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—¡No podemos llevarla, Evan!— Su hermano lo mira realmente cómo si se le hubiera salido un tornillo. —¡No puedo creer qué siquiera pienses que es una buena idea!— Agrega cínico.

A lo que el menor rueda los ojos, bajando ambas manos a los lados de sus caderas mirados a sus dos hermanos de manera obvia.

—¡Es solo una estúpida fiesta en el barco, les aseguro que Emma va a estar leyendo uno de sus libros y hablando por celular con sus amigas y ni siquiera se va a aburrir por estar un rato sentada dentro del catamarán.— Murmura lo más relajado posible.

Era uno de los últimos días libres de su verano y habían alquilado un catamarán para usar los últimos días, y justamente esta noche se haría una increíble fiesta con las mujeres más sensuales de todo el Caribe, por lo cual ninguno de los tres se quería perder aquel acontecimiento.

Sin embargo, los tres hermanos tenían el mismo problema y era nada menos que el hecho de que tenían a su hermana pequeña de vacaciones con ellos, ¿los motivos?:

Más que simple.

Eran los únicos a cargo de ella, y si bien ya tenía sus veintiun años no podían dejarla sola en su casa de california, por eso mismo siempre que viajaban lo hacían en bloque, cómo una especie de tradición familiar, aúnque, aquello no era algo que le cayera muy en gracia a Emma, de todos modos, era lo que le tocaba por el momento y lo tenía que aceptar.

Ellos ya habían perdido mucho e intentaban mantenerse siempre unidos para no seguir perdiendo personas a su alredor.

—¡Ese es el punto, genio!— Se burla Ray, el mayor de los cuatro. —¡Que no es algo que a ella le agrade estar haciendo!— Sentencia con un suspiro, creyendo en absoluto que no es una buena idea para nada que la rubia vaya de paseo con ellos.

—Como así también que no es el mejor de los ambientes para llevarla...— Se queja Logan rodeando los ojos por lo bajo. —¡Sabemos perfectamente cómo nos ponemos en esas fiestas y qué es lo que cada uno de nosotros va a hacer!— Sisea.

Ray lo llega a escuchar y suspira pasando una mano por su cabello, claro que no eran unos santos y siempre que ellos hacían alguna fiesta había drogas, alcohol y mujeres, por lo cuál las cosas se volvían probablemente fuera de control.

Eso no quitaba que ellos no fueran responsables. Y menos para con su hermana menor.

—¡No es una niña! ¡No entiendo porque se empeñan continuamente en tenerla en una caja de cristal, estoy seguro que ni siquiera es virgen, y ese tampoco es nuestro asunto!— Se queja subiendo sus manos.

Los dos mayores se miran y es Ray quien niega con la cabeza, no queriendo saber absolutamente nada al respecto de ese tema, por eso mismo intenta dejar a un lado las insinuaciones de su hermano menor para concentrarse en el rumbo que la conversación estaba tomando.

—No puedo creer que hayas dicho eso, por eso lo voy a ignorar.— Es Ray quién suspira al responder, mientras que pone sus ojos en blanco.

—¡Por favor, es obvio!— Los mira burlones.

—Eso no cambia las cosas, Evan, sólo estás diciendo cosas ilógicas.— Se queja logan.

El menor suspira rodeando los ojos, mirando a ambos de sus hermanos realmente incrédulo por el accionar que están teniendo para con él, y esa manera de atacarlo.

—¿Entonces pretenden lanzar la moneda y ver quién se queda de niñero? ¡Genial! ¡Porque es súper divertido ser niñero de una suicida!— Se queja nuevamente Evan, quien pasa una mano por su cabello completamente furioso por la situación.

No quería perderse en absoluto la ida a aquella fiesta y usualmente por el ser el menor de los masculinos siempre solía salir perdiendo y no era algo que lo dejara muy conforme al respecto, por eso mismo no podía permitir que no llevaran a su hermanita a la fiesta.

De regreso al océano.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora