no sobre ellos. La Tierra Consagrada ya se había encargado de hacerlo.

–¿Qué está pasando? ¿El agua...?– se sorprendió Eldi, mientras reponía las lanzas.

Las había clavado con Aguantar tras un Muro de Tierra, y un par de perdidos se habían quedado empalados en ellas. Los que intentaban rodear el muro, se habían encontrado con un Abismo. Una vez retenidos y empujados al centro de la habilidad de hacha, un par de X los habían seccionado.

–Ni... idea– se asombró Goldmi.

La elfa podía intuir las intenciones de las dríadas, pero aquello se le escapaba. Se suponía que no eran capaces de afectar el agua, pero ésta estaba siendo purificada. El color sucio estaba tomando una transparencia sólo empañada por la corrupción del fondo.

–Sea lo que sea, es bueno. Si nos dejan de molestar los del agua, será más fácil– añadió Gjaki.

Mientras, un tentáculo fue Alargado y metido en el agua. La kraken lo movió un poco alrededor, hasta que estuvo satisfecha.

–Hermanas, agua limpia. Voy dentro– se impulsó sobre sus otros tentáculos

La elfa no tuvo tiempo de reaccionar antes de escuchar el chapoteo al entrar en el agua. Inmediatamente, la kraken empezó a recuperar su tamaño real, creciendo a medida que la purificación del agua avanzaba.

El agua corrompida resultaba corrosiva y desagradable, pero no tanto como para no poder meter los tentáculos por un momento, agarrar algunos perdidos acuáticos, y estrujarlos hasta que simplemente desaparecían. Los habitantes del lago, por muy corrompidos que fueran, no eran rivales para una kraken que había recuperado la mitad de su tamaño.

Entintó una zona un poco más alejada, desde donde unos peces estaban lanzando chorros de agua. Aquello los cegó, y los entretendría por un rato. Esperaba que hasta que el agua purificada llegara hasta ellos.

Los más cercanos que no habían sido atrapados por los tentáculos arremetieron contra ella, propulsándose con sus colas. No obstante, el cuerpo de la kraken se tornó Resbaladizo, por lo que sus ataques tuvieron un resultado más bien decepcionante. Además, no tardaron mucho en ser atrapados por los poderosos tentáculos.

Desde el agua y con el cuerpo cada vez más cerca de su tamaño original, la kraken podía ejercer casi todo su poder, incluso en la orilla. Sus enormes tentáculos barrieron a los perdidos cercanos, trayéndolos al agua, donde eran presa fácil para ella.

Al darse cuenta, Eldi colocó varios Muros de Roca para dirigir a los perdidos cerca de la orilla, a la vez que Propulsaba hacia el lago a los que tenía la oportunidad. Además, aprovechó que un tentáculo estaba cerca para añadirle algunas bendiciones, como ya tenían la lince, la azor, Goldmi, Gjaki o él mismo.

–Eldi bueno. Aún más fuerte ahora– se alegró ella.

Goldmi se acercó también al agua, protegida por su hermana y las plantas. Allí, podía ejercer con más tranquilidad su poder, no teniendo que preocuparse de defenderse, de cambiar a espada y daga. Aunque podía luchar a melé, era más eficiente dando soporte a sus compañeros.

Como el rinodrilo que tropezó al ser Obstaculizado por unas raíces cuando trataba de embestir a Eldi. Un tentáculo se lo llevó al agua tras recibir el aviso de su hermana.

O un reno corrompido, que perdió de vista a la vampiresa al ser atravesados sus ojos. Ésta empujó las flechas aún más adentro, habiendo aprovechado la ocasión para coger un martillo. Le encantaba hacerlo de vez en cuando.

En cuanto a la lince, avisada por su hermana, se detuvo un momento para dejar que una Flecha Tosca chocara contra la pata de un caballo corrompido, desestabilizándolo. Aprovechó para Saltar sobre su lomo, clavarle garras y colmillos.

Saltó de nuevo, esta vez sobre un caimán corrompido al que Eldi le había puesto el hacha en la boca. O la mantenía abierta, o la cerraba y se partía en dos.

Cogido desprevenido, lo remató con facilidad, mientras el alto humano sacaba una lanza y la clavaba con una Punzada Desgarradora en el pecho del caballo, que estaba distraído tratando de levantarse y perseguir a la felina. Se habían intercambiado sus rivales, confundiéndolos y tomándolos por sorpresa.

Eldi sacó otra lanza, que salió disparada con Jabalina para clavarse en el costado de un enorme loboso, que se volvió hacia él. La distracción le costó ser acuchillado en la yugular por las dagas de la vampiresa, con Puñalada Trasera incluida.

Un enorme saltamontes había venido saltando entre los otros seres corrompidos, y lo hizo ahora sobre la guerrera de sangre. Antes de que ésta necesitara esquivarlo, la azor, que lo había estado vigilando, Chocó contra él y lo envió al agua.

–Hermana, va un regalo– aviso a la kraken.

–Preferiría unos palitos de pescados– deseó ésta.

–Pídeselos luego a hermana cocinera– aconsejó la lince.

A veces, la llamaban así, medio en broma medio en serio.

–Cuando acabe esto, os prepararé lo que queráis. Haremos una fiesta con Elend y las niñas– prometió Goldmi, sonriendo y disparando.

–¡Hermana cocinera es la mejor!– la alabó la kraken.

–¡No puedes echarte atrás!– exclamó la azor.

–¡Lo prometido es deuda!– se unió la lince.

La elfa siguió sonriendo. Deseaba poder celebrarlo con sus hermanas, pero para ello tenían que vencer esa batalla y salir con vida.

Aunque el agua estaba siendo purificada, su enemigo aún era inalcanzable, y el miasma estaba siendo atraído por él, haciéndolo más y más fuerte.

Además, las partes del cuerpo perdidas se estaban regenerando, aunque ahora eran más oscuras, incluso tétricas. No parecía que hubiera carne o sangre en ellas, sólo miasma. Lo que no estaba claro era si aquello era una buena o mala noticia.

Regreso a Jorgaldur Tomo V: Reencuentro (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora