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Ray observa cómo Evan mueve sus manos de lado a lado.

Se encontraban a punto de salir de la casa, harían el mismo recorrido de todos los días, pero esta vez, habiendo tenido la posibilidad de poder cruzar las aguas fronterizas.

Se dividiran en dos equipos, Evan, y Lucius, Ray, Esteban y Logan.

—Tranquilo.— Pide.

—No me jodas.— Sisea.

Habían ganado la apuesta del juego de póker de la noche anterior, habían decidido jugar una partida y apostar, quién sería el que iría a las aguas qué aún no habían naufragado.

Ray, esta preocupado, él esta de dentro del segundo grupo y tiene pavor a cómo pudiera llegar a reaccionar Evan en caso de que todo no saliera cómo lo esperan.

Si bien, confiaba a ciegas en Lucius, no esperaba qué fuera lo mismo, no obstante, tenía que admitir qué Lucius tenía más conocimiento de aquellos desencuentros que otra cosa y lo habia logrado llevar más que bien.

—Carajos...— El mayor murmura por lo bajo apretando su entrecejo con una de sus manos.

Era inevitable no mostrarse de aquella manera y poder disimular lo inquieto que se encontraba.

—¿Estás bien?— Logan achina sus ojos.

—Si...— Miente relamiendo sus labios.

Logan, observa hacia a sus costados para corroborar qué la conversación esta siendo privada. —Ray...— Lo llama obvio.

Lucius se encuentra ingresando a la camioneta que había alquilado para poder moverse por todo el país.

Esteban, termina de cerrar la casa, y constata que llevan todo lo necesario, respecto a documentación, permisos y demás.

Su hermano mayor no hace más que negar con la cabeza, y coloca sus ojos en blanco, sabiendo que no le queda otra alternativa más que responder a dicha pregunta.

—Evan, está raro... Es algo que me tiene un poco inquieto y no puedo dejar de pensar en eso.— Suspira cerrando los ojos.

Logan mueve su cabeza lentamente hacia un costado, más específicamente en el punto en dónde se está Evan.

—¿Raro?— Suelta una pequeña risita.

Si bien, desde hace bastante tiempo todos se encontraban raros en aquel entorno, realmente la palabra que estaba utilizando, no era justamente la que él utilizaría para definir cómo es que se encontraba Evan.

—¡Evan es de todo menos una persona rara, creo que es la persona a la que más se le nota cualquier cosa que le ocurre!— Agrega divertido.

—Mas raro de lo normal, a eso me quiero referir, lo noto ansioso, pero su ansiedad es lo que me preocupa en realidad.— Suspira mordiendo su labio inferior.

Se lo veía ansioso, inquieto y bastante vulnerable.

Había una parte de él que estaba pidiendo a gritos que todo esto funcionará, qué ya no hubiera más fallas, más cuerpos inertes que no eran Jay y Emma, qué de una vez por todas el permiso que les había costado algunas semanas conseguir, en vez de meses, fuera lo que estuvieran necesitando durante todo este tiempo para rescatarlos.

No deja de tocar las cuerdas de su mochila.

Cada vez que salían en una búsqueda llevaba chocolates, unos sandwich de miga recién comprados, papas fritas, una cerveza, agua mineral y gaseosa.

Lamentablemente eran productos que terminaba comiendo luego de cada búsqueda, en silencio, con la mirada perdida en el suelo y en sus zapatos, quemando dichas calorías en entrenamiento duro y pesado.

De regreso al océano.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora