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—¡Miss universo!— Jay la llama con una media sonrisa de costado.

Emma cierra los ojos al saber de quién se trata esa voz, estando completamente avergonzada.

Todas sus compañeras de universidad se están dando media vuelta para poder observar y cuchichear en voz alta de quién es ese galán que está mencionando a su compañera.

Ella, imediatamente lo reconoce, no hace más que apretar sus labios y poner una cara de fastidio en su rostro, algo que causa realmente mucha gracia en Jay, siendo aún mucho más divertido ese juego que siempre tenían entre los dos y que por supuesto el que más disfrutaba y salía ganando siempre era él.

—No puede ser.— Murmura.

Emma niega con la cabeza en una seña de querer alejarlo y de advertirle que ni se le ocurra acercarse hacia dónde ella se encuentra, pero cuándo ve que las intenciones del mejor amigo de sus hermanos es completamente todo lo contrario, no hace más que inflar su pecho con preocupación y despedirse con una mano de sus compañeras para poder acercarse hacia él, y qué no haga una escena que la pueda dejar en ridículo y que mañana le estén exigiendo qué les cuente sobre quién es esa persona que la vino a buscar en aquella Jeep de lujo.

—¿Escapando?— Pregunta.

—¡¿No te quedó clara mi seña?— Se queja con el entrecejo fruncido.

Jay no hace más que sonreír coqueto, disfruta minuto a minuto a la desesperación que Emma parece tener recorriendo por su cuerpo en estos momentos, al sentirse completamente intimidada, y por sobre todas las cosas, invadida por el mismo.

—Hola, miss universo.— Sonríe de costado cínico.

Ella suspira.

Jay siempre solía hacer eso para dejarla en ridículo y recordarle que era una maleducada al no saludar primero a las personas por más que ella no quisiera que esas personas estuvieran frente su presencia.

—¡Hola, Jay!— Suspira.

Otra acción que logra que él suelte una pequeña carcajada mientras que muerde su labio inferior, logrando parecer mucho más sensual de lo que ya aparentemente es con tan sólo respirar.

Algo qué pone por completo los pelos de punta a Emma, quién se regaña mentalmente a todo momento al estar pensando en esos pequeños detalles innecesarios que a ella no le tienen porque interesar, o eso es en realidad lo que se intenta decir todo el tiempo, para poder entrar en razón de que no puede observar de esa manera al mejor amigo de sus hermanos.

—¡Mucho mejor, ya estaba realmente empezando a preocuparme sobre qué es lo que te enseñan en esta universidad!— Lleva una mano a su pecho fingiendo realmente sorpresa.

Emma cambia el peso entre su cadera y su pierna y lo mira moviendo su cabeza hacia un costado, siempre se manejaba con sarcasmo...

Y eso era algo que la incomodaba por completo, no era un léxico al cual ella estuviera acostumbrada a trabajar a diario y es por eso mismo que se sentía absolutamente incomoda y  sin herramientas para poder contradecir sus palabras e intentar dejarlo en ridículo.

Tampoco sabiendo muy bien porque se le ocurria dejarlo en ridículo en ciertas oportunidades, porque tampoco es que él estuviera molestando a diario.

—¿Qué estás haciendo acá?— Se queja cuándo finalmente él la deja hablar, mientras que se mantiene observándola con una mirada divertida y coqueta.

Jay finge que no entiende a qué se refiere y luego hace un gesto con sus labios demostrando que comprendió a la perfección lo que ella le está diciendo para luego chasquear los dedos y mostrar una sonrisa maliciosa.

De regreso al océano.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora